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La nanotecnología y el grafeno son protagonistas de un estudio publicado esta semana por un equipo de la Universidad Tecnológica de Delft, en Holanda; el cual aporta un nuevo avance en el combate contra las superbacterias.
Investigadores consiguen captar el movimiento de las superbacterias a través de una membrana muy sensible
Un equipo de investigadores holandeses halló la forma de captar el movimiento de las bacterias por medio de una membrana extremadamente sensible; se trata de un avance que planea ayudar en la lucha contra la resistencia a los antibióticos, y en un futuro, también contra el cáncer.
La resistencia hacia los antibióticos en la actualidad representa uno de los grandes problemas de la medicina. Las infecciones que padecen muchos pacientes en el momento de estar ingresados en los hospitales por otras enfermedades, imposibilitan o dificultan su recuperación; ya que pese a los grandes avances en el tratamiento de muchas patologías, una cantidad creciente de pacientes terminan fallecidos a causa de superbacterias que los antibióticos actuales son incapaces de matar.
El poder desarrollar nuevos fármacos que sean capaces de acabar con estas superbacterias, y poder concienciar a las personas acerca de la importancia de utilizarlos de manera correcta; y que sean usados solamente cuando en realidad hacen falta, son las dos bases para lidiar con la resistencia a los antibióticos.
La nanotecnología y el grafeno son protagonistas en la lucha contra las bacterias
Científicos pertenecientes a la Universidad Tecnológica de Delft, esta semana aportaron un nuevo avance que pudiera ayudar en el combate de este grave problema se salud mundial; donde la nanotecnología y el grafeno son sus principales protagonistas.
De la manera como el equipo de investigadores explicó en la revista “Nature Nanotechnology”, pudieron fabricar con este material bidimensional unas finísimas membranas que son tan sensibles, que tienen la capacidad de detectar el movimiento de las bacterias o; es decir, el sonido emitido por los microbios al moverse, que son comparados con la banda sonora de las bacterias.
De la forma que fue explicado por el investigador líder de la investigación, Farbod Alijani si es posible oír una bacteria, entonces se puede saber si está viva o está muerta. En el momento en que se suministra un antibiótico para combatir una infección, la bacteria muere y también se detiene su sonido; a menos que el microbio sea resistente a ese antibiótico.
Y es precisamente eso lo que han logrado hacer en el estudio, capturar el muy leve sonido de las bacterias individuales gracias a la presencia del grafeno, explicó Alijani.
El grafeno posee unas favorables características mecánicas
El equipo se dio cuenta de las propiedades del grafeno, a medida que estudiaban sus características mecánicas favorables. El grafeno está basado en el carbono y fue descubierto en el 2004 por Adre Geim y Konstantin Novoselov.
Este material nanométrico, es conocido como el material maravilla, debido a que es flexible, transparente, abundante, extraordinariamente resistente, económico; y un excelente conductor de la electricidad, mejor que cualquier otro metal conocido hasta ahora. Unas características que lo hacen apropiado para una gran diversidad de aplicaciones potenciales.
Los científicos se preguntaron qué pasaría si el grafeno entraba en contacto con un organismo vivo como una bacteria aislada; a partir de allí comenzaron una colaboración con el grupo de nanomecánica de Peter Steeneke y el grupo de nanobiología de Cees Dekker.
Farbod Alijani, detalló que sus experimentos fueron llevados a cabo principalmente con “E.coli”, que sirvió como bacteria principal, y sus cepas mutantes que solo difieren en un gen que llega a afectar la motilidad celular; es decir, la habilidad de una célula para moverse independiente y espontáneamente. A parte de la “E.coli”, además probaron con bacterias como “B. Subtillis”, y detectaron su sonido, explicó el científico por medio de un correo electrónico.
En el momento en que una sola bacteria se llega a adherir a la superficie de una membrana de este material, se generan oscilaciones aleatorias con amplitudes bastante bajas, de tan solo unos nanómetros que pudieron lograr detectar, escuchando el sonido que es emitido por esa bacteria.
Los resultados de los experimentos fueron exactos, si las bacterias eran resistentes al fármaco, las oscilaciones seguían al mismo nivel. Pero cuando eran vulnerables al antibiótico, las vibraciones disminuían entre una o dos horas más tarde y después desaparecían completamente.