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“Hormigas esclavistas” es el término que se le ha dado a esta especie que recluta a otras parientes con el propósito de hacerlas sus obreras y que trabajen en función de sus necesidades.
Su método de operar consiste en capturar a otras hormigas distintas a su especie para llevarlas a su colonia y hacer que trabajen en diferentes labores; entre ellas buscar alimentos, atender a sus crías, mantener limpias las colonias y ayudar a defender su territorio.
Usualmente las hormigas esclavistas capturan a sus víctimas en estados de desarrollo temprano; es decir, cuando apenas son unas larvas. Una vez que las reclutan son llevadas a su colonia; lugar donde se convierten automáticamente en hormigas obreras y comienzan a trabajar para sus amas. Aunque también se presentan casos en que las hormigas dominantes capturan a otras cuando ya son adultas.
¿Por qué surgen las hormigas esclavistas?
La clave está en la eusocialidad de las hormigas, pues debido al desarrollo de sociedades complejas que incluyen castas de individuos capaces de trabajar en diferentes tareas y cooperar para mantener su colonia; las hormigas necesitan de miembros que puedan desempeñar distintas labores mientras que su reina se encarga de producir su descendencia.
A esto se le añade la multiplicación de los genes que codifican las moléculas quimiorreceptoras del sabor y olor. Lo cual juega un papel importante al momento de seleccionar a las obreras, pues estas deben ser capaces de realizar tareas como recolectar alimentos. Un rasgo recuperado que se le atribuye a la pérdida de la capacidad para captar y responder a las feromonas de la hormiga reina que pueden inhibir la actividad reproductora.
Pérdida de quimiorreceptores en las hormigas parásitas
De acuerdo con un estudio realizado recientemente, donde fue analizado el genoma de 8 especies de hormigas (tres especies parasitadas, tres parásitas y dos especies no parasitadas); con el objetivo de determinar si las especies parásitas habían perdido quimiorreceptores de gusto y olfato; se pudo hallar que, en las especies parásitas se habían perdido la mitad de los receptores del gusto y tres cuartas partes del olfato; a diferencia de las otras 5 especies.
En este sentido, las especies parásitas habían perdido el gusto en un 50 % y el olfato en un 25 %; lo que quiere decir que, quedaron con menor capacidad para identificar sustancias a través de dichas vías; que las especies no parasitadas y las parasitadas.
¿Por qué ocurre esto?
Los expertos señalaron que, la pérdida de los receptores gustativos se debe a que estas especies ya no tienen la necesidad de buscar alimentos, puesto que hay otras que lo hacen por ellas. Así que no tienen por qué recibir y decodificar tanta información por esa vía.
En cuanto a la pérdida de los receptores olfativos, esto se le atribuye en parte a la atenuación de la condición eusocial en tales especies.
Hormigas esclavistas con comportamientos independientes
Así como la eusocialidad está acompañada de la multiplicación de quimiorreceptores, la disminución de parte de ellos, también se atribuye a la atenuación de dicha condición.
Los expertos revelaron que, muchos de los genes del olfato que fueron perdidos por las especies parásitas, son comunes a las de las otras especies restantes estudiadas. A este evento en particular los biólogos lo denominan “convergencia”; lo cual implica que la pérdida de los genes en estos casos se produce de manera independiente.
Estos comportamientos no ocurren por casualidad, sino que surgen como una pérdida ventajosa; ya que les permite adaptarse a nuevas situaciones, pudiendo evolucionar de cierta forma.
Según los científicos, las especies parásitas presentan disminuciones en los quimiorreceptores porque el hecho de producirlos y mantenerlos conlleva un alto coste que no puede ser compensado por la ganancia equivalente que reciben.
En conclusión, podría decirse que, la adaptación del esclavismo de las hormigas conlleva la atenuación de la eusocialidad; así como las capacidades sensoriales que las posibilitan.