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La maravilla natural del este de Yemen está rodeada de misterio, de historias de demonios y de espíritus. El agujero de Barhout, conocido como el «pozo del infierno», asombra a los geólogos y aterra a las comunidades cercanas.
El desértico país del “pozo del infierno”
Yemen o también llamado Yemén, oficialmente «República de Yemen», es un país ubicado dos continentes, (Oriente Próximo y en África); ya que su parte asiática está situada en el Mashreq, al sur de la península de Arabia, con adyacencias al golfo de Adén, el mar Arábigo y el mar Rojo, en el continente asático. Y la isla de Socotra está en la plataforma continental africana.
Comparte fronteras con Omán y Arabia Saudita. Siendo el único estado republicano en toda la península arábiga. Su capital y ciudad más poblada es Saná. Además, se considera una de las zonas cuna de la humanidad.
El país limita al Norte con Arabia Saudí, al Este con Omán, al Sur con el Océano Indico (Golfo de Adén) y al Oeste con el Mar Rojo.
Yemen se puede dividir geográficamente en cuatro regiones principales: la meseta costera del oeste (Tihamah), las montañas occidentales, las montañas orientales, y el Rub al-Jali, en el este, el mayor desierto de arena del mundo.
El intrigante “pozo del infierno” y sus curiosidades
El gigantesco cráter situado cerca de la frontera con Omán en el desierto de la provincia de Al-Mahra, a unos 1.300 kilómetros al este de la capital Saná, tiene 30 metros de ancho y se estima que entre 100 a 250 metros de profundidad.
Según los habitantes de las comunidades cercanas, el pozo de Barhout fue creado con la función de servir como una prisión para los demonios. Esta superstición se ve reforzada por los olores nauseabundos que emergen de sus profundidades. Por otra parte, las autoridades yemeníes afirman desconocer lo que se encuentra debajo.
Declaraciones de la autoridad local
«Es muy profundo. Nunca hemos podido alcanzar el fondo de este pozo, puesto que hay muy poco oxígeno, sin ventilación«, explicó Salah Babhair, director general de la autoridad local a cargo del estudio geológico y de recursos minerales.
«Fuimos de visita al lugar y entramos en el pozo. Una vez allí, profundizamos alrededor de los 50 60 metros y observamos cosas extrañas en el interior», relató Babhair.
«También olimos un aroma raro. Es muy misterioso«, insistió el experto.
La luz del sol casi no penetra y no se puede ver mucho desde el borde, excepto las aves que entran y salen de las profundidades del cráter. Además, según la superstición local, los objetos cercanos al agujero son succionados por él.
Este pozo tiene «millones y millones» de años desde su formación geológica. «Estos lugares requieren más estudios e investigaciones«, recalca Babhair.
Con el pasar de los siglos han circulado cada vez más historias sobre los «djins», espíritus de intenciones malignas que podrían habitar en el pozo, y también sobre el hecho de que el “pozo del infierno” representa una amenaza para la vida en la tierra y más aún para las poblaciones adyacentes.
La mayoría de los habitantes de la región dudan en acercarse al cráter e incluso, evitan hablar de él, por temor a la maldición.