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Debate sobre las vacunas y si podrían o no ser el único mecanismo de solución para poner fin a las pandemias.
Con la aprobación de las primeras vacunas contra el SARS-CoV-2 a finales del 2020; las campañas de vacunación y los análisis han venido mostrando la alta efectividad que poseen las vacunas. Tales cifras se han logrado mantener incluso frente a las nuevas variantes de covid; y sobre todo al momento de reducir la probabilidad de presentarse cuadros graves como hospitalización, ingresos en unidad de cuidados intensivos (UCI) y/o la muerte.
Como consecuencia de estos buenos resultados, se ha llegado a instalar un mensaje que enmarca las vacunas como herramientas fundamentales para la salud pública y a la ciencia detrás de su consecución como el único canal de escape ante la situación actual.
Tanto el análisis de la pandemia como el concepto que se tiene de salud pública, carecen de profundidad y de búsqueda del origen de los problemas que dicha crisis ha puesto en manifiesto. Según el patólogo Rudolf Virchow, “la medicina es vista como una ciencia social y la política no es más que medicina, pero a gran escala”. Así lo afirmó en el siglo XIX.
En este sentido, el análisis actual debe ir más allá; de manera de intentar comprender un fenómeno que no puede ser reducido exclusivamente a su dimensión sanitaria.
Enfermedades pandémicas en toda la historia
Al enfocarnos en las enfermedades infecciosas que han ocurrido a lo largo de la historia; resulta difícil poder imaginar un escenario donde podemos vivir libres de microorganismos presentes en nuestro entorno. Si bien la carga viral de enfermedades infecciosas ha llegado a disminuirse en los últimos años, el numero de brotes pandémicos ha aumentado.
Lo que significa que, a pesar de que nuestra principal carga de mortalidad en términos globales se encuentra en enfermedades crónicas como lo son las enfermedades cardiovasculares o el cáncer; la realidad es que nos ubicamos en una situación de vulnerabilidad ante la presencia de nuevas infecciones con potencial pandémico.
Este crucial cambio es presentado principalmente en los brotes de origen zoonótico, en los que un microorganismo es pasado de animales a humanos. Por lo que centrar la mirada en el SARS-CoV-2, dificulta el poder entender las causas que hay detrás del incremento de los fenómenos y del impacto que producen en las sociedades.
Tales sucesos han situado tanto las interacciones con los animales como la destrucción de ecosistemas en la cúspide de las investigaciones de enfermedades infecciosas nuevas.
En el caso de One Health, el concepto que representa la integración de la salud de las personas, animales y el medioambiente; ya ha sido reconocido por la OMS (Organización Mundial de la Salud), como uno de los enfoques principales para intentar afrontar los problemas de salud que emergen.
¿Por qué ocurren las pandemias?
Como parte de sus funciones principales, la epidemiología busca identificar cuáles son los agentes que hacen que tengamos mejor o peor salud. Los cuales se encuentran a distintos niveles; pues algunos de ellos responden a nuestras características individuales; mientras que otros son asociados a elementos estructurales como lo son el sistema sanitario, lugar de residencia e incluso el sistema económico. A esto se le ha denominado como “determinantes sociales de salud”, según los organismos internacionales e investigadores.
Al aplicar tal enfoque en la pandemia actual de covid-19, podemos encontrarnos con 3 ejes principales de análisis, tales como:
Aumento de la frecuencia de las zoonosis
La presencia de la zoonosis depende de un fino equilibro entre los patógenos, personas y biodiversidad. Cuando uno de estos factores altera el equilibrio de un ecosistema, las consecuencias pueden ser más graves que el impacto inicial; lo cual puede llegar a favorecer el contacto con los patógenos desconocidos u ocasionar la alteración de la biodiversidad que mantiene a ciertos microorganismos en niveles de bajo riesgo de zoonosis.
En este sentido, algunas actividades humanas que se han relacionado con la mayor frecuencia de dichos fenómenos; tienen su raíz en un modelo de extracción de recursos y producción que implica modificaciones en el uso del suelo, cambios de los microclimas o deforestaciones; los cuales acaban alterando el equilibrio de los ecosistemas.
Difusión de enfermedades transmisibles más rápida
Con el acceso a medios de transportes aéreos generalizados, ha surgido que en una parte del mundo una zoonosis que puede ser transmitida entre personas, sea capaz de distribuirse a nivel internacional a una velocidad mucho mayor que la capacidad de respuesta que pueden dar los sistemas de salud pública. De igual manera, debe ser considerado el impacto medioambiental que determinados modelos de movilidad pueden llegar a generar, alterando el equilibrio antes mencionado.
El desigual impacto que genera la epidemia
A pesar de que inicialmente los principales dirigentes pusieron todo su empeño para intentar establecer un marco de solidaridad argumentando que la pandemia es una situación que nos afecta a todos por igual; lo cierto es que tal afirmación se ha visto desacreditada por la evidencia que se recopila en distintas partes del mundo. Demostrando que, aunque la pandemia puede ser un evento global que afecta a todos los humanos, no ocasiona los mismos daños en todos por igual.
En otras palabras, aquellos grupos sociales que experimentan más ejes de desigualdad, son propensos a presentar mayor prevalencia de patologías que son asociadas con un cuadro grave de enfermedad. A este fenómeno de desigualdad de salud preexistentes en las pandemias se le conoce como “sindemia”.
Causas de las causas de las pandemias
Si bien se ha instaurado un discurso que posiciona a la vacuna como el único método para mitigar la pandemia; si prestamos atención al análisis de algunas de las posibles causas de las causas de los sucesos actuales, la vacuna no se encuentra dirigida a ninguna de ellas. Puesto que las pandemias no solo son fenómenos virológicos; sino fenómenos sociales determinados por la actividad humana y la organización de la sociedad.
En este sentido, si se busca minimizar su impacto en el futuro no podemos centrar el foco en una vacuna como herramienta de solución para cada microorganismo nuevo; sino más bien poner los medios necesarios para reducir la probabilidad de aparición, su difusión y el impacto diferencial que genera en la población.