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Un equipo de arqueólogos de Inglaterra, han encontrado parásitos en excrementos fosilizados, lo cual determinó que la ingesta de órganos de animales en las estaciones de invierno en Durrington Walls; un asentamiento troglodita a tan sólo 2,8 kilómetros de distancia de Stonehenge, y lugar donde se hospedaron los constructores del monumento prehistórico.
Las extrañas ceremonias que se celebraban en Stonehenge
Stonehenge, es el monumento más famoso, enigmático y prehistórico de todo el planeta. Las especulaciones en cuanto al por qué y cómo se alzó este impresionante círculo con enorme bloque de rocas en el territorio de Inglaterra, Wiltshire se han ido ocurriendo; aunque existen pocas estimaciones sobre las personas que realizaron su construcción o la clase de ceremonias que se celebraban en ese lugar.
Por fortuna para los expertos, a tan sólo 2,8 kilómetros de distancia del complejo megalítico, un establecimiento neolítico denominado Durrington Walls; les está proporsionando pistas en cuestión a los que fueron los creadores de Stonehenge y la clase de actividad que llevaban hace cinco milenios atrás. Por consiguiente se tiene la creencia de que se albergaron en dicho poblado mientras se ejecutaba la segunda fase de la construcción de Stonehenge.
Para volver a la reconstrucción de aquella fase, un grupo brtánico combinó las técnicas del laboratorio junto a las excavaciones arqueológicas.
Evidencias encontradas en Durrington Walls orientaron la investigación sobre los rituales en Stonehenge
El autor principal de dicha investigación y arqueólogo de la Universidad de Cambridge, Piers D. Mitchell; comentó que para la época de la prehistoria solamente disponen de muestras arqueológicas, puesto que para ese momento de la historia aún no existían las escrituras.
De esta manera, sus exámenes de heces fosilizados encontrados en Durrington Walls; ha manifestado de forma indirecta cómo se realizaban los festines de celebración. Tal como lo especifican hoy en día los autores, a través de la revista científica “Parasitology”.
Los expertos han detectado en esas muestras de heces prehistóricas, unos parásitos muy parecidos a los mismo parásitos que actualmente continúan instigando deficiencias intestinales a miles de personas al momento de ingerir alimentos de procedencia animal con poca cocción o crudos.
En el transcurso de 4.500 años, los gusanos parásitos y sus huevos se han preservado escondidos en los excrementos fosilizados, a los cuales los arqueólogos denominan coprolitos; ya que, la palabra “kopros” en griego significa excremento y lithos piedra. En la actualidad, dichos parásitos han tenido relevancia al poner las muestras de excremento en el laboratorio.
Los habitantes de Durrington Walls se alimentaban de órganos de animales crudos
Mitchell comentó mediante un correo electrónico que, los órganos internos de los animales tienen lugar de descomposición en el suelo; no cuentan con mucha información de si eran ingeridos por las personas; en cambio, con la ingesta de carne, sí se puede determinar por medio de marcas de cuchillos en ciertas partes de los huesos que demuestran de qué manera fue retirada.
No obstante, el semblante de los parásitos determina que, así como los perros, las personas también que habitaban en Durrington Walls, además consumieron órganos internos de los animales que también consumían.
Los huevos de los parásitos capillariidae en excremento humano, fácilmente de reconocer por su parecida silueta de un limón; señalan que esta persona que los tiene ha ingerido hígados y pulmones con poca cocción o crudos de un animal que se encontraba infectado.
Mitchell explicó que quizá los parásitos capillariidae puedan infectar a rumiantes o inclusive hasta el ganado; pero, aparentemente las vacas fueron la fuente principal que traspasó a los mismos huevos de parásitos.
Mediante las excavaciones del lugar considerado como el primer basurero de Durrington Walls, los arqueólogos hallaron herramientas de piedra y cerámica a lado de más de 38 mil huesos de animales; de los cuales el 90% de ellos eran de cochinos y menos del 10% de los huesos eran de vacas. Ahí además hallaron el excremento mineralizado y utilizado para los análisis de la investigación.
El plato principal en los festines de celebración en Stonehenge era órganos de vaca y de cerdo
En definitiva, su grupo examinó aproximadamente 19 coprolitos. En cinco “cuatro de perros y uno de personas”, encontraron huevos de los gusanos parásitos; por lo cual su hipótesis es que mientras ocurrían los festines de celebración, se comían los órganos internos de los animales como la vaca y el cochino, y lo que les sobraba se lo arrojaban a los perros cercanos.
En una muestra de heces de perro también pudieron encontrar huevos de parásitos provenientes del consumo de pescado crudo, aunque en el yacimiento no se ha podido hallar algún indicio que señale que las personas hallan comido pescado allí; por lo que se estima que el perro ya venía infectado al momento de llegar a Stonehenge.
Estos exámenes se realizaron en Instalación Nacional de Isótopos Ambientales de la Universidad de Bristol y demostraron que, además, las vacas eran provenientes del sur de Reino Unido.
Como lo especificó Mitchell, el establecimiento de Durrington Walls se desarrolló en el año 2.500 antes de Cristo; una fase que encaja con el periodo en el que se estima se erigieron los reconocidos trilithons, dos grandes rocas verticales que mantienen otra tercera roca vertical.
Los expertos creen que ciertos de los constructores de Stonehenge, una localidad que se supone debía estar reservado al culto, se albergaron en Durrington Walls. Las muestras indican que el lugar estuvo habitado alrededor de 55 años, o inclusive una década solamente.
Un trabajo solo para la temporada de invierno
Quienes lo habitaban se mantenían viajando. Aparentemente Durrington Walls solamente se mantenía habitado en la época de invierno. Los expertos creen que en la época de verano el sitio se quedaba vacío.
Lo que sugiere que los granjeros y agricultores se hospedaban en otras regiones de Inglaterra durante los meses de verano, laborando en el campo; y mientras en Reino Unido, cuando ocurría el invierno no se cultivaba. Tenían que viajar hasta la localidad de Stonehenge para trabajar en la construcción del reconocido monumento. Así lo estimó el arqueólogo.
Una suposición que refrendan exámenes isotópicos anticipados de los dientes de las vacas de la localidad de Durrington Walls; indican que ciertas reses fueron trasladadas hasta ahí desde Gales o Devon, con unos 100 km de distancia, para un festín de gran magnitud. Los modelos determinados en los huesos de ganado de la localidad señalan que la carne se cortó en primer lugar para ser guisada y luego se extrajo la médula ósea.
La clase de parásitos encontrados en el excremento, coincide con los demás indicios que anteriormente fueron mencionados; que apuntaban celebraciones de festines en la época de invierno, mientras se construía Stonehenge.
Se trata de las pruebas de los parásitos intestinales en heces de personas más antiguas que se han reconocido en Reino Unido; pero, como explicó el arqueólogo, en otras localidades de Europa se han encontrado con más antigüedad. La muestra más vieja de parásitos intestinales en las personas se halló en una cueva, en la región de Francia; donde se encontraron huevos de nematodos en capas, con una data de antigüedad de hace 30 mil años.