Un detectorista amateur encuentra una moneda de oro de 1257 que vale 500.000 €

Una moneda de oro desenterrada en un campo de la zona de Hemyock / Devon en Inglaterra, podría costar hasta 500.000 euros cuando salga a subasta el domingo.

Un detectorista de metales amateur encontró la moneda, que se cree que es una de las primeras monedas de oro de Inglaterra. Tiene menos de una pulgada de diámetro y fue acuñada cerca del año 1257 por Guillermo de Gloucester con oro importado del norte de África.

Presenta el primer retrato de un rey en el trono inglés desde la época de «Guillermo el Conquistador», que gobernó del año 1066 al 1087. Sólo se conoce la existencia de ocho monedas de este tipo, casi todas ellas en museos.

El descubridor, un ecologista que desea permanecer en el anonimato, tiene derecho a conservarla porque no forma parte de un descubrimiento mayor.

El afortunado hombre dijo: «La moneda fue encontrada en un campo poco atractivo para detectar y podría fácilmente no haber sido recuperada nunca. Siento que tengo que pedir disculpas a todos los demás detectoristas que buscan y sueñan con encontrar este tipo de tesoros».


No era consciente de su rareza hasta que publicó una foto en Facebook y un especialista la descubrió. El penique de oro de Enrique III será subastado el domingo por la casa de subastas «Spink and Son» de Londres.

Enrique III fue rey de Inglaterra desde el año 1216 hasta su muerte en el 1272. En las décadas de 1240 y 1250 exigió que todos los pagos se hicieran en oro para acumular tesoros para proyectos de ultramar. Era la primera vez que la economía no dependía de las monedas de plata desde la Edad Media.

Gregory Edmund, subastador y numismático senior de Spink & Son, dijo: «La llegada de una nueva moneda de oro no sólo fue sísmica en el panorama medieval nacional, sino que también muestra la influencia directa en la vida cotidiana de las rutas comerciales internacionales desde el Oriente Medio y el Norte de África, ricos en oro y especias».

Añadió que la moneda, que muestra a Enrique como Eduardo el Confesor, demuestra un «cambio innovador de las representaciones de un rey restringido por las estipulaciones de la Carta Magna a su propia personificación como patrón original de Inglaterra».

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