Contenidos
¿Sabías que, el agua puede servir como un canal que permite la transmisión de agentes patógenos dentro de la biosfera; los cuales causan enfermedades provenientes de materia fecal?
De acuerdo con el indicador PPHR (Población Potencialmente en Riesgo de Salud), desarrollado por los investigadores de la Comisión Europea; para el año 2050, alrededor de 20 millones de personas estarán en potencial riesgo de enfermedad, como consecuencia de los problemas de calidad en el agua potable. Una cifra bastante alarmante; ya que equivaldría al 3,8 % de la población de la Unión Europea.
Actualmente se estima que alrededor de 785 millones de personas carecen de servicios básicos como el agua potable. Hecho que la Organización Mundial de la Salud define como; “un manantial de agua potable mejorado dentro de un viaje de ida y vuelta de 30 min para recolectar agua”.
Asimismo, registros han demostrado que, al menos 2.000 millones de personas en todo el mundo, hacen uso de fuentes de agua potable contaminada con heces. Lo que nos llevaría a pensar que, para el 2025 la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez de agua potable.
En este sentido, una de los principales objetivos que las Naciones Unidas establecen es el hecho de garantizar el acceso al agua y al saneamiento para todos los ciudadanos.
¿Cómo se detecta la materia fecal en el agua?
A lo largo del último siglo se ha logrado identificar una cifra importante de patógenos que son transmitidos por el agua. No obstante, en un análisis exhaustivo y rutinario de dichos agentes se pudo determinar que, resulta insostenible el tema de gestionar el agua; en cuanto a coste e implementación tecnológica se refiere.
Por lo que, para hacer frente a tales limitantes, se definieron una serie de indicadores microbianos, que permiten evaluar el grado de contaminación fecal; así como también la presencia de patógenos presentes en el agua.
Desde finales del siglo XIX, los indicadores bacterianos han sido utilizados con éxito para el control y vigilancia de la calidad del agua. Gracias al análisis rutinario tanto del agua como de sus usos; se ha logrado disminuir de manera significativa las infecciones trasmitidas por este recurso en todo el mundo.
No obstante, las bacterias identificadoras fecales, también llamadas BIF; tienen destinos y características de transporte distintas en el ámbito de las plantas de tratamientos de aguas residuales; así como en las zonas acuáticas, en comparación con las de los patógenos protozoarios y víricos.
A lo largo de los últimos años, los investigadores han desarrollado diferentes técnicas moleculares; como nuevos sistemas analíticos que les permitan estudiar la detección rápida de los patógenos. Sin embargo, tales técnicas han tenido limitantes al no ser capaces de proporcionar información acerca de la infectividad; un valor que es esencial para evaluar los riesgos presentes en el manejo del agua, saneamiento y seguridad.
Bacteriófagos como indicadores virales
Se trata de un virus de origen intestinal que son indicadores virales adecuados dentro del agua. Lo que en otras palabras quiere decir que, detectan la presencia de materia fecal. Los bacteriófagos proporcionan una solución efectiva ante la limitación de las bacterias como indicadores de virus que son transmitidos por el agua.
Tales virus dependen de un llamado “huésped bacteriano” para poder reproducirse. Aquellos agentes que infectan a las bacterias intestinales son excretados posteriormente por los huéspedes; y de esta manera siguen sus rutas de difusión a través del medio ambiente; con comportamientos similares a otros patógenos virales intestinales.
En cuanto a su aspecto, los bacteriófagos comparten muchas propiedades con los virus patógenos de los animales y humanos; como, por ejemplo, su composición, morfología, estructura y tamaño de la cápside.
De igual manera, tanto su persistencia ambiental como su resistencia ante los tratamientos de agua, son muy similares a la de estos patógenos.
En base a todo lo anterior, los análisis de los bacteriófagos han sido establecidos como sustitutos apropiados de la monitorización rutinaria y control de otros patógenos virales. Aunado a esto, sirven como excelentes indicadores de contaminación fecal en muchos tipos de agua; ya sea residual, regenerada, potable o incluso agua recreativa.
Gracias a los avances en los estudios de los bacteriófagos, ahora son mejores indicadores de la calidad virológica del agua; razón por la cual se valora como una opción factible.
Por lo que han sido desarrollado métodos para la detección de 3 grupos distintos de bacteriófagos entéricos; como es el caso de: colifagos F-específicos, colifagos somáticos y los fagos de bacteroides; que luego han sido marcados por organismos de normalización a nivel nacional e internacional.