La lluvia ácida se origina debido a la contaminación del aire, cuando los gases que provienen de la quema de combustibles reaccionan con el oxígeno de la atmósfera y el vapor de agua y se convierten en ácidos (sulfúrico y nítrico) que transporta la lluvia.
Elementos de la naturaleza que pueden originar lluvia ácida
Dentro del concepto de lluvia ácida también se contempla cualquier forma de precipitación que presente altas concentraciones de ácido nítrico y sulfúrico. Además, puede mostrarse cómo nieve, también en forma de niebla y partículas de material seco que se posan sobre la Tierra.
Veamos por qué se forma esta lluvia ácida. La capa vegetal en descomposición y los volcanes en erupción, como, por ejemplo, el volcán de La Palma (España) que estalló a finales del año 2021; liberan ciertos químicos a la atmósfera que pueden originar este tipo de precipitación. Aunque la mayor parte de la lluvia ácida que se produce en nuestro planeta es el resultado de la acción del hombre.
La quema de combustibles fósiles desde las plantas de carbón generadoras de electricidad, las fábricas y la combustión de los autos, es el mayor responsable de que se produzca la lluvia ácida.
Cuando las personas queman combustibles fósiles, se libera óxidos de nitrógeno (NOx) y dióxido de azufre (SO2) a la atmósfera. Estos gases químicos hacen reacción con el oxígeno, agua y otras sustancias para formar soluciones diluidas de ácido sulfúrico y ácido nítrico. Los vientos se encargan de propagar estas soluciones acídicas en el aire a través de cientos de kilómetros. Cuando la lluvia ácida cae sobre la Tierra, fluye a través de la superficie del planeta mezclándose con el agua residual y entra en los suelos de cultivo y también en los acuíferos.
Los efectos de la lluvia ácida en los océanos
En los océanos del planeta también se está llevando a cabo un proceso similar. Los océanos cada vez están más ácidos, y los científicos estiman que el cambio está sucediendo más rápido que en cualquier otro momento de la historia de la Tierra.
Esta situación representa una terrible noticia para la mayoría de los seres que habitan en los océanos, muchos de los cuales son muy sensibles a los delicados cambios de acidez de su hábitat acuático. Es más problemático en especial para los corales, las ostras y otras criaturas con esqueletos de carbono y delicados caparazones, los cuales se debilitan hasta con los cambios más sutiles que se generen sobre el equilibrio ácido del océano, de forma parecida a cómo la lluvia ácida corroe los edificios de piedra caliza y las gárgolas de piedra
Consecuencias nocivas para el medioambiente
Este fenómeno representa muchas consecuencias nocivas para el medioambiente, pero sin dudas, el impacto de mayor incidencia lo tiene sobre los ríos, lagos, pantanos, arroyos y otras masas de agua. La lluvia ácida aumenta el nivel acídico en los acuíferos, lo que ayuda a la absorción de aluminio que se transfiere, al mismo tiempo, desde las tierras de cultivo a los ríos y lagos.
Esta mezcla aumenta la toxicidad de las aguas para los cangrejos de río, peces, mejillones y otros animales acuáticos. Una de las consecuencias de la acidificación de las aguas y el daño que produce la lluvia cuando arrastra contaminantes, es el desastre ecológico que vive el Mar Menor en España, la laguna salada más grande del continente europeo.
Ciertas especies son capaces de tolerar las aguas acídicas mejor que otras. Aunque en un ecosistema interconectado, lo que impacta en ciertas especies con el tiempo termina afectando a muchas más por medio de la cadena alimentaria, hasta a especies no acuáticas como las aves.
Esta lluvia tóxica también contamina las selvas y los bosques, en especial los localizados a mayor altitud.La lluvia ácida roba los nutrientes esenciales del suelo al mismo tiempo que libera aluminio, lo que hace más difícil el proceso de absorción del agua por parte de las plantas. Los ácidos además dañan las hojas de los árboles y las agujas de las coníferas.
La lluvia ácida puede provocar la muerte de bosques enteros
A través de un comunicado de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), se informó que las plantas sufren abrasión de sus partes verdes, en especial en sus hojas; con estos órganos dañados la planta queda debilitada y retrasada en su desarrollo, lo que facilita el ataque de diferentes clases de parásitos;y con mayor sensibilidad a los periodos de sequía, situaciones que en condiciones normales la planta hubiera resistido.
Lo que pudiera provocar la muerte de grandes masas vegetales, como los bosques o selvas, y el deterioro significativo de las producciones agrícolas.
La combinación de la lluvia ácida con otros agentes agresivos para el medioambiente, minimiza la resistencia de las plantas y de los árboles a bajas temperaturas, las enfermedades y la acción de insectos. Los factores contaminantes además pueden inhibir la capacidad arbórea de reproducirse. Algunas tierras poseen una mayor capacidad que otras para neutralizar los elementos tóxicos. En aquellas zonas en las que la capacidad amortiguadora del suelo es menor, los efectos nocivos de la lluvia ácida son mucho más significativos.
Por otro lado, este fenómeno también puede afectar a la salud del ser humano. La UCM aseguró que, determinadas concentraciones de estos compuestos de nitrógeno y azufre de la atmósfera pueden penetrar a los sistemas respiratorios y cardiovascular, dando paso a enfermedades o hasta ocasionando la muerte.
También, los metales como el cadmio y el mercurio de depósitos del suelo de lagos, en corrientes y reservas pueden llegar a acumularse en los tejidos de las plantas y los animales, convirtiéndolos en tóxicos para el consumo humano. Los metales además pueden separarse del suelo y llegar a las reservas de agua o de antiguas tuberías de cobre y plomo, llegando de esa manera hasta el agua corriente de las casas y provocando serias enfermedades en las personas.
¿Por qué se deben reducir las emisiones de los contaminantes?
La única manera de combatir la lluvia ácida es reduciendo las emisiones de los contaminantes que la origina. Lo que quiere decir, que se debe disminuir el consumo de combustibles fósiles. Muchos Estados han querido detener las emisiones a través de la limpieza de chimeneas industriales y la promoción de combustibles alternativos. Pero estos intentos han obtenido resultados ambivalentes. Si se deseara frenar la lluvia ácida ahora mismo, tendrían que pasar muchos años para que los terribles efectos que ocasiona pudieran desaparecer.
Decidir la implementación de la movilidad eléctrica, impulsar las energías limpias y reducir el nivel máximo de azufre en los combustibles son algunas de las líneas de acción que pueden servir para mitigar la contaminación industrial en el planeta.
El ser humano puede prevenir este nocivo fenómeno a través del ahorro de energía. Cuanta menos electricidad se consuma en las casas, menos químicos serán emitidos desde las centrales. Los vehículos también consumen enormes cantidades de combustible fósil, por tal razón los motoristas pueden bajar las emisiones tóxicas al hacer uso del transporte público, autos con alta ocupación, el uso de bicicletas o caminar siempre que sea posible.