Contenidos
Los expertos alertan de que el impacto de los efectos del cambio climático pudiera poner en peligro hasta una tercera parte de las cosechas en todo el mundo. Mientras que la FAO publicó este domingo en la COP28 la “hoja de ruta” para el 2030 contentiva de veinte objetivos.
Por fin las cumbres del clima tratan el tema de la dieta planetaria y sus impacto sobre el cambio climático
Después de cerca de 30 años de imperdonable ayuno, las cumbres climáticas de la ONU han decidido por fin entrarle de frente al tema de la dieta planetaria.
Se cree que la producción de alimentos es la mayor fuente humana de emisiones de metano y pudiera llegar al treinta por ciento del conjunto de gases invernadero, si a la agricultura y la ganadería le sumamos el uso de la tierra y el transporte que requieren. Por otro lado está el grave impacto del cambio climático, que pudiera provocar grandes riesgos al afectar a cerca de una tercera parte de las cosechas a nivel mundial.
Para empezar, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, publicó este domingo en la cumbre climática de Dubái lo que considera la “hoja de ruta” para el 2030, con veinte objetivos. Entre los que se encuentra el recorte de las emisiones de metano de la ganadería de un veinticinco por ciento, la sostenibilidad de las explotaciones pesqueras, la reducción a la mitad del despilfarro alimenticio o el acceso al agua potable para toda la población mundial para finales de esta década.
La agencia de la ONU ha dejado fuera del plato las solicitudes a favor de un impuesto a la carne, que busca la disminución del consumo de proteínas de origen animal en los países ricos. Sin embargo, la FAO no descarta examinar en el futuro medidas para gravar el consumo de azúcar y de comida ultraprocesada.
Para enfrentar el cambio climático es necesario un reequilibrio del sistema mundial de producción de alimentos
El peruano Máximo Torero, director económico de la FAO, declaró que es necesario actuar para reducir el hambre y quedarnos al mismo tiempo bajo el límite de un aumento de temperatura de 1,5 °C. Y que lo que hace falta es un reequilibrio del sistema mundial de producción de alimentos, aseguró.
Por su parte, Ruth Davis, representante de la European Climate Foundation declaró que “Nos encontramos ante un buen principio, aunque esto no nos va a conducir al destino que necesitamos”. Y afirmó que el planeta necesita desesperadamente una hoja de ruta hacia un sistema de alimentación más justo, sostenible y resiliente.
Uno de los elementos que hasta los momentos no habíamos visto en los planes de alimentación era la agricultura regenerativa, la cual hace énfasis en la recuperación de los suelos y en la fertilidad del terreno. Un total de 134 naciones se comprometieron en desarrollar esta y otras innovaciones en la producción de alimentos, con un fondo inicial de tres mil millones de euros en la Declaración de Agricultura Sostenible, Sistema de Alimentación Resiliente y Acción Climática que hizo su aparición a comienzos de la cumbre climática de Dubái.
Las 134 naciones firmantes llevan en sus espaldas el 75 por ciento de las emisiones en la producción de alimentos y representan a 5.700 millones de personas.
En este sentido, Esther Penunian, quien declaró en nombre de los 13 millones de afiliados a la Asociación de Agricultores Asiáticos, que “Están ante un hito en las cumbres climáticas, no obstante, todas estas promesas tienen que manifestarse en políticas reales”. Y que hace falta más financiación para ayudar a los pequeños agricultores, que producen una tercera parte de la cosecha del planeta y están gravemente expuestos al clima extremo, explicó.
Las sequías se han convertido en causa y efecto del cambio climático
Alain Richard Donwahi, ex ministro de Defensa de Costa de Marfil, quien presidió la COP15 el año pasado, hizo énfasis en que la degradación de los suelos se ha producido sobre todo por los malos hábitos agrícolas. Dijo que las sequías se han convertido al mismo tiempo en causa y efecto. Advirtió que la situación se está agravando más rápido de lo que se cree, antes de llegar al listón de los 1,5 °C.
De hecho, África es el continente más vulnerable a nivel mundial al impacto del cambio climático en los cultivos. Las olas de calor y las lluvias torrenciales son además una terrible amenaza que se cierne sobre las cosechas en zonas subtropicales y en la región del Mediterráneo, agregó.
A pesar de que las condiciones para los cultivos pueden mejorar con el aumento de las temperaturas en las zonas más altas, en países como el Reino Unido también han sentido sus efectos este año, con la peor cosecha de patatas en la historia reciente.
El cambio climático está teniendo también su impacto en el costo de la cesta de compra. De acuerdo con el informe de la Energy and Climate Intelligence Unit, el efecto combinado con el incremento de los precios de energía se ha traducido en una factura extra anual de seiscientas libras, es decir 700 euros, para el hogar promedio en el Reino Unido.
El gran tabú de las cumbres climáticas: El consumo de carne
En la COP28, el día dedicado a la alimentación el gran tabú continuó siendo el consumo de carne. Casi a la par de los lobistas del petróleo, Dubái se colmó de representantes de la agricultura industrial y de los sectores cárnicos y lácteos globales, representados por grupos como la Global Meat Alliance o la Glolab Dairy Platform. Se cree que el número total de lobistas de alimentación está por encima de los 340, lo que es tres veces más que el año pasado.
Nusa Urbancic, liderando a la Changing Markets Foundation, advirtió que cualquier acción creíble para la reducción de las emisiones en el sector de la alimentación debe pasar por la reducción del total del volumen de carne y leche que se está producción a nivel mundial en la actualidad. La industria está aterrorizada debido a que esto puede ocurrir, por esa razón está desplegando toda clase de tácticas para retrasar lo inevitable, agregó Urbancic.
Mientras que Ruth Westscott, portavoz del grupo Sustain, dijo que es bueno que los líderes reconozcan al fin que hay que transformar la forma en que la gente come para evitar un cambio climático catastrófico. Aunque en los países industrializados, el cambio más urgente para el recorte de las emisiones es la reducción significativa de la producción de carne y productos lácteos, al igual que la acción ante el despilfarro alimenticio. Esos 2 factores deberían ser prioridad en los compromisos nacionales frente al cambio climático, concluyó Westscott.