Un reciente estudio logró explicar las razones por las que, el pequeño y misterioso planeta Ceres es tan diferente a los innumerables astros vecinos que se encuentran en el cinturón de asteroides.
Ceres se diferencia del resto de los astros en el cinturón de asteroides
El misterioso planeta Ceres es un diminuto mundo muy diferente de todos sus vecinos que conforman el cinturón de asteroides; y una nueva investigación explica los motivos.
Este planeta enano es el mayor objeto del cinturón de asteroides que está entre las órbitas de Júpiter y Marte. El diámetro de Ceres es de 945 kilómetros, lo que le permitió ubicarse en la categoría de planeta; en el momento en que fue descubierto por el astrólogo Giusseppe Piazzi, el 1 de enero del año 1801.
Aunque, y de forma parecida a lo que ocurrió con Plutón hace pocos años, el pequeño Ceres fue borrado de la lista de planetas cuando, durante la década de 1850; fueron hallados otros objetos similares entre sus vecinos, como es el caso de Palas, Juno o Vesta. En la actualidad, al igual que Plutón, Ceres ha pasado a la liga de los planetas enanos.
Pero es un gigante entre los asteroides
Sin embargo, Ceres es el objeto más grande del cinturón de asteroides que existe entre las órbitas de Júpiter y Marte. Cuenta con una masa que llega a un tercio de la que tiene todo el cinturón de asteroides; el planeta enano sobresale como el abanderado entre tales cuerpos y hasta se pudiera pensar que es su máximo representante.
Como está ubicado entre la misma órbita de sus compañeros, por mucho tiempo se pensó que todo el cinturón, donde se incluye a Ceres; se pudo haber formado al mismo tiempo en la nebulosa protosolar y tanto Ceres como el resto de los asteroides del cinturón serían similares.
La NASA estudió más a profundidad al planeta enano Ceres
La nave Dawn de la NASA, se dedicó al estudio del planeta enano por varios años, y halló que su núcleo rocoso se encuentra rodeado por una capa de hielo. Encima de dicha capa, está la superficie que contiene una combinación de diversos carbonatos, agua helada y arcilla. La composición de la superficie del pequeño planeta, así como su reflectividad hacen que se asemeje a los asteroides de tipo C.
Aunque, de acuerdo con un estudio más detallado, Ceres muestra que tiene enormes diferencias con sus compañeros de cinturón. La mayor parte de los asteroides de tipo C no poseen tanta agua ni tanta arcilla. Por otro lado, la superficie del planeta enano posee una gran cantidad de amoniaco, un compuesto no muy común en los asteroides.
Ciertamente, este tipo de compuesto no es común en las regiones del interior del sistema solar, debido a que la radiación del Sol evaporó al amoniaco en la época inicial de su formación. Sin embargo, en las regiones más externas del sistema solar sí que hay en abundancia; allí ha podido mantenerse junto a otros compuestos químicos también volátiles.
Un origen difícil de explicar
Este planeta enano, más que a sus compañeros asteroides, se parece mucho a los lejanos Plutón, Eris, Caronte y otros astros del cinturón de Kuiper, que se hallan en las zonas más externas del sistema solar. Una manera de explicar esta anomalía, sería que quizás este pequeño planeta se formó de forma extraña e independiente del resto de los asteroides vecinos.
Hay quienes piensan que se formó con los asteroides, pero una enorme cantidad de amoniaco y agua llegó luego desde la región exterior del sistema solar para quedarse sobre Ceres. Aunque son hipótesis que parecieran ser no muy lógicas.
Una reciente investigación, encabezada por Rafael Ribeiro de Sousa, perteneciente a la Universidad de Sao Paulo; está planteando una nueva explicación al origen de este planeta enano que parece mucho más verosímil. El equipo de científicos plantea que pudo haberse formado más allá de las órbitas de los planetas más grandes y pudo haber migrado después, al cinturón de asteroides justo donde está hora.
Todo comenzó con un gran disco de rocas
El sistema solar se originó a partir de un gran disco conformado por una serie de rocas “planetesimales”; las cuales se fueron agregando entre sí para ir luego formando cuerpos progresivamente más grandes. Los planetas gigantes acumularon enormes cantidades de gas proveniente de la nebulosa protosolar y, de acuerdo con los modelos más aceptados en la actualidad; se formaron cercanos entre sí y más cercanos al Sol que lo que indican sus localizaciones modernas.
El éxodo de los planetas gigantes desde sus sitios de formación hasta sus actuales posiciones dio origen a grandes perturbaciones en los demás cuerpos menores del sistema solar; particularmente en los pertenecientes al cinturón de Kuiper. Varios de estos cuerpos salieron lanzados hacia afuera del sistema planetario, mientras que otros objetos quedaron atrapados como satélites de los planetas gigantes; como el caso de Tritón que fue atrapado por Neptuno. Y otros que finalmente fueron direccionados hacia regiones interiores del sistema solar. Lo que le pudo haber sucedido a Ceres.
Los secretos que guarda Ceres
Esta pudiera ser la explicación más creíble sobre el nacimiento del pequeño planeta. Es decir, que su formación ocurrió en los bordes helados del sistema solar, allí donde existe abundante amoniaco y otros tipos de compuestos volátiles. Ya una vez que Ceres se formó, este fue perturbado por los desplazamientos de los planetas gigantes y de esa manera terminó en su actual ubicación en el cinturón de asteroides.
Los cometas, los asteroides y, en general, todos los cuerpos pequeños que nacieron en las primeras etapas del sistema solar; y que además han permanecido hasta cierto punto inalterados desde aquellos momentos, son como cápsulas del tiempo que poseen información determinante acerca de las características de la nebulosa protosolar. Si en realidad proviene desde los confines del cinturón de Kuiper; Ceres es capaz de proporcionar pistas muy importantes para llegar a desvelar los orígenes del sistema planetario donde habitamos.