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Ya las investigaciones acerca de las causas que provocan la anorexia nerviosa no se enfocan solo en los factores psíquicos.
Parece que el metabolismo y la predisposición genética juegan un papel fundamental. Con lo que pudiera darse un cambio en las estrategias terapéuticas para tratarla.
Algunos datos en el estudio de la anorexia nerviosa
Hasta comienzos de milenio, los problemas familiares fueron considerados como el mayor detonante de la anorexia nerviosa. Sin embargo, se ha logrado demostrar que esta idea es completamente falsa. Estudios han señalado que la enfermedad probablemente obedezca a un trastorno en el metabolismo de tipo hereditario.
Es así, que las personas con anorexia presentan generalmente una composición distinta del microbiota; lo que podría afectar de manera negativa el metabolismo, al cerebro y al estado inmunitario. Por esta razón, los científicos examinan si la reparación del microbiota pudiera conllevar a la curación de la paciente.
Por lo cual, en un trabajo del Hospital perteneciente a la Universidad Técnica de Renania-Westfalia en Aquistarán; los padres obtuvieron formación intensiva en la estancia hospitalaria de su hija anoréxica. Si el proceso de recuperación de la joven es satisfactorio, esta puede continuar cumpliendo la terapia en su casa a las 8 semanas.
Catalina de Siena sufría de anorexia nerviosa
A la edad de 13 años, Catalina de Siena comenzó a ayunar. Solamente consumía comida vegetariana, en porciones cada vez más pequeñas y vomitaba hasta la última cucharada de alimento. Ella no deseaba saber nada acerca de los jovencitos de su edad. Su obstinación logró llevar a sus padres a la desesperación, ellos intentaron hacerla entrar en razón sin tener éxito. Frecuentemente se golpeaba tanto que llegaba a sangrar. Luego de un tiempo, esta férrea voluntad fue objeto de admiración. A los 33 años de edad, Catalina murió caquéctica.
Una breve parte de la historia de Catalina de Siena (1347-1380), quien se convirtió en patrona de Europa con mucha influencia en la política de la iglesia católica. Todo indica que Catalina sufría de anorexia nerviosa, un trastorno en la conducta alimentaria para nada nuevo. Ya en la Edad Media llegaron a registrarse síntomas parecidos, pero nunca se asociaron con esta enfermedad.
En tiempos pasados, no pocas mujeres que llevaban a cabo este comportamiento de ayunar radicalmente fundamentado en un motivo religioso, fueron consideradas luego como santas. Debido a que, aparentemente, solo se alimentaban de la gracia de Dios.
Provocada por algún daño psíquico
Mucho tiempo después, en 1873, cuando la anorexia mirabilis (“mirabilis” del latín, que significa “milagrosa”) llegó a convertirse; gracias a las observaciones, en Inglaterra, de Sir William Gull, y en Francia, de Ernest-Charles Lasegue, en la anorexia nerviosa. Es decir, una patología cuyo origen obedecía a un daño psíquico. Aunque los científicos continuaban sin comprender cómo surgía esta enigmática enfermedad.
Luego, el 1944, el nutricionista Ancel Keys y su equipo, perteneciente a la Universidad de Minnesota, EEUU. Realizó un ensayo de ayuno con 36 objetores de conciencia. En ese entonces, el objetivo del nutricionista se centraba en conocer la mejor manera de restablecer la salud de la inmensa cantidad de personas hambrientas debido a la Segunda Guerra Mundial.
En el experimento, los jóvenes se habían ofrecido de forma voluntaria. Sin embargo, hoy ningún comité de ética llegaría a aprobar tal experimento; ya que Keys pedía máximo rendimiento deportivo y mental a los jóvenes, mientras estos solo ingerían un poco de calorías y se les prohibía comer carne. Pronto los voluntarios empezaron a presentar síntomas parecidos a los síntomas de las pacientes con anorexia (más del 90 % de estos pacientes son mujeres). Es decir, mostraban lívido decreciente, apatía y vacío, pensamientos persistentes en torna a la comida. Muchos de los jóvenes se deprimieron y otros llegaron a presentar idear compulsivas.
Descartada la causa psíquica
Sin embargo, la notoriedad del ayuno en los síntomas de la enfermedad, apenas ha obtenido atención a lo largo del tiempo. Para psiquiatras y psicólogos, el enfoque siempre se dirigía hacia la familia de los pacientes. Pensaban que la causa del trastorno se encontraba en la relación con los padres, conflictos en los que no se aclaraba completamente su relación con la enfermedad.
Es así como los padres se han devanado los sesos queriendo comprender cómo pudieron llevar a su hija a los brazos de la terrible enfermedad. Esta estigmatización se mantuvo por mucho tiempo, inclusive entre los médicos y especialistas.