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En Alemania, un grupo de investigadores lograron en tan solo 15 días enseñar a las crías del ganado a que expulsaran la orina en un recinto determinado, mediante técnicas de persuasión las personas a cargo pudieron llevar a cabo su meta; reducir los daños en el ambiente que la orina de la vaca puede contribuir a causar.
El equipo pudo adiestrar algunas vacas para que hicieran uso de un recinto, allí los animales vaciarían su vejiga al funcionar como un baño. El objetivo principal de esta modalidad es poder contribuir a disminuir de alguna forma las emisiones de gases de efecto invernadero.
Entre los componentes que contiene la orina de la vaca, se encuentra el nitrógeno, este a su vez al mezclarse con las heces, se transforma en amoníaco; un elemento químico contaminante del suelo que se produce durante la ganadería.
El proceso no se detiene, por lo que esta sustancia producida favorecerá a que ocurra el fenómeno de la lluvia ácida, a que las aguas se contaminen y a que aparezcan óxidos de nitrógeno; este último es otro gran contaminante del aire. Estos son algunos de los problemas que pueden causar al medioambiente la mezcla de los desechos mencionados.
La revista Current Biology, se encargó de publicar los resultados del experimento realizado en Alemania. Para su desarrollo participaron un total de 16 vacas; donde 11 de ellas pudieron aprender a realizar sus necesidades en el sitio indicado. En los 15 días que duró la enseñanza de las crías se pudo lograr convencer a través de agasajos para que orinaran en un recinto especial.
Un recinto especial para la orina de la vaca
Con anterioridad se han emprendido diversos métodos para que el ganado se dirija a orinar en un sitio determinado y estos dieron como resultado un éxito parcial. No obstante, ahora estos investigadores han podido aseverar que las vacas poseen una inteligencia mayor a la que creíamos y que pueden mantener un control con respecto a su micción.
Este corral especial tiene una letrina para que puedan orinar y los responsables del estudio aseguran que, con el entrenamiento adecuado; el comportamiento de las vacas puede ir cambiando hasta llegar a utilizar este medio.
Lindsay Matthews, uno de los autores el estudio procedente de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda, indicó que las vacas son a modo de comparación tan buenas como los niños con una edad de 2 a 4 años, por lo menos igual en rapidez.
A pesar de esto, la investigación presenta algunas limitaciones; entre ellas se presenta el uso de diuréticos para así poder hacer que las vacas orinen más, a causa de los límites temporales establecidos en el experimento. También está el hecho de que el estudio se enfatizara en la orina de las vacas y no a sus heces.
Ante esta última necesidad básica de expulsar las heces, los científicos han dado a conocer su optimismo; argumentando que podrían realizar una enseñanza para las vacas y que estas puedan defecar en un sitio específico.
Sin embargo, la orina de las vacas es la principal problemática al menos en Europa; su gravedad parte de que un animal genera una cantidad de 30 litros de orina al día, señaló Matthews.
El metano es la principal problemática producida por el ganado
De acuerdo a la información aportada por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) en el años 2019, la representación del óxido de nitrógeno fue de un 7 % del total de los gases de efecto invernadero presentes en el país.
Cabe destacar que, la mayor problemática medioambiental producida por el ganado continúa siendo el metano; su efecto repercute gravemente al ser una causa del calentamiento global. En promedio se estima que la vaca produce una emisión de gases al igual que un automóvil.
Este fatal elemento lo emiten los animales al ambiente en forma de eructos y también de flatulencias; pero lamentable todavía no hay manera de que las vacas conlleven un entrenamiento en ese sentido; pues explotarían indicó Matthews.
La problemática ambiental abarca una dimensión global, en ella se involucran todos los ecosistemas del planeta. La constante contaminación del mismo, trae como consecuencia que se produzca un deterioro en la calidad de vida de todos los seres vivos actuales y también de aquellas futuras generaciones.