Imputaron al psicólogo y a los dos enfermeros que atendieron a Maradona en sus últimos días por homicidio culposo.
Diego Armando Maradona, el ídolo mayor del fútbol mundial, falleció a los 60 años el 25 de noviembre de 2020. Los diarios del mundo lo lloraron y en Buenos Aires, una multitud lo despidió en la Casa de gobierno. Se había ido una leyenda del fútbol, admirado en todo el planeta. Pero así como su vida estuvo rodeada de escándalos, su muerte también. Hoy la justicia atraviesa un largo proceso para determinar las causas de la muerte del astro futbolístico y saber si el accionar de su último médico, Leopoldo Luque, fue el correcto.
En medio de las luchas por la herencia de Diego, Alfredo Cahe, su médico personal de toda la vida, señaló que hubo negligencia en su muerte. A pesar de no ser su médico en su última etapa de vida, asegura que su muerte era «evitable».
Según la autopsia, Maradona falleció de insuficiencia cardíaca y renal. Cohe afirma que este cuadro podía haberse evitado con control e internación. Por su situación, Diego requería un control clínico permanente. La falta de control y la no ingesta de medicina cardíaca provocó su muerte. Es fácilmente detectable.
Fiscalía de San Isidro imputa al psicólogo y enfermeros
La Fiscalía de San Isidro decidió imputar al psicólogo Carlos Díaz que trató a Maradona los últimos meses. La decisión incluye a la enfermera, Dahiana Gisela Madrid y al enfermero Ricardo Almirón, presente el día de su muerte. La calificación es homicidio culposo por negligencia u omisión.
También se investiga al neurocirujano Leopoldo Luque y a la psiquiatra Agustina Cosachov y aún se esperan más pruebas y la conclusión de la junta médica.
Por un lado, la enfermera Madrid reconoció haber mentido a su empresa sobre la atención a Diego. El día de la muerte, ella declaró en la fiscalía no haber entrado a la habitación de Diego esa mañana. Sin embargo, en el informe para su empresa, reconoció haber entrado a controlar los signos vitales del Diez.
Por su parte, el enfermero Almirón fue el último en ver con vida al futbolista. Controló sus signos vitales antes de ser relevado a las 6.30 por la enfermera Madrid.
La investigación continúa y aún falta autorizar por un juez la apertura de los teléfonos personales de Maradona. La causa ahora se centra en todo el entorno que se ocupó de cuidar a Diego antes de su muerte. No sólo el equipo médico sino a todos los que trabajaban en la casa del country San Andrés, quienes eran garantes de la seguridad y la salud del mejor jugador de la historia del fútbol.