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Los océanos se están volviendo más ácidos, la acidificación en los mares está aumentando. El exceso de dióxido de carbono está provocando graves efectos en el agua de los océanos, y hasta está poniendo en riesgo a los animales con caparazón.
¿En qué consiste el proceso de acidificación de los océanos?
El agua de los mares y océanos del planeta cada vez está más ácida, y los expertos piensan que el cambio está sucediendo más rápido que en cualquier otro momento de la historia geológica de la Tierra.
Esta es una terrible noticia para la mayoría de las criaturas que habitan en los océanos, debido a que muchas de ellas son sensibles a los sutiles cambios de acidez de su hábitat acuático. En especial la acidificación de los mares representa un problema para las ostras, los corales y otras criaturas con delicados caparazones o esqueletos de carbonato; los cuales se van debilitando a causa de los pequeños cambios en el equilibrio ácido del océano. De forma parecida a lo que ocurre con la lluvia ácida que corroe los edificios de piedra caliza y las gárgolas.
El responsable de la acidificación de los océanos es el dióxido de carbono adicional que la gente ha ido acumulando en el aire por medio de la quema de combustibles fósiles, la tala de bosques y demás acciones llevadas a cabo por el ser humano.
El principal culpable de la acidificación de los mares es el carbono
Desde siempre los océanos han absorbido y escupido dióxido de carbono, llevando el carbono que está en la atmósfera hasta el agua de los mares. Sin embargo, el intercambio se venía produciendo con lentitud, normalmente a lo largo de miles o decenas de miles de años.
Pero la humanidad ha perturbado ese lento intercambio. Desde los primeros años de la Revolución Industrial (a mediados del siglo XVIII) los seres humanos hemos agregado cerca de 400.000 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera del planeta. Esta es una consecuencia directa de las grandes cantidades de combustibles fósiles que la gente quema para poder obtener energía, los bosques que se han talado, el cemento que se ha fabricado, entre otros.
Buena parte de ese carbono (convertido en gas de dióxido de carbono o CO2), se queda en la atmósfera, donde retiene el calor y contribuye con el calentamiento de la Tierra. Sin embargo, anualmente los océanos absorben cerca del 25 por ciento de todo el dióxido de carbono extra emitido. En los últimos cientos de años, cerca del 30 por ciento de todo el exceso de CO2 que ha añadido la humanidad a la atmósfera del planeta se ha filtrado a los mares y océanos.
No obstante, esto es bueno para la atmósfera. Ya que sin ese aporte de dióxido de carbono extra, la Tierra se habría calentado todavía más de lo que ya lo ha hecho. Pero, es una terrible noticia para los océanos y mares.
Un proceso que se está acelerando
A finales del siglo XVIII, en los océanos se había encontrado un equilibrio para pasar a ser ligeramente alcalino, obteniendo un pH de alrededor de 8,1, cerca del nivel de acidez que tiene una clara de huevo. Sabiendo que los elementos más ácidos se ubican en la parte inferior de la escala de pH. El vinagre y el zumo de limón poseen un valor que oscila entre 2 y 3 en la escala de pH, mientras que el agua perfectamente destilada tiene un valor de 7.
El pH de los océanos ha venido variando en escalas de tiempo geológico. En las etapas frías del pasado de la Tierra, el pH de nuestro planeta subió, es decir que se volvió más alcalino, en unas 0,2 unidades de pH, y bajo, lo que significa que se volvió más ácido, en la misma cantidad cuando la Tierra se calentó.
Sin embargo, esos cambios demoraron decenas de miles de años en ocurrir, tiempo suficiente para que las criaturas que habitan en los mares se fueran adaptando a dichos cambios.
En los océanos superficiales se ha venido registrando un descenso de cerca de 0,1 unidades de pH desde el comienzo de la Revolución Industrial, lo que equivale a un abrir y cerrar de ojos en el tiempo geológico o evolutivo del planeta. A pesar de que 0,1 unidades no pareciera ser un gran cambio, sí son significativas, debido a que la escala de pH es logarítmica; es decir, es como la escala de Richter para los terremotos. Ya que ese pequeño cambio significa que el agua es un 28 por ciento más ácida que antes.
¿Seguirá aumentando la acidez en los océanos?
Este acelerado cambio está estresando a los seres que habitan los océanos y mares. Por ejemplo, está ablandando los caparazones de las vieiras, está ralentizando la muda de cangrejos, langostas y otros crustáceos.
También está debilitando a los corales. Y confundiendo a los peces, al perturbar su sentido del olfato. Hasta puede cambiar la manera en que los sonidos son transmitidos por medio del agua, llevando el entorno submarino a ser un poco más ruidoso.
El futuro nos guarda otros grandes desafíos. Para el año 2050, los expertos anuncian que el 86 por ciento de los océanos del planeta estarán más calientes y la acidificación en ellos se elevará más que en ningún otro momento de la historia moderna de la Tierra. Ya para el 2100, el pH de la superficie oceánica podría estar por debajo de 7,8 unidades; lo que significa que estaría más de un 150 por ciento más ácida que lo que está en la actualidad (que ya es un nivel corrosivo), y potencialmente todavía más, en ciertas zonas especialmente sensibles de la Tierra, como el océano Ártico.