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Este análisis abre la puerta a comprender si la música puede ayudar a tratar a pacientes resistentes a los medicamentos. Al parecer la música hace bailar a las neuronas.
La música como herramienta poderosa para combatir la depresión
Este fenómeno es tan poético que pocas personas lo conocen. Se sabe que las canciones modulan la actividad neuronal en las estructuras cerebrales subcorticales, alterando nuestro estado de ánimo. Por ello, algunos expertos creen que pueden ser una poderosa herramienta en la lucha contra la depresión. Esta idea tiene sentido en teoría, pero ha mostrado un impacto limitado en la práctica. Sólo un pequeño porcentaje de pacientes deprimidos responde a la estimulación musical. En parte porque no sabemos cómo aprovechar este poder, todavía existen lagunas en el conocimiento sobre los procesos neuronales que se activan al escuchar una canción.
Hoy estas lagunas están a punto de ser conquistadas. El estudio, publicado el viernes en la revista Cell Reports, analizó la respuesta neuronal a la música en 23 pacientes cuya depresión no podía tratarse con medicamentos. Se leyó cómo respondían sus cerebros a los estímulos musicales. Se observó que las oscilaciones de las neuronas de la corteza auditiva que procesan la información sensorial y el circuito de recompensa neuronal que procesa la información emocional estaban sincronizadas. Lo que escuchan imita lo que sienten.
Este fenómeno, según los autores, sería el poder curativo de la música que afecta al cerebro humano. Bomin Sun, director del Centro de Neurocirugía Funcional de la Universidad Jiao Tong de Shanghai y autor principal del estudio, explicó en una conversación que este estudio muestra que la música induce el bloqueo temporal de las oscilaciones neuronales a través de la sincronización auditiva. El bloqueo y la sincronización se producen en un circuito que va desde la franja terminal hasta los núcleos. Esta estructura cerebral, también conocida como amígdala agrandada, está asociada con emociones desagradables y juega un papel importante en la depresión.
La música influye de diferentes maneras en nuestro estado de ánimo
El experto añade que gracias a ello, intentaron descubrir el mecanismo por el cual la música afecta a estas áreas del cerebro, proporcionando una base científica para la musicoterapia personalizada en el tratamiento de la depresión. Jesús Romero Imbroda, jefe del servicio de neurología del Hospital Quirón Salud de Málaga, que no participó en el estudio, dijo que su análisis es interesante porque les permite ver cómo la música puede regular cómo nos sentimos y reducir los síntomas.
A pesar de los aspectos positivos, Imbroda señala algunas limitaciones, este no fue un estudio aleatorizado, el número de pacientes fue pequeño y procedía de Asia, lo que tiene implicaciones socioculturales difíciles de trasladar a Occidente, pero enfatizó que el estudio es en gran medida consistente con la literatura científica anterior y ayuda a comprender cómo nuestro cerebro procesa la música y las emociones. Este es otro ladrillo en la pared del conocimiento, explicó en una entrevista telefónica. Una de las ventajas de las pruebas es que proporcionan un componente básico muy específico.
El equipo de Bomin Sun quería determinar no sólo si la música puede mejorar nuestro estado de ánimo, sino también qué música específica puede hacerlo. Es importante que conozcamos una determinada canción, es importante que nos guste más o menos, o el estilo de la canción, ya sea melancólico o más alegre, puede influir de diferentes maneras en nuestro estado de ánimo. Para averiguarlo, dividieron a los pacientes en dos grupos. Uno de los 13 participantes nunca antes había escuchado estas canciones. Otras 10 personas los escucharon varias veces en los días previos al experimento. Luego les pidieron que los clasificaran según sus preferencias. Con estos datos, algunas personas tocan las canciones que más les gustan y otras tocan las canciones que menos les gustan.
La depresión es un problema creciente y difícil de resolver
En cuanto al tono, los temas varían desde claramente tristes, como la Sinfonía No. 6 de Tchaikovsky, hasta alegres, como el tercer movimiento de la Sinfonía No.° 7 de Beethoven. Pero las melodías de las canciones no crean un contagio emocional en los oyentes. La reducción de los síntomas depresivos no está relacionada con la emoción de la música sino con el nivel de disfrute del paciente mientras escucha la música, explica Sun. La preferencia subjetiva por una canción en particular tiene un impacto significativo. En otras palabras, el factor que determina si una canción levanta el ánimo de un paciente no es si es triste o alegre sino si le gusta o no.
Las personas tienen diferentes niveles de conexión con la música, lo que puede tener un impacto significativo en los resultados de la terapia, añadió el experto. Esto enfatiza la importancia de individualizar la musicoterapia. Esta investigación, sienta las bases para todos los estudios que analizan la interacción entre la música y las emociones, dijo Sun. Esta no es una prueba de valor teórico. Los autores esperan que esta evidencia encuentre una aplicación práctica.
Musicoterapia, en evaluación. En última instancia, queremos trasladar nuestros hallazgos a la práctica clínica mediante el desarrollo de herramientas y aplicaciones de musicoterapia eficaces y fáciles de usar. Fue idea suya, pero hubo gente que lo dudaba. La depresión es un problema creciente y difícil de resolver. La Organización Mundial de la Salud estima que afecta al menos a 322 millones de personas en todo el mundo, un aumento del 18 % respecto a hace una década. Uno de los mayores problemas asociados a esta enfermedad es su tendencia a cronificarse. La mitad de los pacientes con trastornos depresivos son resistentes a los tratamientos tradicionales.
La música como una elección terapéutica
Simplemente no responden a la medicación ni a la terapia. Y este es un problema creciente. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el uso de antidepresivos en España se ha triplicado desde principios de siglo. Por ello, se están probando métodos alternativos para tratar esta enfermedad. La elección lógica sería la música, desde la antigüedad se la considera un elemento de unidad y purificación. La primera mención médica de esta disciplina aparece en una revista del año 1780. Sin embargo, la musicoterapia no se convirtió en una profesión organizada hasta mucho más tarde.
En España, la profesión está registrada como profesión laboral desde 2011 y la formación reglada se desarrolla a nivel de posgrado. Pero su uso es bastante controvertido. En 2022, los ministerios de Sanidad y Ciencia elaboraron un informe sobre pseudociencia en el que expresaban poca confianza en la musicoterapia, a la que incluían en el grupo de tratamientos aprobados evaluados junto a disciplinas como la acupuntura o la biodinámica. El informe se basa en un análisis de publicaciones científicas publicadas entre 2012 y 2018 en el repositorio Pubmed y concluye que los análisis están muy sesgados.
De las 10 revisiones incluidas, sólo 3 sugirieron que la musicoterapia podría proporcionar beneficios significativos en el manejo de la ansiedad y la depresión. David J. Gamella González, director de la Maestría en Musicoterapia de la Universidad Internacional de La Rioja, respondió que es irónico y controvertido que se considere una pseudociencia, a pesar de que cada vez se utiliza con éxito en más hospitales. También lo realizó en el Hospital de La Paz, en el sector de unidad de quemados y en cuidados intensivos. Allí podemos ver cómo cambia el paciente en las condiciones hospitalarias, donde se monitorean sus signos vitales.
Es una terapia falsa o un nuevo tratamiento para la derpresión
Y vemos cómo la fisiología del cuerpo cambia en tan solo unos segundos al ritmo de la música. Gamella elogió el estudio y señaló que confirma fenómenos que hemos observado durante décadas. Aunque la eficacia de este tema en el ámbito médico y psicológico es controvertida, está claro que escuchar música tiene un efecto sobre el cerebro. Comprender y medir esto puede tener consecuencias futuras. Esta investigación no sólo nos ayuda a tratar la enfermedad, sino que también nos ayuda a comprender cómo funciona el cerebro, afirmó Romero Imbroda.
El neurólogo cree que todavía estamos muy lejos de tener un médico que recete música específicamente: No existe una base científica sólida para esto, lamentó. Sin embargo, admite que la música puede ayudar a tratar la depresión. Así como se fomenta la actividad física o el cuidado de las relaciones personales, la música puede desempeñar un papel auxiliar y preventivo, señala. Este estudio pone de relieve un fenómeno cerebral poco conocido cuya aplicación en un contexto médico ha sido cuestionada por la comunidad científica.
Se necesita más investigación para comprender mejor cómo y por qué, pero parece claro que la música activa múltiples regiones del cerebro. Estimula el sistema límbico, el cual promueve el procesamiento de recuerdos y emociones. Reduce los niveles de cortisol, una hormona producida por el cuerpo cuando está estresado. También produce dopamina, un neurotransmisor que afecta el centro de recompensa del cerebro. La sabiduría convencional sostiene que la música domestica a los animales, pero la comunidad científica todavía está tratando de descubrir cómo. Comprender esto podría marcar la diferencia entre popularizar una terapia falsa y descubrir un nuevo tratamiento para la depresión.