Si acostumbras a calmar a tu hijo con el teléfono celular, debes saber que esta fácil solución puede socavar el desarrollo de las habilidades de control emocional de tu pequeño. Es mejor consultar otras alternativas para reemplazar el método del uso de dispositivos como tablet o teléfonos celulares para que el niño deje de hacer sus berrinches.
Calmar a un niño con el teléfono celular parece ser la solución perfecta, pero cuidado con hacerlo todo el tiempo
Cuando un niño está desordenado o inquieto, colocarlo frente a un teléfono celular con vídeos o juegos puede que parezca la solución perfecta para calmarlo. Pero si esta técnica es usada constantemente, puede tener sus inconvenientes a largo plazo.
Un grupo de científicos analizó el uso de dispositivos digitales (celulares, tablet) como herramientas usadas para calmar a los pequeños de entre 3 y 5 años. En la investigación participaron 422 niños y los 422 padres. El estudio se realizó entre agosto de 2018 y enero del año 2020, justo antes del inicio de la pandemia de coronavirus.
Los investigadores descubrieron que un mayor empleo de dispositivos digitales como método para calmar a los pequeños se encontraba relacionado con una mayor reactividad emocional durante varios meses.
Los niños reaccionan más intensamente a la ira y la tristeza
Los niños que participaron en la investigación cambiaron su estado de ánimo muy rápido y se volvieron más impulsivos, esta fue una relación particularmente más fuerte en los pequeños y en los pequeños que ya tenían signos de impulsividad, hiperactividad y un temperamento fuerte, lo que los lleva a ser más propensos a reaccionar de manera muy intensa a sentimientos como la frustración, la ira y la tristeza.
Jenny Radesky, principal autora de la investigación y madre de dos de los niños, dijo que, utilizar teléfonos celulares para calmar a un niño pequeño puede parecer una herramienta inofensiva y temporal para bajar el estrés en la casa. Sin embargo, esto pondría tener consecuencias a largo plazo si se convierte en una estrategia regular y constante.
Radesky también señaló que, esta clase de dispositivos pueden comprometer las oportunidades de desarrollar técnicas alternativas e independientes de autorregulación, sobre todo en los primeros 6 años de la vida del niño.
Los niños de este grupo de edad por lo general exhiben comportamientos difíciles con mayor frecuencia. Los berriches, las rabietas o las emociones muy intensas pueden ser controladas con facilidad usando una tablet o un teléfono celular. Esta solución funciona perfectamente, aunque el alivio a corto plazo puede llegar a comprometer el desarrollo emocional del pequeño.
El uso del teléfono celular no debe convertirse en un método único para atender situaciones difíciles con los niños
La investigación llama la atención acerca del empleo excesivo y constante de este método sencillo. Si es aplicado con moderación, puede resultar muy útil, pero esta no debería ser la principal forma de atender situaciones difíciles con los pequeños.
Para no dejar desarmados a los padres que abusan de este método, los expertos además presentaron varias otras alternativas para poder calmar a los niños. Ofrecerles experiencias sensoriales o ejercicios estimulantes, por ejemplo, podría resultar de mucha ayuda. Esto podría incluir abrazarse, mecerse, escuchar música, saltar en un trampolín o mirar imágenes en un libro.
Al intentar describir y nombrar lo que siente su hijo, los padres están ayudando a conectar el lenguaje con los estados emocionales del niño. Además de demostrarle al pequeño que es comprendido por el adulto.
Los padres también deben tratar de controlar sus reacciones
Los autores del estudio además promueven opciones a comportamientos particularmente negativos del niño cuando está molesto. Al intentar comunicar sus emociones, el pequeño puede recurrir a impulsos exagerados o violentos. En este sentido, los padres pueden enseñarle al niño conductas sustitutas más seguras. Como, por ejemplo, comunicarse claramente cuando desea atención en lugar de gritar, o descargar su rabia sobre una almohada en lugar de un compañero.
La autora principal del estudio dijo que, todas estas soluciones ayudan a los pequeños a entenderse mejor, además de sentirse más competentes en el manejo y control de sus sentimientos. Y señaló que, el encargado de cuidar al niño debe tratar de mantener la calma y no reaccionar de manera exagerada ante las emociones del pequeño. Este cuidado sirve para mejorar el desarrollo de habilidades de regulación emocional que permanecen toda la vida.
Finalmente Radesky dijo que, además, utilizar un dispositivo móvil como el teléfono celular, no enseña una habilidad, solo distrae al pequeño de cómo se siente. Los niños que no son capaces de desarrollar este tipo de habilidades durante la primera infancia tienen más probabilidades de tener dificultades en momentos de estrés en la escuela o con sus compañeros a medida que van creciendo.