Los primeros estudios señalan que los anticuerpos monoclonales, los utilizados para proteger a los pacientes con dolor crónico frente al covid-19, podrían brindar un alivio no adictivo y más duradero a estos pacientes. Además podrían ser la respuesta definitiva a la crisis de los opiáceos en los Estados Unidos.
¿Esta podría ser la solución al dolor crónico y a la crisis de los opiáceos?
En España, una de cada 6 personas padece dolor crónico. Esta es una dolencia que afecta significativamente a la salud tando física como emocional y a la calidad de vida en general del individuo.
Con escasas esperanzas de alivio a largo plazo, el dolor crónico (el que dura más de 3 meses, según la American Cancer Society) es uno de los motivos por los que muchos pacientes recurren a los opiáceos. Lo que conlleva a la persona a un alto riesgo de abuso y dependencia.
Cerca del 7 por ciento de la población española reconoce haber usado opiáceos durante el último año, de acuerdo a una investigación publicada en la “Revista Española Multidisciplinar del Dolor”. Si se suma a la ecuación las terribles consecuencias a largo plazo para la salud de la gente del abuso de estos fármacos, pareciera urgente la búsqueda de una alternativa.
Repentinamente los anticuerpos monoclonales ganaron protagonismo cuando, en la pandemia de coronavirus, los científicos descubrieron que estas proteínas construidas en laboratorio eran capacea de reducir el riesgo de hospitalización por covid en pacientes vulnerables e inmunodeprimidos.
En la actualidad, los científicos están estudiando si esta clase de proteínas podrían además construir un tratamiento eficaz contra diferentes dolencias crónicas, como la lumbalgia, dolor neuropático (como la neuropatía periférica diabética), dolor por artrosis, dolor por cáncer y artritis reumatoide.
Ya fueron aprobados por la FDA 4 anticuerpos monoclonales para tratar el dolor crónico originado por la migraña
La FDA, el organismo encargado de regular el consumo de medicamentos en los Estados Unidos, ya aprobó cuatro anticuerpos monoclonales (mAb) para prevenir y tratar las terribles crisis generadas por migraña crónica.
En el 2022, esta institución aprobó el uso de una inyección de frunevetmab (un mAb) para tratar el dolor osteoartrítico en gatos. Pero se está trabajando en medicamentos similares para la gente. Se espera que los ensayos clínicos de otro mAb para el dolor crónico empiecen a finales de este mismo año.
El catedrático de neurología y director del Centro Integral del Dolor del Centro Médico de Albany, en Nueva York, Charles Argoff; dijo que, tienen la esperanza de que a medida que conozcan mejor los mecanismos específicos del dolor, puedan desarrollar anticuerpos monoclonales destinados a diferentes formas de dolor crónico. Aunque todavía no han llegado a eso y no cree que vaya a pasar mañana.
España ya es el tercer consumidor a nivel mundial de fentanilo (un opioide sintético que es hasta 100 veces más fuerte que la morfina), de acuerdo con un informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes. Este país posee una población de 47,5 millones de personas, y el número de fallecidos por sobredosis de opioides ronda los 1.000 al año.
Mientras que en los Estados Unidos (con una población de 332 millones de habitantes) las muertes por sobredosis de opioides aumentaron cerca de un 15 por ciento solo entre 2020 y 2021, con cerca de 107.000 fallecidos al año, de acuerdo con los datos manejados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
La iniciativa HEAL de 2018
Como un agresivo esfuerzo para detener la crisis de opioides, los Institutos Nacionales de Salud en 2018 lanzaron la iniciativa HEAL (Helping to End Addiction Long-term, por sus siglas en inglés). La cual financia una extensa gama de estudios para la prevención de la adicción a los opioides y para el desarrollo de tratamientos del dolor no opioides más efectivos y seguros.
Vladimir Yarov-Yarovoy, investigador especializado en biología computacional y estructural en la Universidad de California (EEUU), explicó que, en su laboratorio partieron desde la pregunta: ¿Podemos desarrollar, diseñar y optimizar anticuerpos destinados a combatir las señales anómalas del dolor que son la causa del dolor crónico?
Yarov-Yarovoy y su colega James Trimmer recibieron una subvención de los NIH por un monto de $ 1,5 millones, bajo la iniciativa HEAL. El experto explicó además que, en el caso del dolor crónico, dichas señales de dolor en el sistema nervioso periférico de la persona son anormales y se deben silenciar.
A pesar de que el estudio está todavía en sus primeras fases, el equipo de Yarov-Yarovoy está comenzando experimentos preliminares con un prototipo de mAb para tratar el dolor crónico y espera que para finales de este año estén listos para llevar a cabo los ensayos clínicos.
¿Cuáles son las ventajas de los mAbs ante los opiáceos?
Los opioides u opiáceos conllevan un potencial de abuso, adicción o dependencia. Estas drogas además pueden causar efectos secundarios potencialmente mortales, como problemas respiratorios. Sin embargo, no es el caso de los mAbs desarrollados para combatir el dolor crónico.
John Markman, neurólogo y director del Programa de Investigación Traslacional del Dolor del Centro Médico de la Universidad de Rochester, en Nueva York; afirmó que, eso puede deberse a que estas moléculas de gran tamaño no pueden llegar hasta las partes del cerebro vinculadas con la recompensa.
Por otro lado, los investigadores señalaron en la revista “Clinical Medicine” que, los mAbs poseen una selectividad de diana exquisita y, por ende, menos toxicidad. También, los efectos de los mAbs son más duraderos que los de los opiáceos y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE).
Los expertos aseguraron que, una vez inyectados bajo la piel, los mAbs pueden circular a través del torrente sanguíneo por más de un mes antes de descomponerse y eliminarse por medio de la orina. Por lo tanto, se espera que los anticuerpos circulantes sean capaces de brindar un alivio sostenido del dolor por varias semanas, no solo horas o días.
Ryan Marino, toxicólogo médico y especialista en medicina de la adicción de la Universidad Case Western Reserve de Cleveland (EEUU), explicó que, a diferencia de las generaciones pasadas de mAbs, los que actualmente se desarrollan para combatir el dolor crónico están diseñados para la autoadministración y el uso doméstico. Lo que significa que no es necesario inyectarse en un centro médico como pasa con el covid-19. Además, no está la preocupación de que las personas se vuelvan dependientes de ellos o de que pierdan su eficacia, agregó el experto.
Uso de la inteligencia artificial en el diseño de mAbs para tratar el dolor crónico
En la actualidad, para el tratamiento del dolor crónico, el equipo de la Universidad de California en Davis, está desarrollando mAbs destinados a 3 proteínas específicas en forma de túnel de las células nerviosas denominadas canales de sodio activados por voltaje. Con lo que buscan impedir que transmitan señales de dolor.
Yarov-Yarovoy explicó que, en esta clase de dolor, dichos canales de sodio son los encargados de transmitir las señales que causan un aumento del dolor. El equipo espera que con la creación de anticuerpos que encajen en cada uno de estos canales de sodio, estas proteínas mAb bloquearán la transmisión de señales de dolor, sin tener que interferir con otros mensajes mandados por medio de las mismas células nerviosas.
El equipo de científicos junto a Yarov-Yarovoy, están usando programas informáticos para el diseño de complejos modelos virtuales de proteínas anticuerpos. También están analizando cuáles encajarán mejor en cada uno de los 3 canales de sodio. Luego de identificar las proteínas prometedoras, el equipo las fabricarán en el laboratorio, para después probarlas en tejido neuronal.
Las mAbs resultan muy versátiles
El motivo por el que los anticuerpos monoclonales pueden usarse para muchos fines diferentes, es que cada uno tiene un objetivo específico. En la pandemia, se usaron mAbs para bloquear la proteína del virus SARS-CoV-2, que le permitía adherirse a las células humanas. De igual forma, los científicos piensan que pueden diseñar anticuerpos monoclonales capaces de unirse a los receptores que están implicados en la transmisión del dolor, y de esta manera se bloquearían las señales.
Lo que está buscando Yarov-Yarovoy y su equipo, es la creación de anticuerpos monoclonales que se dirijan a canales iónicos específicos localizados en la superficie de las células nerviosas humanas que reciben las señales causadas por estímulos de dolor. Esencialmente, se busca apagar la transmisión del dolor crónico que se genera en diferentes afecciones médicas.
Yarov-Yarovoy afirmó que, en lo que tiene que ver con el dolor crónico, tienen que hallar una solución. Ya que es difícil de tratar y no existen muchas buenas opciones. Para muchas personas los opiáceos pierden eficacia con el uso a largo plazo, además está la posibilidad de desarrollar dependencia. Aunque se administren de acuerdo a lo prescrito por el médico, siempre habrá que tomar una dosis cada vez mayor para poder aliviar el dolor.