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Si bien la temperatura ideal para hornear un pollo oscila entre los 180 y 200 º C, existen diferentes métodos de cocción y factores que influyen en el preparado del alimento. Por ello, en esta sección estaremos explicando diversas formas de preparar un pollo horneado.
Puede que al pensar en comer pollo asado al horno la primera opción que se nos ocurra y la más práctica sea pedirlo en un restaurante y llevarlo al domicilio para compartir, por el simple hecho de que en los hornos profesionales quedará mucho mejor que en casa. Pero la realidad es que hornear un pollo no es una tarea tan complicada como parece; todo es cuestión de tener en cuenta una serie de aspectos que nos facilitarán el trabajo.
La primera interrogante que nos surge al momento de preparar pollo al horno de forma casera es ¿Cuál es la mejor temperatura para cocinarlo? Y para responder a esto debemos saber lo siguiente:
Cada horno tiene sus particularidades y el hecho de tener clara las temperaturas teóricas es lo más apropiado; más, sin embargo, no siempre son las reales. De manera que, lo más recomendable es realizar varias pruebas en el horno hasta conocer su punto exacto.
Para cocinar un pollo asado la respuesta más rápida es precalentar el horno a una temperatura entre los 180 y 200 º C, colocando la bandeja en medio (calor arriba y abajo y el ventilador); siempre permaneciendo atentos a la cocina para evitar que algunas piezas queden más tostadas que otras. Aunque para prevenir que esto suceda, lo mejor es cubrir las piezas más expuestas con papel aluminio, esto eliminará el contacto directo con el calor del horno.
Métodos para asar un pollo en casa
A continuación, te mostraremos tres diferentes métodos con los que podrás hornear un pollo casero, según las capacidades de tu horno.
Método de cocción a alta temperatura
El primer paso que deberás realizar con este método es precalentar el horno a temperatura máxima y asar el pollo a tal temperatura (entre 200 o 220 grados) por un lapso de tiempo de 10 a 15 minutos con la bandeja a media altura.
Seguidamente, disminuir la temperatura a 175 grados y calcular 20 minutos por cada medio kilogramo. Es decir, si tu pollo pesa 2 Kg, debería estar listo en 80 minutos. A mitad del proceso tendrás que darle la vuelta al pollo.
El primer golpe de calor fuerte causará un efecto parecido al que ocurre en las brasas; con ello se sella la carne y se retiene el jugo para conseguir una cocción más tierna y menos seca.
Método de cocción de un pollo a baja temperatura
Este método fue propuesto por el chef Heston Blumenthal como una forma de innovar en la cocción del pollo al horno aplicando bajas temperaturas. Para ello deberás precalentar el horno a 90 grados e ingresar el pollo en la rejilla colocando una bandeja debajo con el fin de recoger los jugos de la pieza. Si lo deseas, puedes aprovechar este espacio para asar algunas verduras y acompañar al plato principal.
El tiempo de cocción con este método será alrededor de cuatro horas, chequeando el estado de la carne con ayuda de un cuchillo. Una vez que la temperatura interna de las pechugas del pollo esté a unos 60 grados (la cual puedes medir con un termómetro para carnes), deberás sacarlo del horno y dejarlo reposar por uno 45 minutos, para posteriormente colocarlo de nuevo en el horno a temperatura máxima por unos 10 minutos. Con esto conseguirás que se dore el exterior de la pieza.
Método de cocción tradicional
Este es el método más conocido de todos y consiste en precalentar el horno a 180 grados y mantener dicha temperatura de forma constante por unos 20 minutos por cada medio kilogramo de peso del pollo; y al final de la cocción dejarlo unos 15 minutos más aproximadamente, realizando revisiones de ves en cuando mediante un corte en la pechuga para comprobar el color de la carne; si es claro quiere decir que ya está listo.
En caso de que tengas un termómetro para carnes, la temperatura interior del pollo que te indicará cuando el asado ya esté en su punto deberá rondar los 75 º C.