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A medida que el calor extremo cada vez está más presente debido al calentamiento global en todas partes del mundo, los científicos documentan un incremento de los nacimientos prematuros y de recién nacidos con bajo peso.
Aumenta el calor extremo en algunas partes de África
En días de calor extremo en el verano de Kilifi, un condado rural de la costa de Kenia en África; las temperaturas del ambiente llegan hasta los 37 ºC y pocas veces bajan de los 21 ºC. La antropóloga médica de la Universidad Aga Khan de Nairobi, Adelaide Lusambili; explicó que ese lugar siempre ha sido caluroso, pero que ahora es muy caluroso.
Lo mismo que en muchas otras partes del planeta, Kenia se encuentra asistiendo a un incremento de las temperaturas anuales, que viene con olas de calor más frecuentes, largas e intensas; además de una reducción de los periodos de enfriamiento.
Este calor extremo y sostenido representa un problema para las mujeres embarazadas, que son una parte de la población especialmente vulnerable a él. Mientras el planeta se está calentando más, los científicos vienen observando un aumento de nacimientos de bebés muertos, de nacimientos prematuros o de bajo peso.
Lusambili y sus compañeros durante el verano del año pasado entrevistaron a mujeres embarazadas y a madres recientes, también a sus familiares, a los trabajadores del sistema sanitario y a los lideres de la comunidad de Kilifi, para investigar la forma en que afecta el calor extremo a la salud de las embarazadas, madres y recién nacidos. Y un trabajador sanitario les aseguró que estaban viendo más complicaciones en el parto y también más partos prematuros.
Cada vez más estudios científicos vienen respaldando esta observación, al sugerir que las temperaturas del día más altas de lo acostumbrado y las noches más cálidas pueden estar causando un incremento de los resultados adversos para las mujeres gestantes.
Dichos resultados van desde un mayor riesgo de mortinato hasta mayores probabilidades de un parto prematuro, cuando el bebé nace antes de las 37 semanas en vez del término completo de cuarenta semanas.
Al parecer el calor extremo da lugar a una mayor cantidad de bebés de menor peso
Varias investigaciones muestran que las temperaturas más elevadas propician una mayor cantidad de recién nacidos de menor peso; lo que pudiera dar lugar a complicaciones de salud para los pequeños. Mientras que un análisis más reciente de 70 estudios hechos en 27 países, entre ellos China, EEUU, varios países de Europa y de África subsahariana; logró demostrar que, por cada grado de aumento de la temperatura, el riesgo de mortinatos y nacimientos prematuros aumenta un cinco por ciento.
Para Matthew Chersich, epidemiólogo de la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica; lo anterior pudiera parecer poco, pero el estudio apunta a una amenaza creciente. Debido a que el cambio climático está generando episodios de calor extremo más intensos y frecuentes a nivel mundial; es evidente que el incremento de las temperaturas podría poner en riesgo cada vez más a recién nacidos, mujeres embarazadas y madres primerizas.
De que manera puede afectar el aumento de las temperaturas al embarazo
A pesar de que los científicos no han logrado identificar los periodos del embarazo en los que el calor extremo puede representar un mayor riesgo, la exposición al calor más fuerte parece provocar problemas tanto en las primeras como en las últimas etapas de la gestación.
Lo que hace más complicada a todas estas investigaciones es que no existen firmas únicas, como una mutación específica, por ejemplo; que logren conectar un caso de parto prematuro o mortinato individual con un evento de calor agudo. Así lo explicó la epidemióloga de la Universidad de Nevada en Reno, Lyndsey Darrow.
Los científicos han empleado conjuntos de datos a largo plazo para poder cotejar la duración y las fechas de las gestaciones con los datos de las temperaturas; con la finalidad de entender mejor en qué medida y qué aspectos del calor (su duración o intensidad) están afectando a este segmento vulnerable de la población.
Una serie de investigaciones sugieren que las mujeres gestantes pueden correr un alto riesgo de estrés térmico en el momento en que se acerca la fecha del parto. Tener que exponerse a calor extremo durante los últimos días o semanas del embarazo puede elevar las probabilidades de que nazca un bebé muerto o provocar un parto prematuro, lo que puede incrementar las posibilidades de que se generen enfermedades respiratorias o trastornos del desarrollo neurológico y hasta la muerte en la primera infancia del pequeño.
Otros estudios señalan que en el momento en que una madre experimenta altas temperaturas al comienzo del embarazo, el pequeño en desarrollo corre el riesgo de sufrir defectos cardíacos, del cerebro o de la médula espinal; esto pudiera ser la explicación de los partos prematuros o mortinatos.
Algunas hipótesis
Y otras investigaciones sugieren que las mujeres pueden ser vulnerables al calor extremo durante toda la gestación, no solo en la etapa final.
La temperatura corporal de una mujer en gestación tiende a estar un poco por encima de la media, y puede subir cuando las temperaturas circundantes se disparan. Debido al hecho de que estas mujeres tienen más probabilidades de estar deshidratadas, lo que las hace sudar menos, son menos capaces de enfriarse de manera rápida. Esto es uno de los motivos por los que las temperaturas más elevadas son tan peligrosas para las mujeres embarazadas y por tal razón podrían inducir defectos fetales.
La deshidratación además puede poner la sangre más espesa, aumentando así la presión sanguínea de la embarazada y reduciendo el flujo sanguíneo; y por ende el suministro de oxígeno y nutrientes al feto. Esto pudiera hacer que los bebés tengan un peso por debajo de lo normal o se presente un parto prematuro.
También el estrés térmico pudiera inducir la inflamación de la decidua o parte materna de la placenta, y conllevar a un parto prematuro. De acuerdo con algunos estudios realizados en animales, las temperaturas más altas pueden estimular niveles mayores de las hormonas del embarazo, como la oxitocina; lo que pudiera desencadenar en un parto prematuro.
Britt Nakstad, quien es neonatóloga de la Universidad de Botsuana; explicó que, a pesar de que estos planteamientos parecen plausibles, aún existe mucho que se desconoce acerca de si estos mecanismos tienen un impacto directo o indirecto en la mujer embarazada cuando atraviesa por calor agudo, y en qué medida.
La construcción de puntos de datos y teorías
En una investigación realizada en junio de este año, la epidemióloga Darrow y su equipo usaron los registros de muertes de bebés que abarcan desde 1991 hasta el 2017 de 6 estados de EEUU. Y hallaron un incremento del 3 % en los riesgos de mortinatos cuando las mujeres gestantes experimentaros 4 días consecutivos de calor la semana anterior. En momentos en que las temperaturas superaban los 35 ºC, estos riesgos aumentaban levemente.
En Carolina del Norte, uno de los estados incluidos en el estudio; los científicos hallaron que las temperaturas nocturnas se encuentran estrechamente vinculadas con los nacimientos prematuros. Entre los años 2011 y 2015, encontraron que el riesgo de parto prematuro se incrementaba hasta un 6 % con cada aumento de un grado en las temperaturas que superaban los 23 ºC entre los meses de mayo y septiembre.
Ashley Ward, quien es científico de salud climática de la Universidad de Duke y principal autor del estudio de Carolina del Norte; dijo que lo que se podría estar presenciando es una incapacidad para recuperarse de la exposición durante el día. Y que cada vez se tienen noches más cálidas, y es allí donde nos deberíamos preocupar.