Un nuevo estudio revela que los adultos que desarrollan ansiedad por primera vez más adelante en sus vidas, cuando llegan a ancianos, tienen más probabilidades de desarrollar la enfermedad de Párkinson.
El riesgo de sufrir Párkinson es doble en ancianos con ansiedad
Las personas adultas que padecen ansiedad tienen dos veces más riesgos de desarrollar esta enfermedad neurodegenerativa en comparación con las personas mayores que no sufren ansiedad, de acuerdo con una nueva investigación a gran escala llevada a cabo en el Reino Unido.
En este estudio, realizado por investigadores del University College London del Reino Unido, fueron utilizados datos de aproximadamente 988.000 pacientes de cincuenta años de edad o más desde el año 2008 hasta 2018 para identificar cómo la ansiedad afecta al riesgo de la enfermedad de Párkinson mientras se tienen en consideración otros factores conocidos como el sexo, la edad, el aislamiento social, la demencia, la enfermedad mental grave, el traumatismo craneal y el estilo de vida.
El equipo de científicos descubrió que los pacientes que fueron diagnosticados con ansiedad por primera vez como adultos mayores tenían dos veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad neurodegenerativa, lo que parece ser una señal de advertencia temprana de la enfermedad de Párkinson.
Además de los problemas motores, la ansiedad juega un papel importante para el diagnóstico del Párkinson entre los británicos
Es un asunto importante debido a que los médicos no siempre tienen en consideración los antecedentes de ansiedad de los pacientes en el momento de evaluarlos para diagnosticar la enfermedad de Párkinson. Los criterios de diagnóstico de esta enfermedad neurodegenerativa en el Reino Unido se enfocan sobre todo en los problemas motores, por ejemplo.
La doctora Amelia Hursey, directora de investigación de “Parkinson´s Europe“, en una entrevista para “Euronews Health”, dijo que, por desgracia, esto no es una línea fija, pero por esa razón este estudio es verdaderamente bueno, ya que realmente da más justificación para que la ansiedad sea una pregunta temprana.
Entre los pacientes con ansiedad en este trabajo de investigación, unos cuantos síntomas también se asociaron con el mayor riesgo de sufrir Párkinson. Dichos síntomas incluían la depresión, la fatiga, problemas de sueño, deterioro cognitivo, estreñimiento, presión arterial baja y problemas motores como rigidez, temblor y problemas de equilibrio, pero no mareos, dolor de hombros, disfunción eréctil o urinaria.
Pasó un tiempo promedio de 4,9 años desde que un sanitarista logró notar por primera vez la ansiedad de un paciente hasta que le fue diagnosticada la enfermedad de Párkinson.
Los hallazgos de la investigación, que fueron publicados en el “British Journal of General Practice”, podrían servirles a los médicos para la identificación de cuáles pacientes se encuentran en mayor riesgo de Párkinson, acelerando enormemente los diagnósticos y mejorando el tratamiento en las primeras etapas de esta enfermedad neurodegenerativas.
Hursey explicó que, para los investigadores, un diagnóstico temprano podría proporcionar pistas sobre la raíz del problema, dado que el Párkinson no es una enfermedad curable.
Una enfermedad que afecta a más de once millones de personas a nivel mundial
El Párkinson afecta a cerca de 11,8 millones de personas en todo el mundo, convirtiéndole en una de las enfermedades neurodegenerativas más comunes que existen. Los diagnósticos son más frecuentes en pacientes mayores, hombre y gente de nivel socioeconómico más alto, y su prevalencia ha sido mayor en los últimos 25 años.
La ansiedad se considera un síntoma común de la enfermedad de Párkinson, debido a los cambios en la química cerebral, más que una simple reacción al diagnóstico, de acuerdo con la Parkinson´s Foundation. Otras investigaciones has hallado que la ansiedad puede limitar la calidad de vida de los pacientes de Párkinson y hacer más grande la carga de sus cuidadores.
A pesar de ello, los investigadores de la University College London señalaron que no se conoce aún lo suficiente sobre cómo la ansiedad recién desarrollada, y la severidad de la ansiedad de las personas, podrían impactar en su riesgo de sufrir esta enfermedad a medida que el individuo envejece.
Sin embargo, Hursey advirtió que las personas con ansiedad no tienen por qué preocuparse por desarrollar la enfermedad de Párkinson. Más bien, estos descubrimientos señalan que la ansiedad encaja con todo el conjunto de síntomas derivados de la patología.
Hursey dijo además que, cada pequeña información acerca de la experiencia vivida por los pacientes con Párkinson, o las personas que pueden estar en alto riesgo de esta enfermedad, es determinante para que se den pasos hacia la comprensión de los mecanismos subyacentes.
Otra investigación halló que las bacterias intestinales podrían ser la clave en la prevención del Párkinson
Científicos creen que se acerca el momento en que se podrían hacer exámenes en busca de bacterias asociadas con el Párkinson, para luego eliminarlas del intestino.
La depresión, la obesidad y el Alzheimer son enfermedades que podrían prevenirse, si no ser tratadas, gracias al equilibrio apropiado de hongos, virus y bacterias que viven de manera natural en nuestros intestinos. Es lo que conocemos como “microbiota intestinal” o solo “flora intestinal”.
Un equipo de investigadores finlandeses asegura haber hallado que ciertas cepas de bacterias intestinales son además la causa probable de la enfermedad de Parkinson.
Esta es una enfermedad neurodegenerativa normalmente relacionada con la edad, que provoca en el individuo movimientos involuntarios o incontrolables. Además, afecta a millones de personas en todo el mundo. Pero a pesar de ello, van más de 200 años de investigación sin poder comprender bien cuáles son sus causas subyacentes. No obstante, gracias al estudio sobre la microbiota, por fin se está llegando a la solución del enigma.
El profesor Per Saris, investigador principal de la Universidad de Helsinki, explicó a través de un comunicado que el Párkinson es causado principalmente por factores ambientales, lo que significa que lo causa la exposición ambiental a las cepas bacterianas de Desulfovibrio. Y que solo una pequeña parte, alrededor del diez por ciento, está causada por genes individuales.
Una bacteria que absorbe sulfato tóxico y el Párkinson
Estudios anteriores del equipo de Per Saris ya habían hallado que la bacteria Desulfovibrio (DSV), que es un tipo de bacteria que absorbe sulfato tóxico, tenía más prevalencia y abundancia en cantidad en los pacientes con Párkinson, en especial en los individuos que experimentaban síntomas más graves, en comparación con las personas sanas.
No obstante, no se había estudiado qué rol juegan estas bacterias en el desarrollo de esta enfermedad neurodegenerativa. Debido a que los experimentos más recientes de estos investigadores publicados en la revista científica “Frontier”, en los que fueron comparadas muestras fecales de diez pacientes de Párkinson y sus cónyuges sanos, han confirmado la hipótesis.
Saris y su equipo descubrieron que las bacterias DSV potencian la agregación de una proteína neuronal denominada alfa-sinucleína, una proteína que se halla principalmente en las neuronas del cerebro, siendo este un sello distintivo del Párkinson.