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Una de las incógnitas que muchos investigadores han tenido sobre los cuerpos celestes, es el origen de cada uno de ellos. Las muestras de algunos de los cuerpos que se han logrado observar durante misiones exploratorias revela parte de su creación y su desarrollo; por lo que, un grupo de astrofísicos australianos descubre que los primeros cráteres lunares pudieron tener otro aspecto.
La Luna ha padecido de una gran cantidad de impactos de asteroides y algunos otros cuerpos celestes a los largo de sus 4.500 millones de años en el espacio, los trascurridos desde su formación. Este satélite natural ha sobrevivido durante su historia. No obstante, no todas las colisiones han dejado una huella en la superficie, dejando sorprendidos a los científicos.
Los registros de los cráteres lunares se usan para escatimar la historia de los bombardeos producidos tanto en la Tierra, como los de su satélite natural. Sin embargo, los puntos de vistas sugeridos son distintos; estos incluyen la data de los cráteres de impacto, la dinámica de los asteroides, algunas muestras lunares; así como la simulación y modelos de evolución de la Luna.
Desde la perspectiva de los estudios realizados, la Luna puede estar perdiendo los rasgos que evidencia el registro de formación de los cráteres más tempranos. El equipo australiano cree que estos primeros cráteres aparecieron antes de que la superficie lunar cubierta del océano magmático en aquel momento, se enfriara y endureciera.
Rastros que dejan los cráteres lunares
Katarina Miljkovic, una de las autoras de la investigación, pudo explicar que los grandes cráteres de impacto que lograron formarse en la solidificación del océano de magma lunar ocurrida en el pasado, hace más de 4.000 millones de años, debieron haber producido unos cráteres de un aspecto distinto comparados con los que luego se formaron en la historia geológica de la Luna.
La posibilidad de que haya existido en la superficie del satélite natural de la Tierra, un inmenso océano de magma, no es en definitiva algo nuevo para el mundo científico; por tanto, hay una gran variedad de hipótesis que suponen el período de tiempo en el cual, la solidificación pudo haber tenido lugar.
En tanto que, algunas investigaciones están de acuerdo con que este hecho podría haber surgido alrededor de 200 millones de años atrás, el personal del equipo de Miljkovic sugiere que realmente el período de tiempo estipulado es mucho más corto. Además, que en efecto, podría haber tenido cabida solamente en un bombardeo de asteroides en el sistema solar temprano.
La experta explica que a medida que la Luna logra envejecer y su superficie se enfría; haciéndose más sólida, los impactos que generan los bombardeos se hacen mucho más fáciles de observar.
El descubrimiento pudiera servir como aporte para una mejor comprensión sobre la formación y evolución de todos los planetas que conforman el sistema solar; así como del impacto que podría haber tenido el satélite natural en la Tierra temprana, termina agregando Miljkovic.
El estudio fue publicado en Nature Communications, ofreciendo los detalles que revelan más información sobre los eventos de los impactos con más antigüedad que presenta la Luna dejando a su paso huellas de algunos cráteres casi invisibles; un enfoque único presentado por los investigadores astrofísicos.
Algunos aspectos importantes que presenta la Luna
La Luna es el único satélite natural que posee el planeta Tierra, su superficie es en realidad muy oscura y es la sincronía de movimiento que tiene con respecto al planeta hace que solo se pueda observar una cara; por lo que, siempre muestra la misma cara hacia él. Se puede añadir que es el único cuerpo celeste en el que se ha podido realizar un descenso tripulado.
Según la NASA, las probabilidades de que un asteroide o un meteoro impacten contra la Tierra son mayores a que el hecho se de en la luna; siendo la gravedad más fuerte la principal razón de que el planeta logre atraer la basura espacial.
Ambos cuerpos celestes, han sido golpeados un número de veces, pero el planeta Tierra tiene procesos que ayudan a que estas marcas desaparezcan; dejando a la superficie sin los cráteres de impactos pasados. Mientras que, por otro lado, la Luna no, dando como resultado que las marcas en ella permanezcan allí.