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Una ducha escocesa es aquella en donde se alterna el agua caliente y el agua fría durante la ducha, en esta práctica se emplea un lapso de tiempo entre intervalos y cambios de temperatura para tomar los beneficios de cada contraste. Es aplicada en la hidroterapia, un término usado para referirse al uso del agua como medio terapéutico.
En general, esta aplicación logra reactivar la circulación sanguínea de una persona, también es llamada ducha contraste o ducha alternante de agua caliente y fría. Para ello emplean métodos para la dilatación y contracción de los vasos sanguíneos.
Durante este proceso se utiliza el agua caliente para dilatar los vasos sanguíneos, ayudar al proceso de transpiración y permitir al individuo que sus músculos se destensen mediante la relajación afectando de forma positiva a las articulaciones.
También favorece el flujo sanguíneo y transmite calor a la dermis; generando en la persona una leve sensación de aumento de temperatura en su cuerpo por el calor suministrado en él.
Por el contrario, el agua fría reduce la cavidad de los vasos sanguíneos y ayuda a disminuir inflamaciones en el cuerpo o algún congestionamiento superficial. En este sentido, el agua fría puede producir una afluencia sanguínea superior en dirección a los órganos internos del organismo.
¿Cómo es el proceso de una ducha escocesa?
Para obtener los mejores efectos de una ducha alternante de agua caliente y fría, es necesario que se haga un correcto seguimiento del proceso y no simplemente exponerse a repentinos cambios de temperatura en el agua.
Como un primer paso se utiliza el agua caliente en la ducha hasta lograr una sensación de aumento de temperatura en la piel. Posteriormente, se procede a emplear el uso del agua fría empezando por los pies e ir en ascenso paulatinamente.
La repetición de estos cambios se debe realizar tres veces y culminan siempre con el uso del agua fría. En cuanto a la duración de los ciclos, recomiendan una disminución de tiempo en cada repetición; la primera de tres minutos, la segunda de dos minutos; y, por último, un lapso de un minuto para finalizar con el proceso.
La ducha escocesa produce en la persona una sensación de relajación sumamente gratificante, asimismo tonifica el cuerpo. En un principio, el cambio de temperatura del agua caliente al agua fría causa una reticencia por la sensación al contacto con el nuevo contraste, no obstante, esta desaparece al poco tiempo.
Cabe destacar, que al igual que cualquier tratamiento, este tipo de ducha debe estar autorizada y guiada por un médico en caso de existir algún padecimiento en particular; así la persona se asegura de que no habrá ninguna contraindicación por el uso de esta técnica.
Beneficios obtenidos al aplicar una ducha contraste
Entre los beneficios que se pueden encontrar al tomar una ducha escocesa destacan la mejora en la capacidad de los vasos sanguíneos y arterias para lograr contraerse o dilatarse según sea el caso. Este aspecto resulta oportuno en ambientes con bajas temperaturas como el invierno; ya que genera cierta resistencia al frío, además de fortalecer el sistema inmunológico.
Otra de las ventajas es que favorece la prevención de enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio. Como ya se mencionó anteriormente, este proceso de contraste de temperaturas mejora el riego sanguíneo en la piel y en órganos internos.
Es un excelente tonificante para la piel y en algunos casos se recomienda si la persona sufre de dolores de cabeza por la sensación relajante que la ducha escocesa produce en el sistema interno del organismo. El tipo de ducha contrastante es usado también en saunas.
Proporciona en la persona un gran bienestar, tanto físico como emocional, esta técnica funciona como un masaje muy suave y realmente reconfortante. También, la ducha escocesa funciona como exfoliante, pues elimina aquellas células muertas que se han acumulado en la piel.
Es excelente su aplicación para aquellas personas dedicadas constantemente a una gran carga física o para aquellas personas que tienen largas jornadas de tiempo estando de pie. Posee un efecto vigorizante y mejora el estado de ánimo de la persona.
La ducha escocesa puede ser disfrutada por todo el mundo; pero no es recomendable que se aplique en mujeres embarazadas, niños y en personas enfermas.