Los perros vagabundos que viven en Chernóbil en la actualidad son muy valiosos para la ciencia, ya que han permanecido en ese peligroso lugar y han evolucionado estando aislados durante quince generaciones desde que ocurrió la catástrofe nuclear.
Perros vagabundos que le sirven a la ciencia
En el año 2017, en el momento en que Timothy Mousseau llegó a uno de los sitios más radiactivos del mundo, la central nuclear de Chernóbil; la población de perros vagabundos de la zona ya había crecido hasta llegar a los 750 ejemplares.
Al parecer este grupo de perros vagabundos es descendiente de los animales que fueron abandonados luego de las devastadoras explosiones e incendio del 26 de abril de 1986 en la central de Chernóbil (antigua Unión Soviética), que es considerada como la peor catástrofe de la historia de la energía nuclear.
En esa ocasión, las autoridades soviéticas tuvieron que evacuar a 350.000 personas que vivían en Pripyat en 36 horas. La localidad está a solo 3 kilómetros de distancia de la central, muchos de los habitantes se fueron solo con la ropa que llevaban puesta. Estas personas se vieron obligadas a dejar atrás a sus queridas mascotas y muchas de ellas nunca volvieron a la Zona de Exclusión de Chernóbil, de 2.600 k2.
Vacunación y esterilización para controlar los perros vagabundos de Chernóbil
Mousseau es un biólogo evolutivo de la Universidad de Carolina del Sur (EEUU), él colabora con un equipo que pertenece a la organización estadounidense sin fines de lucro “Clean Futures Fund (CFF)”, el científico viajó a Ucrania para establecer un programa de esterilización y vacunación para el control de los perros vagabundos de Chernóbil. También colaboró con un componente de investigación, que consistió en la recolección de muestras de sangre y tejido para el análisis de ADN.
El biólogo llevaba haciendo estudios acerca de la fauna en Chernóbil desde el año 2000. Pero este proyecto le proporcionaba un laboratorio vivo para buscar mutaciones genéticas en los perros vagabundos del lugar, inducidas por radiación en un gran número de animales. En la actualidad Mousseau a 4 misiones de 2017 a 2022, con la intención de volver este año.
Por su parte, Elaine Ostrander, la encargada de dirigir el “Proyecto Genoma Canino” en el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano; se incorporó para secuenciar las muestras de ADN. En su más reciente publicación en “Science Advances”, Ostrander caracteriza la estructura genética de 302 perros vagabundos mestizos y logra descifrar sus pedigríes, con lo que ha identificado 15 familias distintas, algunas grandes y otras pequeñas.
De estos resultados se obtienen datos de referencia preliminares para un proyecto plurianual que investigará cómo la exposición crónica a la radiación puede afectar a la genética de los caninos. Ostrander y Mousseau notaron que el primer paso era conocer la población, es decir, saber quién era quién y dónde vivían los animales, debido a que los niveles de radiación varían mucho en el lugar. De tal manera que Mousseau incluyó la ubicación del lugar donde fue capturado cada perro en el momento en que recogió las muestras de sangre.
Animales que han vivido evolucionando aisladamente por más 15 generaciones
Los perros vagabundos de Chernóbil son realmente valiosos para la ciencia, ya que han vivido evolucionando aislados por quince generaciones desde que ocurrió el accidente nuclear. Estos ejemplares mueren jóvenes, a los 3 o 4 años de edad, más rápido que los perros normales.
Debido a que no pasan mucho tiempo en el acervo genético, Elaine Ostrander plantea la hipótesis de que, lo que le haya sucedido a su genoma que les haya permitido a estos animales sobrevivir en este ambiente tan hostil son posiblemente mutaciones de genes muy grandes y significativas que hacen cosas bastante importantes, dijo la investigadora.
Cuando identifican las familias de los perros, también pueden buscar diferencias entre la descendencia y los padres. Y es que las mutaciones, o potencial de mutaciones, podrían ser heredadas de las antepasados de estos perros vagabundos, los que sobrevivieron a la explosión de 1986.
De acuerdo con los investigadores, el estudio puede transformar lo que se conoce hasta ahora sobre los efectos de la radiación en los mamíferos, incluyendo a los seres humanos.
Ostrander aseguró que, en última instancia, quieren conocer qué pasó con el ADN genómico que permitió a estos animales vivir, reproducirse y sobrevivir en un ambiente radiactivo.
Mascotas abandonadas en un entorno radiactivo
El accidente de Chernóbil arrojó a la atmósfera cuatrocientas veces más material radiactivo que la cantidad que dejó la bomba atómica que fue lanzada sobre Hiroshima (Japón). Los vientos se encargaron de distribuir todo ese material en un mosaico de alta y baja radiactividad.
En la actualidad, 37 años después de la catástrofe, la mayor parte de la radiación procede del estroncio y del cesio de larga vida, aunque sin otros radionucleidos, como el uranio y el plutonio, también se halla en el suelo.
Las partículas radiactivas pueden emitir tanta energía, tan potente que puede arrancar electrones de las moléculas del interior de las células. Lo que puede llegar a romper los enlaces químicos en el ADN, lo que puede provocar mutaciones genéticas. A pesar de que las células cuentan con mecanismos para reparar los daños, las mutaciones pueden causar cáncer, reducir la esperanza de vida y dañar la fertilidad del individuo.
En ese lugar radiactivo
El Clean Futures Fund, que fue creado en 2016 para apoyar y atender sanitariamente a las comunidades impactadas por las catástrofes, esta organización pudo notar que los perros vagabundos de Chernóbil también necesitaban ayuda.
Luego de que la Autoridad de Gestión de la Zona de Exclusión les dio permiso para proporcionar a los canes atención veterinaria y control de la población, el equipo de médicos veterinarios del CFF instaló un hospital improvisado en una de las edificaciones antiguas del lugar. Mousseau también instaló un laboratorio y se incorporó al equipo médico durante las intervenciones.
La veterinaria Jennifer Betz, quien en la actualidad dirige el programa, explicó en qué consiste el proceso. Dijo que, capturan a los perros, los esterilizan, luego los vacunas y les ponen un microchip, también los etiquetan. Mientras que Mousseau les pone dosímetros en las etiquetas de las orejas. Después sueltan a los perros en su sitio de origen para que vivan su vida lo más felices y sanos que puedan. También se encargan de proporcionarle a los perros toda la atención médica que necesiten.
Betz explicó que, estos animales no pueden ser retirados de la zona, debido a que pueden llevar cantidades importantes de contaminantes radiactivos, ya sea en sus huesos o en su pelaje.
Un cambio de ambiente
Aunque sí hubo una excepción. En el año 2018, a 36 cahorros de los perros de Chernóbil, cuyas madres habían muerto se les otorgó un permiso especial de la Autoridad de Gestión de la Zona de Exclusión para que fueran sacados del lugar y así poder salvarlos. Los pequeños fueron descontaminados y adoptados por familias de Canadá y Estados Unidos.
Los cachorros habían estado expuestos a la radiación en el vientre de la madre y también durante 3 o 4 semanas antes de ser rescatados. Los científicos harán un seguimiento de estos canes durante el resto de sus vidas, para buscar linfomas, tumores u otros problemas de salud.
Algunas veces, los científicos recuperan dosímetros que han sido llevado por meses o años por los perros, los cuales revelan la exposición total. Los animales que habitan cerca del reactor son capaces de soportar una radiación miles o decenas de miles de veces superior a los niveles normales, aseguró Erik Kambarian, quien es cofundador y presidente de CFF.
Mousseau explicó que, los próximos pasos consistirán en el análisis de las partes del genoma que han cambiado en los últimos 37 años. Los investigadores esperan responder a muchas interrogantes.
Y se pregunta, ¿qué debe suceder para que las crías que nazcan puedan vivir y puedan crecer? ¿Existe alguna coincidencia entre los genes que han cambiado y lo que sabemos acerca de los efectos de la radiación? ¿Hay cambios en los genes implicados en la reparación del ADN, el envejecimiento, el metabolismo o respuestas nuevas que hayan permitido sobrevivir a los perros vagabundos de Chernóbil? ¿Desde qué niveles aparecen los daños significativos?