Las heridas pequeñas que podemos hacer en nuestro día a día no tienen por qué ser necesariamente peligrosas. Sin embargo, para asegurarnos de que no derivan en problemas de salud más graves, hemos de tener claro los diferentes pasos a seguir para tratarlas y conseguir que se curen lo antes posible. De esta manera no sólo protegeremos nuestra salud, sino que también evitaremos las molestias que podrían causarnos en nuestra rutina.
Conoce los 10 consejos a tener en cuenta a la hora de curar heridas pequeñas
Para conseguir que la herida sane lo antes posible, en los siguientes apartados procederemos a describirte 10 consejos que debes tener en cuenta a la hora de curar pequeñas heridas
Lávate las manos
Acabas de ver tu herida. Quieres tocarla, quitarte la sangre, aplicar un desinfectante… ¡Espera! La piel dañada sirve como vía de entrada a agentes patógenos perjudiciales para nuestro organismo. Es por ello que, antes de manipular cualquier material de cura o tocar la herida, deberemos asegurar que nuestras manos están limpias y desinfectadas; podemos limpiarlas con agua y jabón para eliminar la suciedad visible y los cuerpos extraños, o bien desinfectarlas con un gel hidroalcohólico que cumpla con los estándares de eficacia frente a microorganismos.
Detén la hemorragia
En caso de que la herida esté sangrando, hay que detener la hemorragia antes de curarla. Para ello, deberás hacerte prioritariamente con una gasa estéril o sino cualquier otro material que no deje residuos para comprimir la herida. De esta manera se facilita la formación del coágulo que detendrá el sangrado. Si la sangre empapa la gasa, no retirarla y aplicar una nueva sobre la anterior. Si a pesar de la compresión la gasa sigue empapada de sangre, acudir a un centro de salud.
Mantén limpia la herida
Tras haber detenido el sangrado, es el momento de limpiar la herida, con la limpieza conseguiremos que se eliminen cuerpos extraños. El método más recomendado es la irrigación con suero fisiológico, y con la ayuda de una gasa suave proceder a una limpieza mecánica, siempre desde el centro hacia los bordes, para evitar la acumulación de restos de suciedad en la lesión. Se recomienda no irrigar a presión para evitar lesionar el incipiente tejido de granulación. Gracias a la limpieza de la herida eliminamos la materia orgánica que puede interferir con la acción de los antisépticos.
Desinfecta la herida
Una vez la herida está limpia y libre de suciedad es conveniente desinfectarla para acabar con el máximo número de microorganismos y así evitar una posible infección. Los antisépticos de heridas más usados hoy en día son la Povidona yodada 10% o la Clorhexidina 1%. No obstante, siempre puedes ir a la farmacia para saber si hay algún producto con la misma indicación, pero más innovador, que se ajuste mejor a tus necesidades.
Protege la herida
Proteger la herida durante el proceso de cicatrización resultará vital para evitar que se reabra debido a roces o golpes y corra el riesgo de infectarse de nuevo. Para ello, se recomienda el uso de apósitos adhesivos que, una vez utilizados, permanecerán adheridos a la región de la piel en la que los hayas colocado, garantizando así que la herida permanezca protegida durante su cicatrización.
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Vacúnate del tétanos si no lo estás
Si el objeto o la superficie causante de la herida está en mal estado (oxidado, astillado, podrido), es muy antiguo, o está muy sucio, existe el riesgo de que esté contaminado con Clostridium tetani, la bacteria responsable de producir la toxina que en el cuerpo del humano causa la enfermedad del tétanos.
Hoy en día, muchas personas ya están vacunadas del tétanos, no obstante, es recomendable que si se quiere mantener una inmunidad adecuada se renueve la vacuna cada 10 años. En caso de no haber renovado la vacuna, es recomendable asistir a un centro médico si el causante de una herida cumple con las características mencionadas anteriormente.
Evitar el uso de material que deje residuos
Cuando se trata de curar una herida hay que ir con especial cuidado con los productos que se emplean. Existen algunos materiales que pueden dejar residuos del propio material en el lecho de la herida. Es recomendable evitar el uso de este tipo de materiales para evitar dejar cuerpos extraños que imposibiliten la correcta cicatrización.
Evita el jabón casero o de sosa
No sería recomendable el uso de jabón de sosa o casero. Este tipo de jabones son muy útiles para lavar objetos inertes, o piel intacta, pero pueden alterar el pH de la piel y por lo tanto también a la flora encargada de proteger y ayudar a que la piel desarrolle su correcta función.
Aprende a lidiar con las quemaduras
Primero de todo hay que saber identificar si la herida es de primer, segundo o tercer grado, ya que las últimas requieren de cuidados médicos en atención primaria.
Las heridas de primer grado sólo afectan a la capa más externa de la piel, y el signo más común es el enrojecimiento. Si existe la aparición de ampollas ya estaríamos ante una herida de segundo grado. En el caso de que la zona de la quemadura presente piel blanquecina o oscurecida, querrá decir que ya se han afectado las capas más profundas de la piel por lo que se tendrá que acudir a un centro médico.
Para aliviar el dolor rápidamente se podría aplicar agua fría en la zona afectada, o bien algún apósito con hidrogel refrescante que ayude a aliviar el quemazón.
Si la quemadura presenta ampollas o desprendimiento de piel, sería adecuado proceder a curar la lesión como cualquier otro tipo de herida; limpiando con suero fisiológico con la ayuda de una gasa suave, desinfectando con un antiséptico de heridas, y protegiendo la herida a posterior.
Seca la herida
Para secar la sangre de las heridas sin empeorarlas, se recomienda dar golpecitos con el material seco en cuestión hasta que no quede rastro de sangre. También puede seguirse este método para eliminar el sobrante de desinfectante que hayas aplicado sobre la herida.
Estos son algunos consejos que debes tener en cuenta a la hora de tratar heridas pequeñas. Recuerda que, en caso de que las heridas sean muy profundas o de gravedad mayor, es recomendable acudir a profesionales médicos que estén capacitados para proporcionar los cuidados necesarios.