La Organización Mundial de la Salud, OMS, publicó un documento en el que está alertando sobre el “elevado” aumento de la resistencia a los antibióticos que son utilizados para el tratamiento en infecciones del torrente sanguíneo potencialmente mortales a nivel mundial.
Esta clase de infecciones provocadas por la “Escherichia coli” y la “Salmonella spp” que son resistentes. Además de las infecciones por gonorrea resistente aumentaron durante 2020 en un 15 % con respecto al año 2017.
Aumento de resistencia a los antibióticos de último recurso
El informe de la OMS muestra niveles por encima de 50 % de resistencia a bacterias que normalmente causan infecciones del torrente sanguíneo, como “Acinetobates spp” y “Klebsiella pneumoniae”; y que ameritan tratamiento con antibióticos de último recurso, tal como los carbapenémicos.
Aunque, y a pesar de ello, el 8 % de las infecciones del torrente sangúineo provocadas por “Klebsiella pneumoniae” fueron informadas como resistentes a los carbapenémicos, lo que incrementa el riesgo de muerte por causa de infecciones inmanejables.
La OMS está avisando que, las infecciones bacterianas comunes se están tornando cada vez más resistentes a los antibióticos. Por encima del sesenta por ciento de los aislamientos de “Neisseria gonorrhea”, una enfermedad de transmisión sexual muy común; han mostrado resistencia a la ciprofloxacina, uno de los antibióticos vía oral más usados en todo el mundo.
Por otro lado, el organismo de Naciones Unidas ha advertido que, más del veinte por ciento de los aislamientos de la bacteria más común en las infecciones del tracto urinario, la “E. Coli”; resultaron ser resistentes a los fármacos de primera línea, cotrimoxazol y ampicilina. Como también a los tratamientos de segunda línea, las fluoroquinolonas.
El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus; dijo que, la resistencia a los antibióticos socava la medicina moderna y pone en peligro a millones de personas. Para entender verdaderamente el alcance de la amenaza mundial y montar una respuesta de salud pública eficaz a la RAM, entre todos debemos ampliar las pruebas de microbiología y ofrecer datos de calidad garantizada en todas partes del mundo, no solo en los países más ricos, agregó.
Existen diferencias por países
A pesar de que la mayoría de las tendencias de resistencia han permanecido estables en los últimos cuatro años, las infecciones del torrente sanguíneo debidas a “Salmonella spp” y “Escherichia coli” resistentes y las infecciones por “Neisseria gonorrhea” resistente se incrementaron durante 2020 al menos un quince por ciento, en comparación con los registros del año 2017.
Así mismo, los nuevos análisis demuestran que las naciones con una cobertura de prueba más baja, en su mayoría naciones de ingresos bajos o medianos; tienen más probabilidades de reportar tasas de resistencia antimicrobiana mucho más altas.
Para dar un ejemplo, la mediana global de los niveles de resistencia a los antibióticos resultó ser de 42 % en “Escherichia coli” y del 35 % en “Staphylococcus aureus” resistente a la meticilina. Lo que representa a los dos indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de esta problemática.
Sin embargo, cuando fueron consideradas solo las naciones con alta cobertura de pruebas, estos niveles resultaron notablemente más bajos, con un 11 % y un 6,8 %, respectivamente.
Se exige un compromiso de alto nivel de parte de los países
Desde la Organización Mundial de la Salud han aseverado que, las tasas de resistencia a los antibióticos continúan siendo difíciles de interpretar. Ya que la cobertura de pruebas es insuficiente y porque la capacidad de los laboratorios es débil. Sobre todo en países de ingresos bajos y medianos.
Para que pueda ser superada esta brecha, la OMS continuará con un enfoque que tiene como finalidad la generación de evidencia a corto plazo por medio de encuestas y el desarrollo de capacidades a largo plazo para mejorar la vigilancia de rutina, agregó el organismo de Naciones Unidas.
Atender a las tendencias de la resistencia antimicrobiana exige un compromiso de alto nivel por parte de las naciones para impulsar la capacidad de vigilancia y para propiciar datos de calidad garantizada, además de la acción de toda la población y comunidades.