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Podemos hablar de puertas plegables, abatibles, correderas, empotradas, pivotantes… y también de puertas pintadas, lacadas, chapadas… Las opciones en este universo son muy variadas, por lo que conviene conocer un poco más sobre este tema para que selecciones los mejores elementos para tu vivienda, atendiendo tanto a la funcionalidad y la durabilidad como al aspecto estético.
El primer punto a aclarar es cómo clasificar las puertas. Podemos atender al tipo de apertura, pero también a sus acabados o a los materiales. A partir de ahí podremos entrar en modelos más apropiados para las distintas estancias de la vivienda, el marco que va a llevar o las medidas.
¿Cómo se clasifican las puertas según su apertura?
El tipo de apertura de una puerta de interior está muy determinado por el espacio disponible. Lo más común es acudir a puertas abatibles que suelen ser ciegas, con algún cristal rectangular o incluso con una apertura circular. Lo ideal es que una vez estén abiertas queden pegadas a una pared. En el mercado podemos encontrar modelos con bisagras que quedan a la vista y otros con este elemento invisible (aunque esto último repercute en el precio).
Las puertas correderas son las que se deslizan sobre guías y ocupan el espacio de una pared cuando están abiertas. Existe una variante dentro de esta modalidad que son las puertas correderas ocultas, que son las que se esconden en el tabique y no se ven. Las guías pueden ser vistas y decorativas, o casi invisibles. Cuando son vistas, suelen tener un aspecto más decorativa. Su instalación es muy interesante es zonas con poco espacio para una puerta abatible.
Una tercera opción son las puertas plegables, cuya apertura y cierre es de tipo fuelle. Por lo general son más económicas y muy apropiadas para espacios muy reducidos, pues no necesitan mayores dimensiones para abrir la hoja ni ocultar la corredera.
La cuarta alternativa son las puertas de apertura pivotante, que son menos comunes en zonas de interior porque necesitan mucho espacio para su apertura y cierre. No obstante, sí son muy vistosas. Finalmente, están las que tienen apertura de vaivén, que se usan especialmente en cocinas porque favorecen el acceso a esa estancia con solo empujar ligeramente.
La clasificación de las puertas según su acabado
Si atendemos al acabado, y no a la confección, podemos encontrar puertas pintadas, lacadas o chapadas. En cuanto a su estructura interna, las puertas de interior (valga la redundancia), son menos resistentes que las de exterior.
Por ello, aunque hay muchos modelos macizos y aislantes, lo más común es acudir a las puertas huecas. En cualquier caso, lo que realmente nos interesa es el tipo de acabado, la parte vista de la puerta de interior.
Las puertas pueden ir pintadas en liso en cualquier color o imitando a algún material concreto: la madera, el mármol o el que mejor se ajuste al resto de la decoración en la vivienda. Las puertas lacadas se denominan así porque contienen varias capas de laca que aportan más calidad. A más capas, mayor coste. El acabado puede ser mate o satinado, en numerosos colores.
Finalmente, las chapadas son las que incorporan una chapa o tablero muy fino de madera natural o barnizado que le aporta un mejor acabado y una mayor resistencia. Son puertas muy agradables estéticamente.
Materiales para las puertas de interior
Una tercera variable en la elección de puertas de interior es el material con el que están hechas. Las de madera son muy comunes, pero ojo, no siempre lo que te venden es madera al 100%. Cuando así es, no tengas dudas de que adquieres un producto de gran belleza.
Con estas puertas deberás proyectar el suelo, los muebles y las paredes en la misma gama cromática, para que la decoración encaje a la perfección. Aquí puedes buscar puertas huecas, que son más económicas, o macizas, que elevan un poco el presupuesto a invertir pro son más atractivas.
Las puertas de cristal son perfectas para dejar pasar la luz. Es una opción más ligera visualmente y que ofrece un elevado aporte decorativo. Con ellas, aunque sean puertas ciegas, no se crean espacios con cierre hermético. Además, su mantenimiento es prácticamente nulo y puedes jugar con vidrios transparentes y translúcidos. En algunos casos sirven como espejo y se pueden elegir tanto para sistemas abatibles como de corredera.
Una tercera alternativa, aunque muy poco utilizada, es acudir a las puertas de forja. Esta fórmula es más utilizada en las puertas de exterior, y no en el acceso propio a la vivienda, sino en la finca. Aún así, si te gusta este material, adelante. Solo tendrás que tener en cuenta que por lo general son elementos muy pesados.
Estas son algunas de las consideraciones que tendrás que valorar si quieres reformar tu vivienda y cambiar las puertas. Pero si quieres una visión diferente, en Construye Hogar puedes ver más alternativas.