¿El calor extremo nos puede derretir las neuronas?

De alguna manera el calor extremo puede lastrar el funcionamiento del cerebro. Las altas temperaturas disminuyen las emociones positivas como la felicidad o la alegría, pera además aumenta nuestras emociones negativas como el estrés o la ira, fomentando las reacciones agresivas.

El calor extremo provoca que nuestro cerebro trabaje a destajo

Ocho de cada diez municipios en España estuvieron en riesgo para la salud cuando llegó al país la primera ola de calor de este verano. A pesar de que el efecto de la deshidratación en el organismo sea la principal preocupación, nuestro cerebro también sufre esta tendencia de temperaturas más altas, que durante 2023 (el tercer año más cálido desde que se llevan registros) llegaron a alcanzar cifras máximas de 46,8 °C en el aeropuerto de Valencia, por ejemplo.

Recientemente una serie de investigaciones ha constatado que el calor extremo reduce las capacidades cognitivas de la persona, tanto para trabajar como para estudiar. Por otro lado, mientras nuestro cerebro trabaja a destajo para poder mantener fresco nuestro organismo, el calor excesivo potencia la agresividad y el estrés en nosotros, y afectan particularmente a pacientes con ciertos trastornos psiquiátricos.

Sandra Giménez, neurofisióloga clínica del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona (España), explicó que el cerebro es un órgano sensible al calor extremo, que no está preparado para trabajar a 45 °C, y cuando esto sucede la función cognitiva se ralentiza. Y que el calor extremo afecta a todas las funciones cognitivas de nuestro cerebro, al afectar la capacidad de reacción que tenemos, a nuestra capacidad de respuesta y la memoria. Bajo el calor excesivo todo nos cuesta mucho más, vamos más lentos, agregó. “No vamos a decir que las neuronas se nos están derritiendo, pero sí que hay una afectación, el rendimiento es mucho peor con las altas temperaturas”.

La ciencia lo sustenta: rendimos menos cuando sufrimos calor extremo

Si en un centro educativo se lleva a cabo una prueba durante un día con más de 32 °C, según una investigación de 2018 en las escuelas públicas de Nueva York (EEUU); el resultado sería una reducción del 14 % en la calificación en relación con hacer esa misma evaluación a 22 °C. Y se reduce en aproximadamente un 11 % las probabilidades de aprobar una materia.

Al respecto, Jisung Park, profesor de la Harvard Kennedy School y autor del estudio, explicó que se calcula que, durante el período 1998 a 2011, más de 510.000 pruebas que de otra forma se habrían aprobado recibieron suspensos motivados a las altas temperaturas, lo que impactó al menos a 90.000 alumnos, posiblemente a muchos más.

En otro estudio, que también se llevó a cabo en Estados Unidos, se menciona que la “tasa de aprendizaje disminuye con un aumento en la cantidad de días escolares calurosos”. Mientras que otra investigación comparó el rendimiento de estudiantes de la Universidad de Boston en medio de una ola de calor del año 2016, y concluyó que aquellos alumnos que vivían en habitaciones sin aire acondicionado (bajo temperatura media de 27 °C) mostraban una capacidad de reacción trece por ciento más lenta en exámenes de aritmética y lograban cerca de un 10 por ciento menos respuestas correctas por minuto que aquellos estudiantes que contaban con aire acondicionado en sus habitaciones (con una temperatura de 22 °C).

También en el ámbito laboral

Aunque estas investigaciones se han llevado a cabo en el campo académico, la afectación cognitiva producida por el calor excesivo también afecta en el ámbito laboral. Un estudio realizado en 2006 halló que la mayor productividad se alcanza a una temperatura en torno a los 22 grados. Con 8 grados más el rendimiento laboral se veía mermado en cerca de un 9 %.

Mar Gómez, meteoróloga y divulgadora científica, aseguró que existen numerosas investigaciones que establecen vínculos con la salud mental, el comportamiento y el ánimo del cerebro con el calor, por lo que los pacientes psiquiátricos son especialmente vulnerables. También dijo que existen estudios que demuestran que las altas temperaturas disminuyen las emociones positivas como pueden ser la felicidad o la alegría, además de aumentar las emociones negativas como el estrés o la ira.

El calor afecta más a las personas con problemas de salud mental

Gómez además comentó que ya se sabe que las personas con esquizofrenia pueden experimentar problemas con la regulación de la temperatura corporal y que los cambios de temperatura pueden alterar los síntomas de trastorno del estado de ánimo. Y explicó que ciertos fármacos psiquiátricos, donde se incluyen algunos antidepresivos y antipsicóticos, también, pueden afectar a la manera en que el organismo regula la temperatura, y la gente que los toma es particularmente vulnerable a los efectos del calor extremo.

La ira es una de las emociones negativas vinculadas con el calor que ha sido más estudiada. Además, dos de sus consecuencias directas son la violencia y la agresividad. El doctor en Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Colegio de Psicología de Madrid, Valentín Martínez, señaló que el calor extremo puede disminuir el autocontrol y aumentar la irritabilidad, lo que puede traducirse en un comportamiento más agresivo. Y aseguró que la relación entre el calor excesivo y la agresividad es real.

Una investigación publicada en 2022 en “The Lancet”, donde fueron analizados 4.000 millones de tuits concluyó que las temperaturas muy elevadas o muy bajas agravan las tendencias agresivas on line y aumentan los discursos de odio. Hay investigaciones que han concluido que cada grado de aumento en las temperaturas anuales se vincularía con un aumento promedio de cerca del 6 % en el número de homicidios.

¿De qué forma afecta el calor en el cerebro?

De acuerdo con Valentín Martínez, la explicación a estas consecuencias se podría hallar en que el calor obliga al cerebro a trabajar más para poder regular la temperatura del cuerpo, lo que afecta de forma negativa a la capacidad mental, debido a que el cerebro destina gran parte de sus recursos a mantener fresco nuestro organismo.

Por su parte, Mar Gómez explicó que las personas tenemos que saber que nuestro organismo funciona adecuadamente gracias, entre otras cosas, al hipotálamo, que es el encargado de coordinar nuestro sistema nervioso autónomo y actúa como una especie de termómetro interno del cerebro. En el momento en que este detecta que hay cambios entre su propia temperatura y la de los termorreceptores de la piel, el hipotálamo establece los mecanismos para regularla, agregó.

Según Gómez, esos mecanismos son la vasodilatación, la sudoración o la producción de adrenalina. Y es precisamente esa producción de adrenalina una de las causas de mayor irritabilidad cuando estamos atravesando periodos de calor extremo, concluyó.

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