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Según un estudio publicado en la revista “Nature”, el cual señala que los genes que en su momento protegieron a la humanidad de la peste negra; se encuentran asociados a una mayor susceptibilidad a enfermedades autoinmunes.
La peste negra logró modificar los genes y el sistema inmune de las personas
Uno de los acontecimientos más devastadores de la historia de la humanidad, la peste negra, no solo arrasó con la mitad de la población de Europa en menos de cinco años. Sino que también logró modificar el genoma y el sistema inmunitario de la gente.
La peste negra, también conocida como la “muerte negra”, fue la pandemia de peste bubónica más terrible de la historia de la humanidad. La cual afectó a Euroasia durante el siglo XIV y que tuvo su punto máximo entre 1347 y 1353.
De acuerdo con una investigación publicada el pasado miércoles en la revista “Nature”, se halló que los mismos genes que en su momento protegían a la gente contra la peste bubónica, en la actualidad están asociados a una mayor susceptibilidad a patologías autoinmunes como la artritis reumatoide y la enfermedad de Crohn.
Los autores de la investigación, llevada a cabo por la Universidad de Chicago, en los Estados Unidos, la Universidad McMaster, en Canadá y el Instituto Pasteur de Francia; han estudiado el efecto genético de la peste bubónica que hace más de 700 años arrasó con entre el 30 % y el 60 % de la población de Europa, el norte de África y Asia.
Desde hace bastante tiempo, se ha venido especulando que la pandemia de la peste negra, provocada por la “bacteria Yersinia pestis”; podría haber ejercido una presión selectiva sobre las personas. Aunque era muy difícil de demostrar si solo se estudiaban poblaciones modernas, ya que, desde entonces, los humanos han enfrentado muchas presiones selectivas.
El papel determinante del ERAP2
Para esta investigación, los autores secuenciaron antiguas muestras de ADN de huesos de más de doscientos individuos de Dinamarca y Londres que fallecieron antes, durante y después del paso de la peste bubónica, a finales del 1340. De trescientos genes vinculados con la inmunidad, seleccionaron 4 que, según la variante, protegían o incrementaban la susceptibilidad a Yersinia pestis.
El equipo se enfocó en un gen con una asociación especialmente fuerte con la susceptibilidad, el ERAP2. El cual contribuye a que el sistema inmunitario reconozca la presencia de una infección. Las personas que tenían dos copias de una variante genética específica, denominada rs2549794, eran capaces de generar copias de longitud completa del transcrito de ERAP2, y lograban producir más de la proteína funcional.
El coautor del estudio, Luis Barreiro, de la Universidad de Chicago; explicó que, en el momento en que un macrófago se encuentra con una bacteria, la corta en pedazos para presentarlos a otras células inmunitarias indicando que existe una infección. De manera que poseer la versión funcional del gen posiblemente mejora la capacidad del sistema inmunológico del individuo para detectar el patógeno invasor.
Barreiro dijo que, de acuerdo con las estimaciones del equipo, el poseer dos copias de la variante rs2549794 habría hecho que un individuo tuviera un cuarenta por ciento más de probabilidades de sobrevivir la peste negra que los que tenían dos copias de la variante no funcional.
La variante rs2549794 afecta la capacidad de las células humanas en el combate de la peste negra
Luego, en el laboratorio, los investigadores lograron demostrar que la variante rs2549794 afectaba a la capacidad de las células humanas vivas para ayudar en el combate contra la peste negra. Y que los macrófagos que expresaban 2 copias de la variante eran más eficientes neutralizando a Yersinia pestis que los que no la poseían.
De acuerdo con Javier Pizarro-Cerda, quien pertenece al Instituto Pasteur, estos resultados respaldan la evidencia del ADN antiguo, de que el rs2549794 es protector contra la peste. Aunque con el tiempo, el sistema inmunitario humano ha evolucionado para responder a los patógenos, y lo que anteriormente era un gen protector contra la peste bubónica se vincula en la actualidad a una mayor susceptibilidad a las enfermedades autoinmunes, explicó el experto.
El equipo de investigadores señaló que, es el acto de equilibrio con el que la evolución juega con nuestro genoma. Este trabajo es una primera aproximación a cómo las pandemias son capaces de modificar nuestros genomas y pasar desapercibidas en las comunidades modernas.
Para concluir, Hendrik Poinar, perteneciente a la Universidad de McMaster y uno de los principales autores de la investigación; explicó que los próximos estudios ampliarán el proyecto para examinar todo el genoma. Y no solo un conjunto de genes asociados con la inmunidad. Y que comprender la dinámica que ha dado forma a nuestro sistema inmunitario es clave para entender cómo las pandemias del pasado, como la peste negra, en la actualidad contribuyen a nuestra susceptibilidad a las enfermedades.