La ciudad de Rosario, Argentina ha sido mundialmente reconocida por poner en práctica la agricultura social y sostenible que combate la crisis climática y económica de su país; sirviendo como referencia para otras naciones.
El pasado martes el proyecto llamado “Producción Sostenible de Alimentos para una Rosario Resiliente” de la ciudad argentina; fue consagrado con el Premio a las Ciudades 2020-2021 del Instituto de Recursos Mundiales; con sede en Washington, Estados Unidos; también conocido como WRI (por sus siglas en inglés), por formar parte de los creadores de cambios urbanos transformadores.
Acorde a las declaraciones dadas por las autoridades estadounidenses que evaluaron el proyecto de la ciudad de Rosario; se llegó a conocer que tal iniciativa se convirtió en una referencia para la “adaptación climática y la inclusión social”, no solo de Argentina, sino del mundo entero.
Agricultura social y sostenible, el cambio que hacía falta para el desarrollo de una nación
El Programa de Agricultura Urbana (PAU), fue creado a principios del siglo 21 con el propósito de combatir la terrible crisis económica por la que Argentina pasaba en 2001; la cual trajo como consecuencia un alto índice de personas sin empleo, que se enfrentaron directamente a la pobreza extrema.
Tal proyecto se basó en un sistema de producción completamente sustentable de alimentos. Partiendo desde lo más mínimo, como el hecho de implementar semillas naturales, haciendo uso de herramientas de cultivo y materiales relacionados a la producción agroecológica; además de capacitar a las comunidades locales para que aprendiesen a manejar los instrumentos de manera adecuada y obtener los mejores resultados posibles; como cultivos sanos y rentables libres de químicos.
A raíz de esta iniciativa el proyecto comenzó a tomar fuerzas; expandiéndose como un movimiento para transformar terrenos baldíos en áreas de producción de alimentos 100% saludables y sostenibles.
El secretario de Desarrollo Humano y Hábitat de Rosario, Nicolás Gianelloni informó que el programa en el que lleva laborando desde hacer seis años ha logrado transformar la ciudad. Y que tanto el, como su equipo de trabajo celebran el enorme reconocimiento que se le ha otorgado al PAU; ya que, así como fue creado en un inicio para luchar contra la crisis económica de aquel entonces; “también ha servido para impulsar las políticas de impacto social ecológico que vivimos en tiempos de pandemia”.
Restructuración y reacondicionamiento de terrenos para la agricultura
Una de las misiones más importantes del proyecto de Rosario es el poder restaurar terrenos perdidos alrededor de la cuidad y transformarlos en parcelas agrícolas y huertas que sean aprovechadas para establecer la agricultura urbana como una nueva fuente de ingresos sostenible.
Asimismo, el programa busca estimular a las comunidades a aprender sobre el desarrollo y producción de alimentos; para obtener una sociedad con cultura focalizada en la actividad agrícola y ecológica, capaz de abastecerse y ser independiente.
Agricultura social y sostenible, una estrategia contra el cambio climático
A medida que se desarrollaba el programa, los especialistas fueron reforzando las medidas de seguridad para los cultivos; como el hecho de crear resistencia ante posibles incendios y/o inundaciones de los terrenos, a la vez que se disminuyen las emisiones de carbono por medio de cadenas de suministro más cortas.
Con todas estas medidas implementadas, el proyecto pasó a convertirse no solo en un programa agrícola y social; sino también a una estrategia para combatir el cambio climático. Así lo expresó la líder global del Centro Ross para Ciudades Sostenibles del WRI, Anne Maassen.
El programa PAU pasó a abarcar aproximadamente 75 hectáreas de la ciudad y casi 800 hectáreas de la zona periurbana; con el objetivo de trasformar los espacios abandonados en parcelas dedicadas exclusivamente a la producción agroecológica, para garantizar la alimentación y sustento de la población.
Por su parte, Gianelloni indica que más de 2.400 familias comenzaron a crear sus propias huertas desde casa. Siendo el 50% de estas familias mujeres que toman este tipo de actividad como su fuente de ingresos principal para mantener a sus hijos y demás familiares. Lo cual es un claro ejemplo de superación y éxito, no solo del proyecto, sino también de las comunidades.
Entre sus declaraciones, Gianelloni informó que la misión del programa era generar empleo a aquellas personas que se interesasen en trabajar produciendo alimentos saludables, dándole acceso a productos ecológicos.
De igual manera expresó que una de las tareas más difíciles del proyecto fue la producción de semillas agroecológicas; lo cual fue resuelto con la creación de un centro para producir sus propias semillas. Con lo que tuvieron que planificar la producción agroecología como un factor primordial.