Para la elaboración de gases lacrimógenos efectivos, el Clorobenzilideno malononitrilo, conocido comúnmente como gas CS, es un compuesto fundamental. Actualmente los cuerpos de seguridad y entes policiales de todo el mundo utilizan estos gases como herramienta básica para mantener el orden público.
Comúnmente las personas se refieren a este tipo de sustancias en singular, pero el gas lacrimógeno tiene varias presentaciones, como; el gas pimienta, las granadas y los proyectiles con gas lacrimógeno. Estos últimos utilizados por las fuerzas militares y policiales de muchos países, para el control de grandes disturbios civiles.
El uso de gases lacrimógenos a lo largo de la historia lo ha dejado posicionado como uno de los métodos más efectivos para las autoridades controlar rápidamente a la población civil. Puesto que la composición química de estos gases causa irritación ocular, hace llorar, afecta el sistema respiratorio y puede causar asfixia y debilidad en general a quienes se exponen sin mascaras o el equipo anti gases. Pero no llegan a ser instrumentos letales.
Pese a llevar la palabra gas en su nombre, la realidad es que el gas lacrimógeno no es exactamente un gas. Los gases lacrimógenos están compuestos de halógenos orgánicos sintéticos líquidos o sólidos. Dichos componentes se dispersan con facilidad en aire a través de aerosoles, generadores de niebla, granadas y proyectiles, que lo hacen ver como un gas esparciéndose en el ambiente.
El gas CS uno de los gases lacrimógenos más efectivos en la actualidad
La fórmula química del clorobenzilideno malononitrilo o gas CS, es C10H5ClN2. Las siglas CS que identifican este gas, son nada menos que las iniciales de los apellidos de los científicos estadounidenses que descubrieron sus propiedades; Ben Corson y Roger Stoughton le dieron tal identificación en 1928 en la Universidad de Middlebury, estado de Vermont.
A partir del año 1993, el gas CS paso a formar parte del listado de sustancias químicas prohibidas para la guerra, decretado por la Convención de Ginebra. Sin embargo, los cuerpos de seguridad de la mayoría de países lo siguen implementando en el control de manifestaciones, protestas o disturbios por parte de la población civil.
Una vez expuestos a estos gases lacrimógenos, y en áreas de entre 60 a 300 metros cuadrados, los manifestantes sufren irritación en sus ojos, nariz y vías respiratorias. Los daños persisten por varios minutos donde causa además, picor, ardor, enrojecimiento cutáneo y desesperación en los afectados.
El gas CS no es el único representante de los gases lacrimógenos, ya que existen otros compuestos con propiedades lacrimógenas similares. Solo que han sido reeplazados por el CS debido a que causan daños más graves; podemos destacar el gas CN (cloroacetofenona) y y el gas CR (dibenzoxazepina). Este último es unas seis veces más potente que el gas CS.
Cuidados y prevención contra el gas CS
Si bien el CS es uno de los gases lacrimógenos más irritantes para el sistema respiratorio, no es un agente tan persistente en nuestro organismo. Luego de 5 o 10 minutos de respirar aire fresco, los efectos desaparecen. Pero hay que tener en cuenta que el contexto en que se usa el gas CS, no siembre permite a los afectados respirar aire limpio de manera inmediata.
A pesar de que no existe un antídoto específico contra los gases lacrimógenos mencionados, hay una serie de recomendaciones para disminuir sus efectos. Lo primero y lo más importante es buscar espacios abiertos donde el aire circule libremente. Hay que quitarse la ropa contaminada incluyendo prendas y accesorios como los lentes de contacto.
No se deben usar toallas contaminadas para evitar reacciones cutáneas graves. Para lavar los ojos y la cara se recomienda usar solución salina fría. También se pueden suministrar fármacos antihistamínicos para ayudar a controlar el lagrimeo y las reacciones respiratorias de las victimas de gas CS.
Finalmente, los efectos a largo plazo se pueden evitar con una higiene adecuada; bañándonos lo más pronto posible para erradicar las partículas residuales que se adhieren a la piel. Debemos lavar la ropa, zapatos y accesorios que tuvieron contacto con gases lacrimógenos, puesto que las partículas residuales pueden mantenerse activas hasta por una semana luego del contacto.