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Hasta el sol de hoy esta condición no está respaldada con ningún diagnóstico psiquiátrico. No obstante, la personalidad a la que se relaciona el síndrome de Procusto es un caso bastante real dentro de la sociedad y ha acompañado a la humanidad desde sus primeras organizaciones sociales.
Resulta más que evidente si tan solo pensamos en esa persona intolerante, egocéntrica, envidiosa y con una total carencia de empatía hacia el resto de personas.
La presencia de todas estas conductas es aún más fuerte, porque se combina con la obsesión dirigida a cualquiera que pueda destacarse dentro de su área de competencia.
Los que padecen este síndrome se enfocan en atacar y ponerle trabas a cualquiera que consideren más capaces que ellos mismos; con la finalidad de marginar e incluso expulsar a sus objetivos de determinados círculos, como por ejemplo el laboral.
¿Cuál es el origen de este término?
Esta idea no ha surgido recientemente; por el contrario, existe desde hace siglos, gracias a las acciones de Procusto; un desquiciado personaje que protagonizó uno de los relatos más siniestros de la mitología griega, que tiene su nombre como título.
Dicho personaje era específicamente un posadero de las colinas de la región de Ática. Este les ofrecía alojamiento a los viajeros, con mucha amabilidad y atención; pero bajo esa hospitalidad escondía las siniestras intenciones psicópatas.
Cuando los desprevenidos viajeros se acostaban a dormir, Procusto los amarraba en su cama de hierro inmovilizándolos y amordazándolos.
Una vez que amarraba a sus víctimas, el malvado posadero procedía a medir el cuerpo de su prisionero con relación a su cama de hierro, si la víctima sobresalía de los límites de la cama, Procusto tomaba un hacha y cortaba sus miembros hasta emparejarlos con su lecho.
En caso contrario, si la persona no abarcaba toda el área deseada; este psicópata tomaba un mazo para romperles los huesos y aplastarles la piel junto con los demás órganos hasta que cubrieran la cama por completo.
Esta macabra historia tuvo su final con la llegada de Teseo, quien castigó a Procusto con la misma penitencia que este último les impartía a los visitantes que él engañaba.
Con el mito de Procusto vemos reflejada la presión a la uniformidad que caracteriza este síndrome en cuestión; lo mismo pasa con las actitudes amables y hospitalarias que en primera instancia, imparten a su alrededor muchas personas afectadas por este síndrome, escondiendo los malestares o conflictos que realmente sienten.
Rasgos característicos de las personas con síndrome de Procusto
Para la realidad actual, debemos dejar apartada la mitología y demás aspectos de la literatura; ya que no todas las personas afectadas por el síndrome de Procusto actúan de la misma manera.
Esta es una especie de tendencia al momento de interactuar con los demás, por ende, resulta que la exposición de estas conductas previamente descritas, se presentan de distintas maneras y con mucha variedad en cuanto sus respectivos grados de intensidad.
Centrándonos en un contexto de esta magnitud: es casi seguro que nos topemos con sujetos carentes de empatía o que presenten cierta inestabilidad emocional que les empuje a responder de mala manera.
Normalmente manifiestan sus actitudes dentro de condiciones habituales, es decir, que no tienen la capacidad de controlar sus impulsos negativos; que siempre crecen con el egoísmo y la envidia hacia quienes representan una amenaza, incluso en los aspectos más insignificantes del día a día.
Un aspecto muy común en la gente con síndrome de Procusto es que tienden a socializar de buena manera en pro de agradar a otros; siempre con el objeto de predominar como emisores en la comunicación que entablen con los demás.
Otro punto importante que debemos tomar en cuenta es que hay personas con este síndrome capaces de llegar más allá de los aspectos mencionados; actuando de forma aparentemente más pacífica. Por suerte se trata de una minoría. No obstante, resulta conveniente poder identificarlas rápidamente debido a peligrosidad latente.
De llegar a sentirse demasiado amenazados por algún compañero o amigo, podrían descargar todo su odio en esa persona; poniendo todo de si, para hacerle la vida imposible a su víctima. Por tal motivo es muy frecuente que busquen aliados, aunque no sean personas compatibles con todas sus actitudes, lo importante es que recibir ese sentimiento de seguridad.
¿Cómo deberían comportarse nuestros hijos al interactuar con personas afectadas por el síndrome de Prcusto?
Es probable que en este momento; ya haya pasado por tu mente, alguna persona que posee varias o incluso todas las características descritas sobre este peculiar síndrome.
A través de los años que hemos vivido en la escuela, secundaria, instituto, universidad o en el trabajo. Muchos adultos ya hemos experimentado un trato con personas poseedoras de este tipo de actitudes, llevándonos impresiones interesantes o desagradables.
Sin embargo, a veces se vuelve algo difícil aconsejar a los más jóvenes de la casa, sobre cómo deben comportarse si se encuentran gente con tales actitudes. Porque, aunque seamos adultos no somos doctores ni mucho menos psiquiatras.
Aquí una serie de consejos y sugerencias para que orientes a tus hijos sobre este síndrome; ya que tienen que saber cuáles son las actitudes que se pueden considerar aceptables y cuáles no.
Para empezar, debemos aclarar dichos comportamientos y así prevenir que sean nuestros hijos quienes protagonicen estas situaciones tan desagradables; obviamente al tiempo que les hacemos hincapié en no permitir que alguien los trate con la negativa ya mencionada.
Al momento de coincidir con personas con síndrome de Procusto, los mejores consejos que podemos darles son los siguientes:
- Evitar a toda costa un enfrentamiento.
- Evitar mostrar algún tipo de debilidad.
- Siempre recurrir al diálogo, buscando razonar apaciblemente para no representar una amenaza.
- Por último, tienen que establecer cierta distancia y mantenerse alerta en todo momento.