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¿Cómo funcionan los «vapers» desechables?

Diversos estudios científicos corroboran que el cigarrillo electrónico es, al menos, un 95% menos dañino que fumar. A su vez, entre 2018 y 2020, la Unión Europea registró un aumento del 2000% en el consumo de vapeadores desechables. Un dispositivo de uso limitado que, con gran variedad de sabores y a un precio asequible, puede ser capital para erradicar el tabaquismo. ¿Pero cómo funciona exactamente?

La fiebre de los vapers

Según un informe de la Comisión Europea, entre 2018 y 2020 el consumo de vapers desechables de sabores se incrementó en un 2000% en toda la Unión Europea. La razón es en gran medida su coste menor respecto a los vapeadores convencionales. Y es que su precio, con una capacidad de entre 500 y 1.500 vapeos, se sitúa entre los seis y los catorce euros. Haciéndolos más accesibles a un público sobre todo joven.

Asimismo, la gran variedad de sabores que permiten estos dispositivos, y a diferencia del tabaco tradicional, también ha jugado un papel fundamental en su popularidad. Del mismo modo que otras características como su uso para dejar de fumar o consumir nicotina o, en otro caso, la mayor laxitud de la ley frente a su consumo en ciertos sitios. Este último punto, gracias a un funcionamiento que la legislación todavía no contempla.

¿Cómo funciona un vapeador desechable?

A diferencia del tabaco, que se sirve de la combustión para generar el humo que luego se inhala, los vapeadores en general producen evaporación, no humo. La batería de este dispositivo es recargable y suministra energía a una resistencia o atomizador, cuya función es la de calentar el líquido saborizado hasta convertirlo en vapor y así poder inhalarlo a través de la boquilla. En el caso de los desechables, con un uso limitado.

Como se ha mencionado, la existencia de vapor y no de humo ha facilitado su consumo en espacios donde el tabaco no es permitido. Esto es legalmente posible a causa de la popularmente conocida “ley española del vapeo”, publicada en el BOE en junio de 2017. Ya que, al considerar que no produce humo, también admite el vapeo en interior, pero con excepciones como en centros de salud y escolares o en el transporte público.

Pese a dicha permisividad, los profesionales sanitarios advierten que el consumo de vapers debería limitarse a servir como transición para dejar el tabaco. Además, como bien detalló a los medios el jefe de Neumología del hospital Quirón de Málaga, José Alcázar, ese tiempo de transición no debería prolongarse más de un año. Ya que, de lo contrario, tan sólo estaríamos cambiando un hábito por otro sin solucionar la adicción.

El vaper desechable en la lucha contra el tabaquismo

Según el último informe sobre el tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaquismo mata a más de 8 millones de personas al año. El 15% de dicha cifra —1,2 millones de personas—, fumadores pasivos. A causa de su impactante mortalidad, la organización ha dispuesto distintas estrategias para reducir el tabaquismo que van desde la incrementación del impuesto al tabaco a la prohibición de su publicidad.

En cuanto a los vapeadores, sin embargo, la OMS reconoce que no puede vaticinar las consecuencias del consumo a largo plazo del cigarrillo electrónico a causa de su corto tiempo de vida. Sin embargo, muchos expertos defienden este producto como una vía hábil para dejar atrás la nicotina y el tabaco. Siendo el vapeador desechable un perfecto substituto al que, no obstante, se debe recurrir siempre con cierta mesura.

¿Es más sano que el tabaco?

La principal preocupación tanto de la OMS como de distintos campos sanitarios son los consumidores cada vez más jóvenes. Fruto de los distintos sabores que permite, así como de los colores llamativos y su poder como conector social, los individuos menores de 25 años son los que más se han aficionado al vapeo. Razón por la que la ley aún tiene un largo recorrido para reforzar sus parámetros y evitar adicciones prematuras.

Pero volviendo al vapeo como método para dejar de fumar, cabe destacar que son los vapeadores desechables, y no los reutilizables, los que permiten un resultado más positivo en esa lucha. En especial, ya que el consumidor se ve obligado a deshacerse del dispositivo una vez termina su ciclo de vida. Momento donde la fuerza de voluntad tiene un papel fundamental para decidir si abandonar el hábito o volver a engancharse.

Además, la realidad es que vapear tiene más ventajas que incovenientes. Ya que los estudios científicos demuestran que el cigarrillo electrónico es un 95% menos dañino que fumar. Por supuesto, eso no quita que introducir sustancias en los pulmones sea bueno para la salud. Pero sí refuerza la idea de que dejar de fumar es posible con un vapeador desechable, aunque siempre con precaución y perseverancia en el objetivo.  

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