Los expertos explican por qué no es bueno que los menores de edad tomen bebidas energéticas. Los problemas que puede desencadenar la ingesta excesiva de este tipo de bebidas se relacionan en primer lugar con su alto contenido en cafeína, además de vincularse con grandes cantidades de azúcares que contiene el producto. Y con el riesgo que representa que frecuentemente estas bebidas sean combinadas con el alcohol.
Razones para desaconsejar el consumo de bebidas energéticas en menores de edad
Siete comunidades autónomas se están planteando seguir los pasos que dio Galicia (España) y están estudiando la posibilidad de regular la venta de bebidas energéticas a los niños y jóvenes menores de edad, según informó la agencia de noticias EFE.
Expertos y organismos como el Ministerio de Sanidad de España o la Asociación Española de Pediatría por varias razones están recomendando que se evite el consumo de esta clase de bebidas en niños y jovencitos.
Para entender mejor la posición de los expertos, primero debemos recordar qué son las bebidas energéticas. Se trata de un producto con alto contenido en cafeína, con un aporte de más de quince miligramos de cafeína por cada cien mililitros de bebida, de acuerdo con lo especificado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, AESAN.
En la etiqueta de las bebidas energéticas es obligatorio informar sobre el contenido de cafeína y es expresado en miligramos por cien mililitros, es decir, mg/100 ml. Por lo general, de media, las denominadas bebidas energéticas contienen 32 miligramo de cafeína por cada cien mililitro. Lo que quiere decir que la cafeína de una lata de 500 ml (una presentación de venta bastante frecuente) alcanza los 160 mg por lata, lo que equivale a dos cafés expresos.
Existe preocupación por el consumo de bebidas energéticas en los adolescentes
Los problemas que puede desencadenar el abuso de las bebidas energéticas se relacionan en primer lugar con 3 aspectos, a decir: su alto contenido en cafeína, con las grandes cantidades de azúcares que contienen este tipo de bebida y con su frecuente combinación con el alcohol.
Pero, ¿qué problemas puede desencadenar el consumo de esta clase de productos? De acuerdo con la AESAN, la ingesta de más de sesenta miligramos de cafeína en individuos de 11 a 17 años (aproximadamente doscientos mililitros de bebida energética con 32 mg de cafeína/100 ml) puede causar alteraciones del sueño.
Después de los 160 ml de cafeína, equivalente a quinientos mililitros de una bebida energética con 32 mg de cafeína/100 ml, puede causar efectos adversos generales para la salud de la persona, tales como efectos psicológicos y alteraciones comportamentales y trastornos cardiovasculares. Dichos efectos se agregarían a los de otros alimentos que también contengan cafeína, como el café, el té, chocolate, guaraná, entre otros. Por esta razón no se recomienda el consumo de este tipo de bebidas por parte de los adolescentes, explica la AESAN.
La agencia española recuerda que las bebidas energéticas con azúcares también pueden ayudar con exceder el consumo diario recomendado de azúcares simples, que son cincuenta gramos al día según recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ya que una presentación de 250 ml de bebida energética aporta entre 27,5 y 30 gramos y la lata de 500 ml aporta entre 55 y 60 gramos.
Por otra parte, un consumo frecuente de cafeína puede provocar dependencia física moderada de cien miligramos por día y una tolerancia a esta sustancia, con lo que se crea la necesidad de ingerir una dosis mayor que la inicial para hallar un efecto similar al original, recuerda la agencia.
Las bebidas energéticas y la relación que tiene su consumo con problemas cardiovasculares
Aparte de las taquicardias, palpitaciones y otras señales de estimulación cardiovascular, debido a los efectos de la cafeína, se ha encontrado la aparición de arritmias graves en algunas personas, tanto auriculares como ventriculares, relacionadas con el consumo excesivo de este tipo de bebidas.
Al igual que miocardiopatías, por lo general asociadas a una ingesta muy alta de bebidas energéticas en un corto lapso de tiempo. Estos últimos son casos bastante raros y excepcionales, aunque existe evidencias en la literatura científica.
Cuál es el riesgo presente cuando se mezcla alcohol con esta clase de bebidas
Uno de los aspectos que mayor preocupación provoca a los especialistas consultados es precisamente la mezcla de bebidas energéticas con el alcohol. Diferentes investigaciones han demostrado que esta combinación enmascara la percepción de intoxicación etílica y provoca una falsa sensación de seguridad que conlleva a que los menores consuman más alcohol y se comporten de manera temeraria.
Miremos un ejemplo, una reciente investigación financiada por la Dirección General de Tráfico (DGT), en la que han participado investigadores del CIBERBN junto a investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas, halló que combinar alcohol con esta clase de bebidas favorece la predisposición a manejar bajo los efectos del alcohol.
¿Qué recomiendan los expertos y que dice la ley sobre el consumo de las bebidas energéticas?
La AESAN aconseja evitar la ingesta de las denominadas bebidas energéticas en estos individuos y en las siguientes circunstancias:
- Niños y niñas, adolescente, en mujeres en cinta y mujeres en periodo de lactancia.
- Personas que sufran de hipertensión o de problemas cardiovasculares.
- Individuos que padecen alternaciones de sueño.
- Recomienda no combinar esta clase de bebidas con alcohol.
- No tomar las bebidas energéticas para rehidratarte luego de realizar deporte.
- Si consumes este tipo de bebidas, hazlo de forma ocasional y eligiendo los formatos de menor tamaño, y se aconseja que consultes con tu médica o médico si está tomando alguna medicación de forma habitual.
En cuanto a las leyes que regulan esta materia, en la actualidad no hay un marco legal en Europa que defina y limite los contenidos de los componentes activos que frecuentemente presentan las bebidas energéticas, algo que reclaman los expertos.
Solo se encuentra establecido en el Reglamento de la Unión Europea 1169/2011, es que en la etiqueta del producto que contenga más de quince ml de cafeína por cada cien ml diga de manera obligatoria que la bebida tiene un contenido elevado de cafeína y no está recomendado para niños ni para mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.