Cómo se pueden llegar a borrar los recuerdos traumáticos sin desearlo. La ciencia viene estudiando mecanismos para que, incluso sea posible borrar los malos recuerdos que te impiden vivir una vida normal.
Recuerdos traumáticos difíciles de olvidar
Hace muchos años que no se sabe nada de Ulises. Pudo haber muerto en la Guerra de Troya. Su hijo Telémaco visitó a Menelao y a su esposa Elena para pedir información sobre su padre. Allí asistió a un banquete en el que se recordó a Menelao las hazañas del rey de Ítaca. En ese momento, los comensales se embargaron de profunda tristeza al pensar en él. José A. Morales García es profesor e investigador de neurociencias en la Universidad Complutense de Madrid (España).
Pero Elena ordenó a los sirvientes que sirvieran “Nepenta”, el vino del olvido. Aquellos que beban este vino se librarán de todas las enfermedades, no tendrán que preocuparse y olvidarán los recuerdos dolorosos. En ese momento, la suerte volverá a los presentes. De esta manera, Homero le dijo en la canción IV de Odyssey.
¿Pero recuerdos de lesiones que son fáciles de olvidar? ¿Hay alguna base científica para probar esto?
¿Por qué no puedo recordar esta máquina? Nuestra memoria almacena muchas cosas que nos sucedieron durante el día, pero la mayoría de ellas finalmente se olvidan. Pero aunque no sea un proceso libre, tenemos cierta capacidad para retener los malos recuerdos: nuestro sistema nervioso tiene que cambiar ciertos circuitos neuronales, y por tanto la síntesis de proteínas y el consumo de energía celular.
Aquí está lo extraño: todo este esfuerzo por preservar los recuerdos seguramente tendrá efectos psicológicos en nosotros y, en el peor de los casos, trastorno de estrés postraumático. ¿Por qué? Parte de la explicación está basada en que esta clase de experiencias negativas están muy vinculadas con las emociones.
Experiencias dolorosas se convierten en recuerdos traumáticos
Dado que los recuerdos emocionales son útiles para nuestra supervivencia, nuestro cerebro categoriza y almacena los recuerdos según su utilidad. Si realmente nos asustamos al cruzar una zona peligrosa de la ciudad, el cerebro lo almacena para que no lo volvamos a hacer.
Es difícil cuando la experiencia es realmente dolorosa. En tales casos, nuestro aparato mental tiende a ocultar estas experiencias pero a mantenerlas intactas. Como mecanismo de defensa rápido, es bueno. El problema viene cuando los malos recuerdos vuelven por el motivo que sea. Entonces, cuando se trata de la experiencia de “no cocinar“, el daño puede ser muy dañino.
Elimina las luces y sonidos de experiencias traumáticas: Al parecer la neurociencia ha hallado algunas piezas del rompecabezas que nos pueden servir de ayuda. Incluso los factores más pequeños pueden afectar si un recuerdo se conserva o se borra. Por ejemplo, la luz, algo tan omnipresente y que nos afecta a todos, y la mosca (Droshopila melanogaster), que, cuando se la deja en la oscuridad, es capaz de olvidar eventos traumáticos.
Todo es gracias a una proteína que actúa como regulador de la memoria, y nos interesa el hecho de que está muy conservada evolutivamente. En otras palabras, es para todos los animales, incluidos los humanos. La explicación puede ser relativamente simple: la luz actúa como un modulador de la actividad cerebral, incluido el mantenimiento de la memoria.
El sueño como pieza fundamental para la memoria
El sonido es otra parte importante, sobre todo cuando dormimos. El sueño es esencial para el procesamiento de la memoria. Durante el día, nuestro cerebro instala aplicaciones (memoria) y por la noche las actualiza. De esta forma, los recuerdos recién adquiridos se transforman en recuerdos a largo plazo durante el descanso nocturno.
Siguiendo este razonamiento, también podemos hacer lo contrario: utilizar estímulos, en este caso el oído, para prevenir experiencias negativas, tal y como demuestra un estudio reciente de investigadores de la Universidad de York (Inglaterra).
Aunque este tipo de investigación aún es experimental, podría ser muy útil para desarrollar futuras terapias que nos permitan debilitar los recuerdos traumáticos en respuesta a estímulos auditivos durante el sueño. Los fármacos también pueden resultar como una herramienta de ayuda, una droga prometedora.
Algunos de ustedes se estarán preguntando si en el futuro se venderán píldoras de luz o sonido para ayudarnos a olvidar los malos recuerdos. No tenemos las respuestas, pero sí tenemos evidencia científica de que algunos medicamentos existentes pueden ayudar a borrar recuerdos traumáticos. Por ejemplo, el propranolol, un medicamento que se usa para tratar la hipertensión arterial, puede hacer que los animales de laboratorio olviden el trauma que recibieron.
Neuronas encargadas de los cambios
La clave puede estar en una proteína en la neurona que determina si es necesario cambiar un recuerdo. Cuando esta proteína se descompone, los recuerdos se alteran y, si existen, se retienen. Aunque se trata de trabajos con animales de laboratorio, son excelentes modelos para estudiar el sistema nervioso. El cerebro humano es similar pero más complejo. Las experiencias traumáticas son difíciles de olvidar y pueden tener un profundo efecto en la persona que las sufre.
Los investigadores del University College London creen que sí, y acaban de publicar un estudio que detalla cómo la hidrocortisona, un fármaco antiinflamatorio comúnmente utilizado para tratar la artritis, puede promover el olvido cuando se toma después de un evento traumático.
Procesos intrusivos de la memoria. Curiosamente, las mujeres y los hombres tienen diferentes efectos según el nivel de hormonas sexuales en sus cuerpos. Por ejemplo, los hombres con niveles de estrógeno altos tenían menos recuerdos traumáticos. Sin embargo, en las mujeres sucedió lo contrario: el aumento de los niveles de estrógeno las hizo más propensas a tener malos recuerdos después del tratamiento con hidrocortisona.
Esto sugiere que una misma sustancia puede tener efectos opuestos en unas personas que en otras, por lo que es importante estudiarla desde una perspectiva de género. Actualmente, la hidrocortisona solo es efectiva cuando la memoria se consolida después de una lesión o antes de dormir.
Gravedad de los recuerdos
Sin embargo, la ciencia avanza con la esperanza de acelerar el proceso natural de olvido y limitar el sufrimiento psicológico a largo plazo. Es cierto que este tipo de investigación tiene algunas limitaciones, por ejemplo, la forma en que se inducen experimentalmente los estímulos traumáticos puede no reflejar la gravedad de los recuerdos que surgen después de las malas experiencias en la vida real.
No obstante, abre una nueva puerta para explorar nuevos tratamientos para personas con PTSD. Incluso es posible borrar los malos recuerdos que te impiden vivir una vida normal. No sabemos lo que depara el futuro, pero si quieres saberlo, te sugerimos que veas “No me olvides” (2004). Tal vez tenga una pista de lo que está por venir.