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A pesar de que los flujos de la inversión extranjera directa disminuyeron un 12 % a nivel mundial el año pasado, las economías de Latinoamérica vieron un repunte importante en sus números. Al captar un total de $ 208.000 millones, siendo esta la cifra más alta lograda en toda la historia de la región. Donde Sudamérica fue la subregión que lideró el alza, con Brasil ubicándose en primer lugar.
La inversión extranjera en América Latina y el Caribe rompió récord en 2022
El crecimiento registrado gracias a la demanda de productos básicos y minerales escenciales el año pasado fue el motor que impulsó una subida de la inversión extranjera directa en Latinoamérica y el Caribe, la cual rompió récord al lograr la cantidad de 208.000 millones de dólares, lo que representa un 51 % más que el año 2021, según fue revelado este miércoles por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, UNCTAD.
De acuerdo con el Informe sobre las Invesiones en el Mundo 2023 de la Conferencia de la ONU, el incremento de Latinoamérica hizo contraste con la tendencia mundial, la cual registró una disminución del 12 %, o, 1,3 billones de dólares.
Estando Brasil como el país de la región que captó más flujos de inversión en Latinoamérica, con 80.000 millones de dólares, lo representa un aumento del 70 % comparado con el año 2021. Mientras que el segundo mayor receptor de inversión extranjera directa fue México, que con $ 35.000 millones registró un aumento de 12 %.
Por otro lado, la UNCTAD señala que en el Caribe, fue República Dominicana el país que encabezó la entrada de flujos con 4.000 millones de dólares el año pasado.
Mientras que Sudamérica fue la subregión que lideró la recepción de flujos por inversión extranjera directa, con un 73 % más que en el año anterior.
¿Cómo fueron los últimos 5 años en Latinoamérica en cuanto a inversión extranjera directa?
De acuerdo con la UNCTAD, en los últimos cinco años las agrupaciones económicas de la región atrajeron flujos en consonancia con la tendencia general de Latinoamérica y el Caribe.
Las inversiones aumentaron hacia los países que forman parte de la Asociación Latinoamericana de Integración, en 34 %, hasta un flujo de 195.000 millones de dólares; el Mercado Común del Sur, subieron 35 %, con un máximo de 105.000 millones de dólares. Mientras que los Estados miembros de la Comunidad del Caribe, recibieron el doble, es decir, hasta $ 6.500 millones.
Sin embargo, en los Estados que conforman el Sistema de la Integración Centroamericana esas entradas bajaron un 11 %, hasta los 13.000 millones de dólares.
El año pasado la proporción de anuncios de proyectos en nuevas intalaciones interregionales continuó siendo bastante pequeña, con once por ciento de todos los proyectos de la región, aunque todavía por encima de la del año 2017, cuando fue del ocho por ciento del total.
El documento de la UNCTAD indica que las compañías multinacionales de Latinoamérica y el Caribe tenían el 62 % del valor de sus proyectos de inversión concentrados en nuevas plantas en esta parte del continente.
Los sectores manufacturero y de servicio fueron los que más recibieron flujos
El informe también señala que las fusiones y adquisiciones transfronterizas llegaron hasta un 80 %, hasta lograr los $ 15.000 millones. El sector manufacturero alcanzó el mayor incremento de las ventas netas, sobresaliendo los relacionados con alimentos, bebidas y tabaco, papel y productos de papel y productos químicos.
No obstante, el sector de servicios siguió siendo el más importante, alcanzando ventas netas por el orden de los 9.600 millones de dólares, sobre todo en comunicación e información.
Mientras que el valor de las inversiones directas sobre nuevas instalaciones subió un 57 %, donde la mayor inversión se dirigió hacia los compromisos a las industrias automovilísticas y extractivas.
La cantidad de operaciones anunciadas de financiamiento de proyectos internacionales cayó un 18 %, sobre todo en los sectores de la minería, el petróleo, el gas y las infraestructuras de transporte.
Cae la inversión en el resto del mundo
A pesar de que Latinoamérica salió beneficiada con la entrada de fondos, la inversión extranjera directa en el resto del mundo disminuyó un 12 % el año pasado, hasta 1,3 billones de dólares. Luego de un significativo repunte experimentado en 2021, después de la fuerte caída en 2020 inducida por la crisis ocasionada por la pandemia de covid-19.
El organismo de la ONU atribuyó la caída de 2022 al menor volumen de flujos y transacciones financieras en las naciones desarrolladas.
La UNCTAD detalló que esta desaceleración se debe a la guerra de Rusia y Ucrania, a los altos precios de los alimentos y la energía, y también a las presiones de la deuda que sufren los países.
En el documento además se menciona que la caída global de los flujos es el resultado sobre todo de las transacciones financieras de las compañías multinacionales en las economías de los países desarrollados, donde la inversión extranjera directa cayó un 37 %, llegando hasta $ 378.000 millones.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo advirtió que el ambiente global para los negocios internacionales y la inversión extranjera directa continúa siendo difícil en este año. La UNCTAD estimó que la presión a la baja sobre la inversión transfronteriza directa seguirá este 2023.
Además, el informe dice que las elevadas tensiones geopolíticas representan uno de los factores de presión identificados por el organismo. También se destacó el aumento de la incertidumbre de los inversionistas provocado por las turbulencias en el sector financiero.
Se requiere más inversión para energía limpia en América Latina
En el informe de la UNCTAD también se resaltó que las naciones en desarrollo deben invertir $ 1,7 billones anuales en energía limpia y se menciona que, sin embargo esta urgencia, la inversión extranjera directa en el sector alcanzó solo a 544.000 millones de dólares el año pasado.
Por otro lado, en el documento se llama la atención sobre la necesidad de aliviar la deuda de las naciones en desarrollo para que puedan invertir fondos en una transición a la energía renovable y atraer la inversión del sector privado internacional a través de mejores calificaciones de riesgo de los países.
Se hace mayor énfasis en que el déficit de inversión de las naciones en desarrollo para la transición a energías limpias es de $ 2.2 billones al año, mientras que la brecha anual para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible está por un monto de $ 2,2 billones.