El controversial Título 42 ya llegó a su fin. Esta norma, que fue impuesta durante el mandato de Trump y que mantuvo el presidente Biden en vigor hasta el jueves pasado, desata una nueva batalla política entre conservadores y progresistas. Al tiempo que las autoridades estadounidenses insisten en que la “frontera no está abierta”.
La norma, que permitía la expulsión en caliente de migrantes en EEUU por razones de salud pública, llegó a su fin y las autoridades han corrido contra reloj para prepararse ante un mayor flujo de personas que huyen de sus países buscando una vida mejor en suelo estadounidense.
El fin del Título 42 marca una nueva incertidumbre en las relaciones entre México y EEUU
El pasado jueves, a las 21.59, hora de El Paso en Texas (EEUU); México y Estados Unidos estrenaron una nueva era marcada por la incertidumbre en sus complejas relaciones fronterizas. Y es que no es nada fácil fijar el momento exacto en el que las cosas van a dar un giro, aunque en esta ocasión sí lo fue, justo en ese instante, luego de cuarenta meses y 2 prórrogas judiciales, llegó el fin del Título 42.
Este instrumento apareció como una medida temporal que fue decretada por el ex presidente Donald Trump para frenar el avance de la pandemia por covid-19. A través de esta medida judicial se permitía la expulsión en caliente de migrantes sin un debido proceso. En lugar del Título 42 continuará en vigencia el Título 8. Ya que ambos operaron simultáneamente durante estos más de 3 años.
En la práctica este cambio trae un endurecimiento de las condiciones para lograr el asilo de consecuencias todavía impredecibles. Lo que sí está seguro es que los migrantes continúan llegando a la frontera en cantidades récord. Además, los problemas entre México y EEUU siguen estando muy lejos de resolverse.
El Título 42 provocó un significativo cambio en las leyes de la frontera mientras duró
El polémico Título 42 provocó profundos cambios durante el tiempo de su vigencia en las leyes de la frontera. Y la perspectiva de su expiración ha abocado a la línea divisoria entre México y los Estados Unidos, una frontera que consta de 3.200 kilómetros de largo, blindada durante estos días por más de 24.000 agentes fronterizos, a una de las mayores crisis que los ciudadanos de ambos países recuerdan.
Dicha crisis vino creciendo al ritmo del crónico y veloz desmoronamiento de las condiciones de vida en países como Nicaragua, Venezuela o Haití. Personas provenientes de esos países continuaban el jueves llegando a pie, atravesando hasta 6 naciones latinoamericanas, asediados por calamidades indescriptibles y movidos por la desesperación.
Solamente en los últimos días, decenas de miles de ciudadanos de estos países (solo el miércoles llegaron a la frontera cerca de 10.400 personas), trataron de cruzar a los Estados Unidos antes de que llegara el fin del Título 42. Las autoridades estiman que, al otro lado de la línea divisoria, 60.000 migrantes esperan en estos momentos para dar el salto. Varios medios de comunicación calcularon esa cantidad alrededor de 150.000 personas.
Se avecina una nueva batalla política
Este instrumento legal fue impuesto durante el Gobierno de Donald Trump, y fue muy alabado por los republicanos, aunque denostado por los activistas de derechos humanos. Sin embargo, fue mantenido por la Administración de Biden, muy a pesar de las críticas que recibió de su propio partido. En estos momentos, el fin del Título 42 ha desatado rumores y la inevitable llegada de una nueva batalla política entre conservadores y progresistas.
Mientras tanto, el jueves reinaba la calma ante la valla fronteriza que divide a Estados Unidos y México, a unos quince kilómetros al este de la localidad de El Paso. Mientras que, en el lado norte, agentes de la Patrulla Fronterizas y reporteros permanecían atentos. Al sur del muro, que mide unos 5,5 metros de altura, cerca de 400 refugiados estaban esperando, entre el río Bravo y la valla, a ser procesados y trasladados hasta los centros gestionados por las autoridades.
Las operaciones se prolongarán 24 horas más en la frontera
Ya a las 15:15 del pasado jueves empezaba la operación de los agentes fronterizos, que llevaron a los migrantes más vulnerables en un bus y varias furgonetas. Raúl Ortiz, quien es jefe de la Patrulla Fronteriza a nivel nacional, señaló que las operaciones se iban a prolongar 24 horas más. Mientras que un agente fronterizo, por su parte, insistió en que la prioridad había sido trasladar a los menores, aunque dijo que la temperatura suave no representaba un riesgo para los que aún esperaban.
Por su parte, Alejandro Mayorkas, quien es el secretario de Seguridad Nacional, declaró que, a partir de esta noche, las personas que lleguen a la frontera sin usar las vías legales serán consideradas no aptas para recibir asilo. Y que se encuentran listos para procesar y apartar humanamente a los que no tengan base legal para quedarse en los Estados Unidos. Además, advirtió sobre las mentiras de los traficantes de personas, y aclaró que la frontera no está abierta.
La diferencia entre el Título 42 y el Título 8
A partir de ahora, será aplicado a los refugiados que lleguen a los Estados Unidos el Título 8, el instrumento que siempre ha regido la migración en la nación norteamericana. También, el Gobierno de Biden ha anunciado nuevas medidas que restringen el acceso a la solicitud de asilo en la frontera con México.
Con la aplicación de las nuevas medidas se considerarán no aptos para pedir asilo a las personas que crucen de forma irregular la frontera y que no hayan solicitado protección en un tercer país durante su recorrido hacia los Estados Unidos.
No obstante, desde el sector más ultraconservador del Partido Republicano se ha corrido la información de que el fin del Título 42 significa, en la práctica, una política migratoria más flexible. Según Greg Abbott, gobernador de Texas, quien señaló que, mientras el Presidente Joe Biden abre las compuertas a más migración ilegal, Texas resiste.
También se conoció que el Ejército apoyará los trabajos de vigilancia con 1.500 soldados, las autoridades nacionales han dispuesto refuerzos de la Guardia Nacional y la municipalidad de El Paso ha habilitado unas 4.500 camas para alojar a los refugiados que hayan superado la criba policial. Además, ha colaborado con las agencias de seguridad para el desalojo de un campamento de migrantes que se había instalado hace varios días alrededor de una iglesia en el centro de la ciudad.