El verdadero responsable de percibir e informar al cerebro sobre los estímulos de peligro a los que los individuos están expuestos, es la Nocicepción; que es uno de los más de veinte sentidos que tienen las personas, y que sirven para poder percibir el entorno y el interior.
¿Cómo funciona el sistema de la Nocicepción en el organismo?
La Nocicepción es el sistema encargado de detectar los estímulos peligrosos, bien sean térmicos, mecánicos y/o químicos; capaces de destruir los tejidos del cuerpo, tanto externos como internos. Lo cual puede lograr gracias a las “neuronas nociceptivas”, cuyos axones o prolongaciones neuronales especializadas en conducir el impulso nervioso; están localizados en la piel, en las articulaciones además de encontrarse en ciertos órganos internos.
Estas neuronas, luego de activarse por intensos estímulos, se encargan de enviar impulsos hacia la médula espinal y desde allí continúan hasta el cerebro; lugar donde se analiza toda esa información y dependiendo de ciertos factores como el aprendizaje y la experiencia, son gestionadas las señales para decidir si se va a producir o no el dolor. Lo que convierte a los nociceptores en un sistema de advertencia crítico en el organismo.
En ausencia de la Nocicepción se viviría sin dolor
Se ha hallado que hay animales que no están fisiológicamente dotados de mecanismos que le permitan sentir dolor, no poseen el sistema de Nocicepción. Son organismos que tienen pequeños cerebros o ausencia de una columna vertebral que sirva de medio para la entrada de información desde la periferia hacia el cerebro del animal.
Es el caso de los camarones, los insectos, almejas, medusas y ostras. Por otra parte, se han reportado casos de personas que nunca han experimentado la más leve sensación de dolor. Entre las cuales se encuentran Ashlyn Blocker y Stefan Betz, a quienes les gustaría mucho saber qué es el dolor y qué se siente tenerlo.
El hecho de no poder sentir dolor no los convierte en superhumanos
Stefan Betz dijo que las personas asumen que no sentir dolor, seguro es algo increíble y que casi te convierte en un sobrehumano. Al igual que Ashlyn Blocker, nació con una muy extraña enfermedad que afecta a una persona en un millón, denominada CIP, o analgesia congénita. Se trata de un desorden congénito que impacta los nociceptores y con ellos, también a la capacidad de poder percibir el dolor.
Y que deja intactos a otros sentidos mecánicos como el tacto, la pruricepción (el sentido a través del cual se percibe las sensaciones de picor) y la propiocepción (el sentido que permite conocer la posición exacta de las partes del cuerpo del individuo).
Todo lo anterior quiere decir que las personas como Blocker y Betz pueden sentir que se están cortando, el calor intenso que provoca el contacto con una superficie muy caliente; sentir la vibración de un golpe, sin percibir el dolor vinculado a estas experiencias. Por esta razón las personas que tienen CIP no les tienen miedo a las alturas, ni a las superficies cortantes, ni a chocar, o al fuego. Ya que estos temores son aprendidos solo cuando se experimenta dolor.
La CIP está vinculada con la mutación de genes específicos
La CIP ha sido vinculada a la mutación de genes específicos, entre los cuales está el de un gen que da paso a una proteína denominada PRDM12; la cual cumple la función de interruptor maestro en la gestación, activación y la desactivación de una serie de genes asociados con el desarrollo de las neuronas del dolor o nociceptores.
Sobre este tema, investigadores del Departamento de Neurociencia de la Universidad de Texas en EEUU; llevaron a cabo un estudio en el que determinaron el mecanismo a través del cual la ausencia, en diferentes momentos del desarrollo, del gen PRDM12 llega a producir la CIP. Para la investigación emplearon ratones como modelo animal; ya que en estos animales la función de este gen es muy parecida a la del ser humano.
Los científicos utilizaron 3 grupos de roedores mutantes, a los que se les “apagaron” los genes PRDM12 en diferentes momentos de su desarrollo. Desde el comienzo de la gestación, a partir de la gestación tardía o en la etapa adulta.
El efecto de la ausencia del PRDM12 fue evaluada midiendo el tamaño del tejido y contando el número de nociceptores presentes en una zona del cerebro denominada ganglio lumbar de la raíz dorsal o GLRD; ya que esta es la localización de las neuronas responsables de la transmisión de la información sensorial desde la periferia del cuerpo hasta el cerebro, entre las cuales están los nociceptores.
Además, estimaron la intensidad del dolor que podían soportar los ratones por medio de pruebas de comportamiento. Esos resultados se compararon con los obtenidos en roedores normales o de control; los que tenían “encendido” el gen PRDM12 y, por ende, su nocicepción se encontraba intacta.