El matemático Eduardo Sáenz de Cabezón, y el biólogo Ricardo Moure, llevan a cabo una búsqueda de extraterrestres con la compañía del físico Enrique Fernández Borja y de la química Deborah García Bello.
No parece posible que nos encontremos completamente solos en el universo. Sin embargo, si existe más vida que la que hay en la Tierra en alguna parte de las galaxias, ¿por qué no se sabe nada de ella aún?
Buscando señales de vida en alguna parte del universo
Phillip Morrison y Giusseppe Cocconi, en 1959 escribieron una publicación en la revista “Nature” acerca del tema de cómo los seres humanos podrían usar las microondas para llegar a comunicarse con civilizaciones fuera de nuestro planeta.
Durante ese mismo año, el astrónomo estadounidense Frank Drake, lanzó el proyecto denominado “Ozma”; que se trató del primer intento científico serio de localización activa de señales inteligentes recibidas desde el espacio exterior.
Por un lado, Phillip Morrison y Giusseppe Cocconi hicieron el planteamiento en 1959 de contactar con otras civilizaciones en el espacio por medio de microondas. Mientras que Drake y el astrónomo y escritor Carl Sagan; quisieron crear el marco proyecto SETI, es decir, Searche for Extraterrestre Health Intelligence o Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre.
Con lo que se pretendía buscar señales que tuvieran intensidades muy altas con relación al ruido del ambiente, y que, además, tuvieran cierto tipo de periodicidad o mensaje; como, por ejemplo, que se tratara de una secuencia de números primos.
En este sentido, el físico Enrique Fernández Borja. Explicó que confía mucho en que el universo es inmensamente grande e increíblemente lleno de posibilidades; que le parecería muy extraño que en el único lugar donde se haya creado vida y evolucionado hasta lograr cierto grado de inteligencia, haya ocurrido solo aquí en la Tierra.
Buscando señales extraterrestres con el programa SETI
Desde sus origines en los años 70, el programa SETI se ha encontrado casi siempre al borde del precipicio. Sin embargo, desde 1999 recibió un impulso gracias a SETI@home; el cual fue un experimento científico, que usaría computadores conectados a la Web de los ciudadanos para el análisis de datos. En la actualidad este proyecto se encuentra suspendido y hasta ahora jamás ha conseguido ningún indicio que confirme la vida inteligente extraterrestre.
El fundador de SETI, Frank Drake, logró inscribir su nombre en la historia de la ciencia gracias a la llamada “ecuación de Drake”; la cual presentó en el año 1961. Dicha ecuación intenta dar una expresión aproximada del número probable de civilizaciones extraterrestres con las que se pudiera hacer contacto.
¿Cuántas sociedades de extraterrestres existen y por qué no nos hablan?
Fernández Borja, reflexionó que en las estimaciones más entusiastas que se tienen de la presencia de civilizaciones inteligentes en nuestra galaxia fundamentadas en la ecuación de Drake; en la actualidad hay cerca de unos 15 millones. Es decir, que deberían existir 15 millones de civilizaciones extraterrestres generando señales en el espacio, pero no se ha visto ninguna de esas señales todavía.
En tal sentido, la “paradoja de Fermi” hace referencia al planteamiento del físico Enrico Fermi; sobre ¿cómo es que la presencia de civilizaciones que se encuentran emitiendo señales al espacio es tan alta, como es que nunca se ha visto a ninguna?
Otra razón posible que justifique el hecho de que nada en el espacio se haya puesto en contacto con nosotros aún; es la explicada por el físico español Juan José Gómez Cadenas, quien argumenta que las civilizaciones inteligentes de la galaxia logran comunicarse a través de canales que son mudos para nosotros. Por ejemplo, lo pudieran hacer por medio de “neutrinos”.
Fernández Borjas comentó al respecto que, sería bastante interesante que se contara con otro lugar donde se haya desarrollado una civilización inteligente. Para así poder constatar si la vida se trata de algo ubicuo en el universo, y si en otro lugar la vida se rige por las mismas reglas.
¿Cómo reconocer una señal de vida?
Durante el 30 de julio del año 2020, fue lanzada la “misión Mars 2020”; que aterrizó en el planeta Marte el 18 de febrero del año pasado. Entre las muchas misiones de Mars 2020, se encuentra una que se encarga de buscar biofirmas.
La química Déborah García Bello, explicó que una firma biológica o biofirma es una señal de vida. Se trata de un fenómeno que ofrece una evidencia científica de la presencia de vida presente o pasada. Pudiera tratarse de una mezcla de moléculas orgánicas; o la composición de los minerales, isótopos o gases de la atmósfera que necesitan de procesos biológicos para su formación.
García Bello agregó que, la prueba de que en un planeta existe vida difícilmente la va a dar una sola sustancia; sino que más bien un conjunto de rasgos. Que existan frutos sintéticos, pigmentos, la morfología de los minerales, moléculas virales. Cuando se trata de sustancias, lo que es realmente determinante no es tanto que se trate de sustancias que con alta probabilidad las genera la vida; sino que además debe ser imposible obtenerlas por medio de procesos no biológicos.