El hipo es una reacción corporal involuntaria que puede resultar ser un poco molesta, especialmente si se genera en público, pero te has preguntado alguna vez ¿Por qué se produce? En esta sección te lo explicaremos a detalle.
¿Qué es el hipo?
Se trata de una contracción que se produce de forma involuntaria y brusca en el músculo del diafragma, el cual separa el tórax del abdomen y participa activamente en la respiración. Estos espasmos repetitivos vienen seguidos de cierres rápidos y ruidosos de la glotis, que es la abertura que existe entre las cuerdas vocales y que se encarga de cerrarse para detener el flujo de aire a los pulmones. Tales movimientos afectan nuestras cuerdas vocales y nos obligan a emitir el característico sonido “hip” del hipo.
Por lo general el hipo tiene una duración de unos pocos minutos. Sin embargo, en ocasiones puede persistir durante un tiempo prolongado, llegando a provocar molestias tanto a nivel físico como social. Lo que hace que queramos detenerlo lo antes posible.
En algunos casos el hipo puede durar más de 2 días o incluso más de 1 mes. A estos episodios de larga duración se le denomina “hipo persistente” y puede ser bastante desesperante y agotador, aunque es muy poco frecuente.
Por suerte existen métodos que pueden ayudarnos a acabar con el hipo y, aunque no en todos los casos es 100 % efectivo, puede contribuir a nuestro alivio.
Síntomas
El hipo es un síntoma en sí. Aunque en ocasiones puede venir acompañado por una leve sensación de tensión en el pecho, garganta o abdomen. Si el hipo persiste durante más de 48 horas o si sientes que es muy intenso y te ocasiona problemas para respirar, dormir o comer, lo más recomendable es que consultes con tu médico.
Factores que causan el hipo
Aunque los médicos no han descubierto con certeza las razones por las que se produce el hipo, se estima que tiene relación con la irritación de los nervios o zonas del cerebro que se encargan de controlar los músculos de la respiración. Lo cual incluye al diafragma.
Los episodios de hipo breves por lo general no tienen una causa aparente. Pero muchas veces son provocados por comer demasiado rápido, el consumo de bebidas alcohólicas, ingerir alimentos muy calientes o picantes, tomar bebidas carbonatadas, comer en exceso, tener sensación de nerviosismo o emoción, presentar trastornos metabólicos o del sistema nervioso central, padecer de enfermedades que irritan los nervios que controlan el diafragma o tomar ciertos medicamentos.
El hipo muchas veces puede comenzar en una situación social y puede deberse a la combinación de varias acciones tales como reír, comer, hablar y beber (especialmente alcohol). El descenso de los niveles de dióxido de carbono (CO2) en sangre incrementa la probabilidad de que se genere el hipo. Este descenso puede desencadenarse cuando la persona se hiperventila.
Los episodios persistentes de este espasmo involuntario a veces pueden deberse a causas más graves como la irritación del diafragma por una cirugía torácica o gástrica o por productos de desecho que se acumulan en la sangre cuando la persona presenta una uremia (disfunción renal).
En casos más particulares y poco habituales el hipo puede aparecer cuando el centro respiratorio cerebral se ve afectado por un accidente cerebrovascular o un tumor cerebral. Si la causa es grave, el hipo persiste hasta que el factor desencadenante se corrige.
El hipo prolongado también puede ser provocado por anestesia, alcoholismo, diabetes, esteroides, barbitúricos, desequilibrio de electrolitos o tranquilizantes.
Valoración medica
Los episodios breves de hipo no necesitan de una evaluación médica. Sin embargo, cuando se trata de casos de hipo persistente, debes prestar atención a los factores que se muestran a continuación para saber a qué atenerte:
Señales de alarma
Las personas que presentan hipo pueden experimentar ciertas características o síntomas que pueden ser motivo de preocupación. Algunos de estos factores son dolores de cabeza, pérdida de equilibrio, debilidad y entumecimiento. Si en tu caso presentas algunos de estos síntomas neurológicos y notas que el hipo dura más de 2 o 3 días, acude a tu médico lo antes posible.
Examinación médica
Para tener un diagnóstico sobre tu caso, el médico debe realizarte una serie de pregunta previas sobre los síntomas que presentas, así como darle una revisión a tu historial médico. Seguidamente te hará una examinación física general y una exploración neurológica completa en busca de signos de enfermedades crónicas. Estas valoraciones usualmente sugieren la causa del hipo, además de las pruebas que deben llevarse a cabo.
Otras preguntas médicas incluyen la duración del hipo, los medicamentos o acciones que se hicieron para detenerlo, si el paciente ha estado enfermo recientemente o si se ha sometido a una intervención quirúrgica, si consume alcohol o si presenta dificultad para deglutir.
Pruebas complementarias
Las personas que presentan episodios de hipo breves no suelen requerir pruebas para su diagnóstico. No obstante, aquellas con hipo persistente o señales de alarma sin causas claras, necesitan de otros estudios complementarios como radiografías de tórax, análisis de sangre o electrocardiografía para llegar a una conclusión médica. Si tales estudios no revelan la causa, el especialista puede ordenar una resonancia magnética nuclear cerebral o una tomografía computarizada de tórax.
Tratamiento del hipo
El tratamiento por lo general consiste en tratar el trastorno subyacente. Es decir, si el paciente presenta una enfermedad por reflujo gastroesofágico el médico le receta inhibidores de la bomba de protones.
Si el hipo es breve no se necesita ningún tratamiento como tal. Sin embargo, existen muchas soluciones caseras para tratar estos breves episodios. Muchos de estos métodos consisten en aumentar el nivel de dióxido de carbono en sangre, ya sea al contener la respiración o respirar a profundidad en el interior de una bolsa de papel.
Otras alternativas son utilizadas con el objetivo de estimular el nervio vago que va del cerebro al estómago. Esto puede incluir beber agua con rapidez, tirar suavemente de la lengua hacia afuera, ingerir hielo picado o pan seco, frotar con suavidad los ojos o estimular las náuseas.
Ahora bien, si se trata de hipo persistente, el médico tras la evolución del paciente deberá suministrar el tratamiento adecuado, sobre todo si la causa no es fácil de corregir. Para estos casos han sido utilizados diversos fármacos tales como el baclofeno, la gabapentina, la clorpromazina o la metoclopramida.