Contenidos
Con el tiempo, el tamaño de nuestro cuerpo cambia, al igual que el tamaño del cerebro humano. Por ello, no es de extrañar que en el futuro, según las últimas investigaciones en neurociencia, cualquier mención al tamaño de este órgano sea considerado un halago. Pero para explicar este tema con precisión, es importante aclarar algunos puntos primero.
¿De qué tamaño es el cerebro humano?
El sistema nervioso central está formado por el cerebro, incluidos el cerebro, el tronco del encéfalo y el cerebelo, y la médula espinal. Aunque el cerebro es la parte más grande del cerebro humano, es sólo una parte del mismo. Por tanto, es mejor referirse al conjunto con el segundo miembro. Sin embargo, en un estudio reciente, que analizaremos con más detalle más adelante, los investigadores encontraron principalmente cambios en el volumen cerebral. Por lo tanto, en este contexto los dos términos se utilizan indistintamente sin precedentes.
Nuestros cerebros aún no han alcanzado su techo La evolución ha dado a los humanos cerebros grandes, que miden entre 1200 y 1400 cm3. Hay animales, como los espermatozoides, que pueden ser muy grandes en tamaño absoluto, 8000 cm3, pero hay que considerar sus proporciones en relación al resto del cuerpo. Desde esta perspectiva, los humanos somos sin duda las criaturas con el cerebro más grande, cinco veces el tamaño de su cuerpo.
Y el proceso evolutivo continúa. ¿Significa esto que nuestros cerebros están creciendo o han llegado a sus límites? Igual que el primero.
El estudio antes mencionado encontró que las personas nacidas en los últimos años tienen cerebros significativamente más grandes que las generaciones anteriores. Para averiguarlo, los científicos realizaron resonancias magnéticas a 3.226 personas de entre 45 y 74 años, en mujeres 53 % y en hombres 47 %. Al comparar las imágenes de voluntarios nacidos entre los años 1930 y 1970, encontramos que los participantes de la década de 1970 tenían volúmenes cerebrales que eran en promedio un 6,6 % más grandes que los nacidos 40 años antes, sin diferencias significativas entre hombres y mujeres.
¿El tamaño del cerebro afecta la inteligencia humana?
Este crecimiento afecta a áreas clave como la sustancia blanca, una red de axones mielinizados que permite la comunicación entre diferentes áreas dentro y fuera del sistema nervioso, la materia gris cortical, donde tienen lugar muchos procesos cognitivos y emocionales, y el hipocampo, que es la estructura responsable de una variedad de funciones cognitivas como la memoria, la orientación y la capacidad de movimiento. Una variedad de factores ambientales y de desarrollo pueden contribuir a este aumento, incluida una mejor atención prenatal y posnatal, una mejor nutrición, cambios en el estilo de vida, un mayor acceso a la educación y una mayor estimulación cognitiva.
El tamaño, casi no tiene nada que ver con la inteligencia. La siguiente pregunta que debemos hacernos es: ¿aumentar el tamaño del cerebro nos hace más inteligentes? con mucho gusto. Los estudios han analizado las tendencias en el volumen cerebral y su relación con factores temporales y ambientales, pero el tamaño no es necesariamente un indicador directo de la inteligencia. La teoría de la encefalización sugiere que el tejido cerebral extra puede asignar más neuronas a tareas cognitivas.
Si bien es cierto que existe una correlación pequeña pero significativa entre el tamaño del cerebro y la capacidad cognitiva, no existe una relación directa y absoluta entre ambos parámetros. La inteligencia es un constructo multifacético determinado por una amplia gama de factores, incluidos la genética, el medio ambiente y la salud.
Las capacidades cognitivas superiores también incluyen la estructura y conectividad del cerebro, la plasticidad y la experiencia personal. Por supuesto, el tamaño del cerebro no es el único factor que determina la inteligencia. La encefalización, o el aumento relativo del tamaño del cerebro en relación con el tamaño del cuerpo, fue un proceso clave en la evolución del cerebro humano, pero no el único.
Evolución neurológica del cerebro humano
Era necesaria una reorganización del tejido y los circuitos cerebrales. Puesto que, la relación entre el tamaño del cerebro y la inteligencia no van de la mano. Las especies con cerebros de menor tamaño también pueden tener mayores capacidades cognitivas que a comparación con otras especies de mayor volumen cerebral. Un ejemplo obvio son las aves comparadas con los primates. Sus cerebros son más pequeños que sus cuerpos, pero tienen una mayor densidad de neuronas concentradas en determinadas zonas.
Esto le permite disfrutar de mayores niveles de conciencia a través de habilidades como planificar el futuro y detectar patrones. Lo mismo puede suceder entre otras personas. Y esté mejor preparado para el deterioro cognitivo.
¿El cerebro también se puede encoger?
Este tipo de investigación sugiere que aumentar el tamaño del cerebro puede afectar el desarrollo cognitivo al proporcionar una mayor reserva cerebral y reducir el riesgo de deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas. Alrededor de 1 millón de personas en España padecen una forma de demencia caracterizada por una reducción del volumen cerebral. Los estudios científicos han demostrado que un mayor tamaño del cerebro humano puede conducir a una mejor salud cerebral y una mayor resistencia a enfermedades como la enfermedad de Alzheimer.
Es decir, cuanto más grande es el cerebro, mayor es la pérdida de volumen debido a la enfermedad, lo que puede interpretarse como mayor esperanza y calidad de vida para los pacientes con demencia. Por ahora, esto es sólo una hipótesis que requiere mucha más investigación para ser confirmada.
De hecho, el crecimiento del cerebro debería ir acompañado de mejoras en la plasticidad cerebral debido a las influencias del medio ambiente. Esta será la clave para poder procesar más información, aprender mejor y adaptarse más fácilmente a diferentes situaciones a lo largo de la vida.
En resumen, aunque el aumento del tamaño del cerebro en las últimas décadas no conduce directamente a mejoras en la inteligencia, sí proporciona conocimientos interesantes sobre nuestra evolución neurológica. Este aumento puede representar una forma de reserva cognitiva, una ventaja oculta que podría ayudar a combatir enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer.