Para muchos de nosotros resulta bastante difícil reconectar con un viejo amigo, esas amistades que atesoramos desde la infancia o la adolescencia y que por alguna razón perdimos el contacto. La buena noticia es que la ciencia podría tener la solución para recuperar nuestras viejas amistades.
Personas que sienten mucha nostalgia por un viejo amigo que no contactan desde hace mucho tiempo
Reavivar el contacto con un viejo amigo puede ser muy beneficioso emocional y mentalmente, pero en el momento de enviarles el primer mensaje con la intención de recuperar la conexión, la mayoría de las personas son incapaces de pulsar el botón de envío.
Volver a saber de un viejo amigo con el que se ha perdido el contacto, puede resultar una grata sorpresa, y reavivar viejas amistados puede ser realmente satisfactorio para nosotros. Desde hace mucho tiempo los psicólogos vienen hablando de los beneficios de tener más amistades y más diversas. Pero de acuerdo con una nueva investigación llevada a cabo por expertos de la Universidad de Sussex (Reino Unido) y la Universidad Simon Fraser (Canadá), a menudo dudamos en dar el primer paso para comenzar esas reconexiones con nuestras viejas amistades.
La investigación consideró 7 grandes encuestas hechas a aproximadamente 2500 personas. Más del 90 por ciento de los participantes en la primera encuesta podían acordarse de un amigo en concreto con el que habían perdido el contacto y con el que les daría mucho gusto volver a hablar. No obstante, hasta cuando las personas expresaron su deseo de retomar el contacto, pensaron que ese amigo lo agradecería y se les dio un momento para que redactaran un mensaje, solo un tercio de los participante lo envió finalmente.
¿Por qué es tan difícil tomar la iniciativa de reconectar con un viejo amigo?
Para comprender mejor esta reticencia, los expertos solicitaron a los participantes de otra encuesta que valoraran su disposición a llevar a cabo varias acciones en ese momento, como hablar con un desconocido, hacer contacto con un viejo amigo con el que habían perdido el contacto, recoger una bolsa de basura y comerse un helado. Las personas estaban tan dispuestas a ponerse en contacto con un viejo amigo como a iniciar una conversación con un desconocido, o a comerse un helado.
Seguidamente, el grupo de investigadores intentó fomentar la conexión explicando acerca de los resultados de estudios previos que habían demostrado que los mensajes de viejas amistades solían ser bien recibidos. Sin embargo, este hecho no sirvió para minimizar las reticencias, y la cantidad de participantes que llegaron a mandar los mensajes a sus viejos amigos continuó siendo bajo.
La psicóloga de la Universidad Simon Fraser e investigadora principal del trabajo, Lara Aknin, dijo que llegaron a la conclusión de que intentar hacer cambiar de opinión a las personas posiblemente no era la mejor estrategia. Y que en lugar de cambiar la mente de las personas, lo que en realidad el equipo intentaba hacer era cambiar su comportamiento.
Aprendiendo a hacer amigos
Se hicieron algunas recomendaciones a los participantes de la investigación. Su novedoso enfoque logró que las personas practicaran con un “calentamiento”. Se le pidió a un grupo que dedicara 3 minutos a escribir mensajes a conocidos y amigos actuales, mientras que a otro grupo de participantes se le solicitó que dedicaran 3 minutos a navegar por las redes sociales. Luego, se pidió a ambos grupos que redactaran y enviaran un mensaje a un viejo amigo.
La tarea práctica fue todo un éxito, ya que el 53 por ciento de los participantes que “calentaron motores” terminaron enviando el mensaje, dos tercios más que las personas del grupo que no había “calentado motores”. Unicamente el 31 por ciento de los integrantes del grupo de redes sociales se puso en contacto con un viejo amigo.
Por qué es tan difícil si solo se necesita “calentar”
Aknin se pregujntó ¿por qué es este un obstáculo que precisamos calentar para superar? Con el tiempo, los viejos amigos pueden comenzar a sentirse como extraños, explicó la experta. Esa distancia psicológica es lo que las personas señalan como principal obstáculo para conectar de nuevo.
De acuerdo con la psicólogo de la Universidad de Massachusetts Amherst (Estados Unidos), Giuseppe Labianca, que no participó en el estudio, la clase de relación que dos amigos tenían antes de perder el contacto también puede determinar lo difícil que resulta salvar la distancia psicológica. Una relación anterior muy cercana y de mucha confianza hace más probable que pueda retomarse la relación donde se dejó y disminuye el miedo al rechazo.
Aknin aseguró que el miedo al rechazo y a la incomodidad de las personas puede estar volviéndolas demasiado precavidas.
En última instancia, tener más contactos sociales (y más diversos) es beneficioso para la gente. Por tal razón, durante el aislamiento social de inicios de la pandemia de coronavirus, muchas personas atrapadas en sus casa decidieron ponerse en contacto con sus viejos amigos, esto Labianca lo denominó «vínculos latentes«.
Labianca explicó que en muchos casos, parte del motivo por el que un vínculo se vuelve latente es porque las personas se mudan a otros lugares, sus intereses divergen y pierden la pista de sus amistades. Pero si se piensa mejor, eso es lo que hace que encontrarse con alguien a quien no se ha visto por mucho tiempo sea tan interesante y útil, agregó. Y que las vidas de esas personas han divergido, así que puede que se enteren de algo nuevo, diferente e interesante.
Usar las redes sociales para mantenerse conectados con viejas amistades
Es posible que las redes sociales nos aciliten la reconexión con lazos latentes, pero además pueden hacer que nuestras conexiones resulten menos profundas. Debido a que, de acuerdo con el nuevo estudio, la familiaridad facilita el contacto, las redes sociales podrían proporcionar una base de descanso de mayor familiaridad. Aknin aseguroo que estas personas siguen pasando por nuestras mentes, o al menos por nuestros canales.
Sin embargo, Labianca afirmó que, aunque las redes sociales pueden ayudar a fomentar el contacto con un viejo amigo a un nivel superficial, pero que reactivar completamente un viejo vínculo precisa una conversación real, como una interacción cara a cara o una llamada telefónica, reaccionando el uno al otro en tiempo real.
Un ejercicio que te ayudará a reconectar más fácilmente
Si lo que buscas es acercarte a un viejo amigo pero tienes dudas, Aknin dijo que no eres el único; de hecho, eres como la mayoría de la gente. La experta explicó que un calentamiento como el de la investigación puede ser muy útil. Aknin sugirió acostumbrarse a mandar mensajes a los amigos actuales o cambiar el nombre del destinatario por el de una persona con quien no se haya conversado en mucho tiempo y presionar enviar.
Probablemente la gente lo apreciará más de lo que esperas. La psicóloga de la Universidad de Pittsburgh (EEUU), Peggy Liu, que no participó en la nueva investigación, descubrió que la gente tiende a subestimar cuánto aprecian las personas que les tendamos la mano. Liu explicó que la sorpresa tiende a amplificar cómo nos sentimos… De tal modo que en el extremo receptor, cuando se les tiende la mano, esos sentimientos de sorpresa en verdad amplifican ese agradecimiento.
Por su parte, Labianca dijo que la gente teme que la otra persona no quiera volver a conectar. Que la mayor parte de esto solo se encuentra en nuestras propias cabezas, y si tendieras la mano, nos sorprendería lo entusiasmada que estarían las personas por volver a conectar. Y merece la pena hacerlo, agregó.