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Un parto debería llevarse a cabo de manera respetada y segura y no ser considerado como “violencia obstétrica”, aseguran las investigadoras; señalando que la mujer es la única protagonista en su definición.
Durante una entrevista para el medio de comunicación RTVE.es, la profesora de Enfermería en la Universitat Jaume I, Desirée Mena-Tudela, explicó que. “el parto forma parte de la fisiología de la vida tanto sexual como reproductiva de las mujeres; y por ende debe ser tratado y atendido con respeto y no como si se tratase de una patología”.
Dejando saber también que, “en un hospital donde laboran profesionales médicos y sanitarios con especialización, se aporta la seguridad y se reduce las tasas de mobimortalidad maternal, aunque esto puede tener consecuencias que hay que examinar con atención”.
¿Qué es la violencia obstétrica?
Cuando se habla de violencia obstétrica, se hace referencia a todos los actos irrespetuosos, negligentes, abusivos y de degradación que puede sufrir una mujer durante su embarazo o al momento de dar a luz. Esta problemática resulta ser una sombra incómoda en los servicios de ginecología y obstetricia. Y es importante recalcar que este tipo de evento puede ocurrir tanto físicas como psicológica en la paciente.
Durante una mesa de debate para generar propuestas para erradicar la violencia obstétrica del sistema sanitario; la socióloga y antropóloga, Virginia Murialdo compartió su opinión acerca de la violencia obstétrica, diciendo que el término hace referencia a la tendencia de “medicalizar, patologizar y sobreintervenir sin necesidad a la paciente al momento del parto”.
Explicando además que, “el uso de prácticas que no se encuentran avaladas por la evidencia científica, hace de ello una vulneración de la libertad de la mujer y su autonomía como tal”.
¿Qué involucra la violencia obstétrica en la práctica?
Para explicar como funciona este mecanismo, el profesor de Enfermería de la Universidad de Jaén, Juan Miguel Martínez Galiano, señaló que, “ese tipo de violencia implicaría hacer una episiotomía cuando no corresponde; lo que básicamente consiste en realizar incisiones en la pared vaginal y el perineo; o acciones como realizar tactos vaginales frecuentes por diferentes profesionales; o incluso aplicar oxitocina con el fin de acelerar el proceso de parto normal; y en los peores casos llevar a cabo la maniobra de Kristellen”, agregó el profesor.
¿De qué trata la maniobra de Kristellen?
Esta práctica consiste en ejercer mucha presión sobre el útero de la paciente; lo cual actualmente está desaprobado por la Organización Mundial de la Salud, el Ministerio de Sanidad y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, por ser un recurso extremista. Sin embargo, lo más sorprendente y lamentable es que a pesar de todas las restricciones que tiene, es una de las maniobras más denunciadas por las embarazadas. Esto claramente supone la vulneración de la libertad de la mujer y su autonomía en sí.
“Otra forma de experimentar violencia obstétrica es a través del hecho de no realizar una cesárea cuando es realmente necesaria”. Añadió la periodista y autora del libro Mamá desobediente, Esther Vivas.
De igual manera, se considera un acto de violencia cuando se le obliga a la paciente el tener que dar a luz sola cuando no es reamente necesario; “así como también, el hecho de que no le informen de ninguno de los procesos a realizarse; o incluso que la amenacen con que puede hacerle daño a su bebé”. Señaló la profesional.
Por su parte, el profesor Martínez, hizo énfasis en las actitudes de “infantilización de la mujer”, al no tenerla en cuenta e ignorar su opinión, que además de entrar en la violencia obstétrica, también es considerado como violencia de genero.
En su lugar debería ser indispensable la comunicación, escucha e información veraz.