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En este momento estamos atravesando una gran crisis energética por la que todos atravesamos una de las preguntas que más nos repetimos sin duda alguna es si resulta rentable instalar placas solares destinadas al autoconsumo.
Ciertamente la respuesta depende en gran medida de los equipamientos que lleve instalado el sistema fotovoltaico y de los tipos de garantía que asisten dicho sistema. Así es, resulta extremadamente importante que los paneles que compres para tu casa, tengan incluida la garantía de servicio (de cobertura total). Tal y como recientemente se publicaba en una red profesional, «las garantías de un panel fotovoltaico protegen la inversión que haces en tu instalación y son una parte muy a tener en cuenta«.
¿Cuándo es rentable la instalación de placas solares?
La verdad es que SIEMPRE resulta rentable, es una de las mejores inversiones que se pueden hacer en lo referente a energía.
Pasar a formar parte de las filas del autoconsumo es sin duda una excelente garantía de ahorro además de una eficaz contribución al cuidado del medioambiente.
¿Cuáles son los principales factores que afectan a la rentabilidad?
Existen una gran pluralidad de factores a tener en consideración a la hora de calcular la rentabilidad de una instalación fotovoltaica. Desde el tamaño de la instalación hasta la calidad de los materiales, sin olvidarnos de las horas de luz anuales o el precio de la energía, por no hablar de los tipos de garantía que las amparan. Lo que es seguro es que con el actual precio que tienen las placas solares, constituyen una inversión con una Tasa de Interna de Retorno bastante alta y que aumentará el valor de la propiedad donde se aplique.
¿Cuáles son los tipos de garantía actuales?
Tal y como comentábamos en párrafos anteriores, no hay que perder de vista que el coste de la instalación solar es directamente proporcional al tamaño de la misma y a la calidad de los materiales seleccionados. Lógicamente a mayor tamaño y calidad, mayor inversión y mayor rentabilidad. Así pues, observamos que el precio dependerá del equipamiento que incluyamos. No obstante, sea cual sea dicho equipamiento conviene protegerlo frente a posibles futuras incidencias. Para ello, debes saber que existen tres tipos de garantías con las que podrás hacer frente a los imprevistos que puedan surgir:
Garantía de producto o materiales
Esta garantía contempla la integridad del propio equipo. Tanto si se trata de un desgaste injustificable como un defecto o problema mecánico, con esta garantía lo tendrás cubierto.
La garantía de producto estándar de la industria está en los 10-12 años, aunque cada vez hay más fabricantes que ofrecen una garantía de 20 25 e incluso 40 años en el producto.
Garantía de producción o rendimiento o potencia
Normalmente cualquier dispositivo electrónico (las placas solares entre ellos) con el tiempo disminuye su rendimiento. Es por esta razón, que se ofrece la garantía de potencia cuya finalidad no es otra que garantizar que los productos no reducirán su rendimiento por debajo de ciertos niveles de producción después del período de tiempo establecido en la garantía.
- Un panel solar asegura el 90 % de la producción a los 10 años
- El 80/85 % a los 25 años.
- E incluso existen casos de fabricantes que llegan a los 30 o 40 años.
Garantía de servicio o mano de obra
A pesar de ser la menos solicitada, cabe señalar que esta garantía es sin duda la más importante, ya que supone una cobertura total que incluye la sustitución del panel y el pago de la mano de obra en caso de avería. Con ella se protege al cliente de paneles solares defectuosos. Ciertamente, es una eficiente y eficaz forma de afianzar cien por cien la calidad de los productos.
Finalmente, Cabe recordar que existen subvenciones y ayudas para la instalación de paneles solares que pueden reducir considerablemente el precio de cualquier instalación. La mayoría de las subvenciones cubren al menos un 30 % del coste total. Asimismo, es fundamental prestar atención a todos los incentivos o bonificaciones disponibles a nivel local, regional y nacional, como los descuentos al IBI o al ICIO. ¡Ten en cuenta que a la hora de ahorrar todo suma!