Generalmente para los padres y cuidadores de los niños, a menudo es frustrante concentrarse en lo que significa el desarrollo en un niño, ya que mucho de lo que consideramos normal, puede no serlo. A menudo lo hacemos sin pensarlo, cuando calificamos a un niño como que le va bien en una materia y que se atrasa en otra.
El correcto desarrollo de los niños
Siempre que hacemos este tipo de comparación, tenemos algún tipo de referencia mental en la cabeza, por ejemplo, un niño pequeño debería ser capaz de escalar los muebles a los 2 años. Cada vez más, los investigadores del desarrollo infantil afirman que sucede lo mismo en su campo, el estudio de cómo se desarrollan comportamientos y habilidades como el lenguaje. Muchos de los estudios que afirman investigar el desarrollo infantil, ya sea de manera implícita o explícita, sostienen que sus hallazgos son universales.
Puede haber varias razones para esto. A veces hay la tentación de exagerar las conclusiones, y a veces puede ser la manera en que los lectores o los medios interpretan los hallazgos. El resultado es que lo que se ha descubierto en un grupo de niños se considera entonces como el estándar, el criterio con el que se comparan las investigaciones futuras.
Sesgos académicos: La mayoría de las investigaciones sobre el desarrollo infantil proviene de países occidentales más ricos, especialmente Estados Unidos, Reino Unido, Países Bajos, Alemania y Francia. Es probable que, si has oído hablar de los hitos del desarrollo infantil, estos hayan ocurrido en alguno de estos países.
Esto sucede porque puede ser difícil realizar una investigación básica sobre el desarrollo infantil en los países en desarrollo, ya que los colegas y revisores pedirán o exigirán comparaciones con las poblaciones occidentales para contextualizar los hallazgos de estas regiones. No obstante, sin darse cuenta, estos expertos y revisores han establecido a los niños occidentales como la norma.
Entornos complejos: Pero, ¿es correcto hacer estas comparaciones? Uno de los aspectos complicados de la investigación del desarrollo infantil es que se lleva a cabo en un contexto cultural y social que no se puede separar.
¿Cómo los niños aprenden a moverse?
Pero este contexto suele ser complicado. Las diferencias en el entorno físico, los estilos de crianza, la ubicación, el clima son elementos que interactúan para influir en el crecimiento de los niños. Además de estas diferencias, también hay variaciones individuales. Estas pueden incluir, por ejemplo, la curiosidad, la timidez y la neurodiversidad, las cuales pueden influir en la forma en que un niño moldea su propio entorno de aprendizaje. Tomemos como ejemplo el área del desarrollo motor en la infancia, el análisis de cómo los niños aprenden a moverse.
Muchos padres en particular pueden conocer los gráficos que indican cuándo pueden esperar que su hijo se siente, gatee, se ponga de pie y corra. La existencia de estos gráficos sugiere que es bastante universal, y a menudo se evalúa el desarrollo motor de un niño de esta manera. Esto tiene sentido. Las primeras investigaciones se centraron en averiguar qué era normal, y es lógico tratar de ayudar a los niños que podrían estar en riesgo de rezagarse. El tiempo y el orden analizados entonces dieron lugar a las normas y escalas que seguimos utilizando hoy.
¿Es universal algo como el momento del desarrollo motor? Es fácil pensar que podría serlo. Cuando no hay obstáculos físicos o cognitivos, todos aprendemos a sentarnos y a estar de pie, así que, en un principio, parece justo afirmar que podría serlo. Pero resulta que el entorno en el que crecen los niños tiene un papel muy relevante incluso en algo que parece tan universal como esto. En países y culturas donde los bebés reciben masajes firmes de manera regular por parte de sus cuidadores, como en Jamaica, el desarrollo motor se acelera. Es evidente que una norma desarrollada en una cultura podría no aplicarse bien a otra.
Parte fundamentales del desarrollo infantil
Más allá de las normas, es claro que los problemas mencionados anteriormente no son exclusivos del desarrollo motor. En campos como el desarrollo del lenguaje o el desarrollo social, el componente cultural es aún más urgente. Simplemente, no hay manera de entender estos aspectos del desarrollo infantil sin considerar también el contexto en el que ocurren. Cada niño se desarrolla en un contexto y, por más normal que veamos nuestra propia cultura, no existe una norma objetiva e independiente del contexto con la que podamos comparar a otros niños.
Es decir, deberíamos aceptar el desorden. Si consideramos el desarrollo normal del niño como algo que simplemente pasa, los investigadores pierden la comprensión de la dinámica del desarrollo en sí. Pero lo que es peor, los educadores y los cuidadores pueden no darse cuenta de que el desarrollo es algo sobre lo que podemos influir, y pierden la oportunidad de generar cambios. Una parte esencial de ver el desarrollo infantil como algo entrelazado con la cultura es que no solo implica recopilar datos de otras culturas, sino también involucrar a las comunidades locales y las perspectivas de investigación.
Entender a las comunidades significa escucharlas, empoderarlas y darles espacio para que tengan voz. Ir más allá de una visión occidental del desarrollo infantil no solo ayudará a los investigadores y llevará a una ciencia más exacta, sino que, con suerte, beneficiará a todos los que trabajan con niños en todo el mundo.
Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Sus autores, Samuel Forbes es profesor asociado de psicología en la Universidad de Durham y Prerna Aneja es catedrática en psicología en la Universidad de Anglia del Este.
