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Todos hemos tenido bloqueos psicológicos. Bradley Klontz, psicólogo y asesor financiero de EE.UU., ha sido coautor y coeditor de ocho libros sobre la conexión entre el dinero y la mente. Su enfoque de terapia financiera busca explicar los mecanismos psicológicos que nos llevan a tomar decisiones con consecuencias que pueden durar décadas.
Bloqueos psicológicos que nos perjudican
Profesor asociado en la Facultad de Negocios Heider de la Universidad de Creighton, en EE.UU., y cofundador del Instituto de Psicología Financiera, Klontz sostiene que nuestras creencias sobre el dinero suelen originarse en las experiencias de nuestros antepasados. Estas creencias forman lo que él llama guiones financieros money scripts, que son básicamente historias que nuestro cerebro crea para entender el mundo y nuestra relación con el dinero. En su trayectoria, encontró que su propia idea de que debía trabajar más de 70 horas a la semana para no sentirse perezoso en comparación a su padre, realmente provenía de las creencias de su abuelo, quien había reaccionado contra la actitud de su bisabuelo.
Estos patrones intergeneracionales le ayudaron a comprender su propia vida y las malas decisiones financieras que tomó cuando era joven. En sus estudios encontró que hay cuatro guiones mentales sobre el dinero que, cuando se vuelven perjudiciales, pueden ser muy destructivos. En dicha entrevista comparte su historia personal y ofrece consejos sobre cómo se pueden cambiar esos bloqueos psicológicos que nos perjudican.
¿Por qué tomamos decisiones financieras malas? La mayoría de los problemas psicológicos que enfrentamos con el dinero se relacionan con no ahorrar para el futuro o gastar más de lo que tenemos.
Esto se puede entender por la forma en que funcionan nuestras conexiones en el cerebro. Si observas la evolución humana, al principio nos reuníamos en pequeñas tribus de cazadores-recolectores de unas 100 o 150 personas. Lo que tuvieron que hacer para sobrevivir y prosperar en ese entorno explica todos nuestros problemas con el dinero.
Veamos, ¿me puedes dar un ejemplo de problemas que hayas tenido con el dinero? Déjame pensar, creo que tengo aversión a las deudas. La idea de no poder pagarlas me causa ansiedad.
Versiones extremas de los bloqueos psicológicos
Eso es un ejemplo de un guión sobre el dinero, es decir, una creencia que puedes haber heredado de tus antepasados. Quizás en algún momento tu madre o tu abuela vivieron una experiencia que les mostró que tener deudas era realmente malo. Eso les puede haber pasado a ellas o a alguien cercano a ellas. Entonces tu guión mental te dice que todas las deudas son malas. Sin embargo, siempre existe alguna verdad en esos guiones que todos tenemos. El problema surge cuando se lleva a una versión muy extrema. No todas las deudas son malas, pero tu guión te dice que sí.
La idea es descubrir cuál es el origen de esa historia, porque normalmente hay emociones intensas vinculadas a esa creencia. Cuanta más emoción esté asociada a esa creencia, más complicado es cambiarla. Ahí está la dificultad para modificar el guión en el sentido de que no es algo racional. Existen formas de reescribir los guiones, de cambiar las creencias que tenemos sobre el dinero. Se puede sustituir el guión de todas las deudas son malas por el de algunas deudas son malas, escribiendo esta frase en un papel, leyéndola y repitiéndola muchas veces.
Pero lo primero que hay que identificar es de dónde proviene esa creencia. Hablemos de la idea de que las creencias sobre el dinero se transmiten de una generación a otra.
¿Cuál fue tu experiencia? Mi abuelo lo perdió todo en la Gran Depresión 1929. Su guión era que nunca puedes confiar en los bancos y, por el resto de su vida, nunca más depositó un dólar en ellos, porque quedó traumatizado después de esa experiencia.
Liberación de culpa
¿Cómo te diste cuenta de que lo que le ocurrió a tu abuelo influyó en tu vida? Estaba hablando con mi padre, cuando él trabajaba probablemente unas 100 horas a la semana. Me comentó que, a pesar de trabajar tantas horas, se sentía perezoso en comparación con su padre. En ese momento, mi esposa me dijo que si hace eso, porque yo había trabajado esa semana 70 horas y me sentía un perezoso en comparación con mi padre.
Cuando entendí lo que estaba sucediendo, pensé que era algo increíble. He vivido toda mi vida con ese sentimiento de culpa de que no he hecho lo suficiente. Fue como una llamada de atención.
Luego descubrí que mi bisabuelo había sido un perezoso. Entonces mi abuelo trabajó muy fuerte para tratar de impresionar a su madre. Me di cuenta de que estaba equivocado, que me sentía ansioso, y que si continuaba trabajando así, no estaría presente en la vida de mis hijos. Me pregunté, ¿estoy haciendo esto porque mi bisabuelo fue un perezoso?.
¿Logró liberarse de ese sentimiento de culpa por no trabajar muchas horas?
Tomé conciencia, decidí que no seguiría trabajando tanto, pero no fue fácil liberarse del sentimiento de culpa. Comencé a cambiar el guión diciéndome. He trabajado duro hoy, son las cinco de la tarde, me voy a ir a casa, y voy a estar con mi esposa y mis hijos porque eso es importante para mí. Tuve que escribir ese nuevo guión, leerlo, decirlo en voz alta y repetirlo. Lo hice durante varios meses hasta que llegó el momento en que no tuve que seguir haciéndolo. Y si volvía a aparecer ese sentimiento de culpa, me decía a mí mismo. Voy a estar con mis hijos, este sentimiento de culpa no es mío, viene de otras generaciones y no voy a repetir el patrón.
¿Qué tan común es que estos guiones sobre el dinero pasen de generación en generación?
Todo el mundo tiene guiones, unos positivos, otros negativos, pero todos los tenemos. Estaba pensando que así como tenemos ciertos bloqueos mentales a nivel individual, también tenemos patrones mentales colectivos. Sí, hay distorsiones sobre el dinero que son universales. Eso nos acompaña desde el tiempo en que éramos una sociedad de cazadores-recolectores. Eso explica malas decisiones de inversión, o que ahorres menos de lo que se pudiera ahorrar. Hay experiencias con el dinero que tienen un impacto cultural.
Recuerdo que trabajé con una pareja, ella era estadounidense y él venezolano. Cada vez que él tenía dinero lo gastaba de inmediato porque pasó por una experiencia hiperinflacionaria en su país y aprendió desde pequeño que era mejor comprar cosas en vez de guardar el dinero porque en cualquier momento el dinero podía no tener valor.
En otros casos, si creciste en una familia pobre, puedes tener la creencia de que nunca tendrás suficiente dinero. Ese guión mental puede ser completamente cierto, pero el problema es que cuando se vuelve autodestructivo y aunque el contexto cambie, tú no estás preparado para cambiar el guión ante nuevas circunstancias.
¿Cómo fue su historia personal con el dinero?
Yo crecí en una familia de bajos ingresos. Mis padres se separaron cuando tenía 2 años.
¿Fue difícil para usted? Sí, me acuerdo de que cuando era pequeño, la televisión de mi casa se rompió y mi madre lloraba porque no tenía dinero para arreglarla. De hecho, mis abuelos en los dos lados de mi familia vivían en remolques, casas rodantes adaptadas para habitar en ellas de manera permanente. Con mi mamá, muy rápido aprendí que ser pobre es algo muy malo. Ella arrendaba el sótano de la casa para que vivieran otras personas y así podíamos pagar la hipoteca.
Tuve que solicitar un préstamo para ir a la universidad y culminé los estudios con una deuda de US$ 100.000. Recuerdo que mi lema era la deuda es mala, pero me endeudé para alcanzar un título académico.
Quería demostrarle que lo había logrado
Personalmente, ¿cometió errores en el manejo del dinero? Sí, lo primero que hice cuando tuve un empleo fue comprarme un reloj que costaba 2.000 dólares y le compré a mi mamá un brazalete bastante caro. Caí en esa trampa, creyendo que las personas ricas gastaban el dinero de esa manera, pero la realidad es que los millonarios que han creado su propia riqueza se describen como gente ahorradora. El otro error que cometí fue ver a un amigo que ganó US$ 100.000 en un año comprando y vendiendo acciones, y pensé que eso era sencillo. Entonces vendí todo lo que tenía valor, el automóvil, incluso los muebles y puse el dinero en la bolsa. Me fue muy bien por unos meses, hasta que la burbuja tecnológica explotó y vi cómo todo mi dinero desapareció.
¿Lo perdió todo? Sí, y lo que me preguntaba era, ¿por qué alguien inteligente hizo algo tan tonto con su dinero? Comencé a indagar sobre el tema desde un enfoque psicológico y no hallé estudios. Entonces inicié mis propias investigaciones para comprender por qué cometí esos errores y cómo funciona nuestra relación con el dinero. He estudiado la mentalidad y los hábitos de personas extremadamente ricas para enseñarme a mí mismo.