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La salud sexual del hombre, un termómetro preciso de la salud general

La calidad de vida es directamente proporcional al estado de salud que se posee. En este sentido, la población masculina tiene un porcentaje más bajo que el femenino en cuanto a las posibilidades para someterse a controles de salud.

Es bastante habitual que ignoren o pasen por alto factores de riesgo importante como, por ejemplo, los relacionados con el sexo

Con motivo del «Día Internacional del Hombre», celebrado el pasado 19 de noviembre, donde se puso el foco en la salud y bienestar masculino, se insiste en prestar especial atención a los cambios de salud y en los chequeos de rutina. Los problemas de salud más comunes en esta parte poblacional se localizan principalmente en la salud de próstata, mental y en los malos hábitos en su estilo de vida.

En relación a la salud sexual, se incide en la calidad de las relaciones sexuales, poniendo el foco en la erección, fenómeno natural y fisiológico que engloba al pene, al sistema vascular, hormonal y nervioso, además de otros factores de origen psicológico.

La disfunción eréctil, la eyaculación precoz, las alteraciones de la libido, la enfermedad de Peyronie, la fimosis o problemas de frenillo son algunos de los problemas que pueden afectar a la salud sexual masculina.

La salud de la próstata

Esta glándula, que forma una parte fundamental del sistema reproductor masculino, contribuye a la producción del semen. Se encuentra ubicada rodeando el conducto que conduce la orina, desde la vejiga, para expulsarla fuera del cuerpo. Vigilar su salud es vital para la calidad de vida de los hombres, no en vano a 1 de cada 8 se les diagnosticará cáncer de próstata.

Los síntomas más claros que pudieran hacer sospechar que se tiene este mal son el sentir dolor o ardor al orinar, más ganas de miccionar de lo habitual, disfunción eréctil, sangre en el semen o en la orina, antecedentes con cáncer de próstata en la familia… Si se da cualquiera de estos casos, es prioritario acudir al especialista y someterse a los chequeos que se decidan. Para determinar la salud de esta glándula, se procederá a un examen físico o a un análisis de sangre.

La salud sexual en los hombres

Es evidente, lógico y normal que los hombres, a medida que vayan envejeciendo, comiencen a notar cambios cada vez más agudos en sus funciones reproductivas. Lo habitual es que se produzca una disminución en los niveles de testosterona y se den problemas de disfunción eréctil. Los niveles de la hormona sexual masculina (testosterona) pueden mantenerse, e incluso aumentar si el estilo de vida es saludable, con ejercicio habitual y buena alimentación. Sin embargo, la disfunción eréctil, suele ser síntoma de un problema de salud más preocupante.

Enfermedades como la Diabetes y la enfermedad renal o tener la presión arterial alta pueden derivar en una disfunción eréctil. En el momento en que aparezca algún síntoma de este problema habrá que acudir a un profesional para que lo examine y se determine si existe un problema más grave.

¿Qué es la disfunción eréctil?

Esta anomalía sexual masculina es bastante común. También conocida como impotencia, es la dificultad para alcanzar o mantener una erección el tiempo suficiente como para tener una relación sexual satisfactoria.Como norma general, se da con mayor incidencia a medida que se envejece, aunque no forma parte obligada de este proceso.

Según los datos aportados por el estudio EDEM (Epidemiología de la Disfunción Eréctil Masculina), este mal lo padecen entre el 12 % el 19 % de la población masculina española con edades comprendidas entre los 25 y los 70 años. Más de la mitad de los hombres, con edad superior a los 50 años, sufren de disfunción eréctil en algún grado.

Origen de la disfunción eréctil (D.E.)

Esta enfermedad puede representar un signo precoz de enfermedad cardiovascular, puesto que en ambos casos se poseen factores de riesgos, como el tabaquismo, la obesidad, el colesterol alto, el hipogonadismo, la hipertensión o el ejercicio insuficiente.

Se considera que son muchas las causas que pueden provocar la D.E., como, por ejemplo, algún problema psicológico: estrés, ansiedad, depresión, inseguridad con la pareja… No obstante, alrededor del 85 % de los casos se han demostrado que tienen causas orgánicas, como pueden ser la hipertensión arterial, la diabetes, la ateroesclerosis, alteraciones del perfil lipídico, la obesidad, las enfermedades neurológicas, el sedentarismo, traumatismos, problemas hormonales, intervenciones quirúrgicas e incluso algunos tratamientos farmacológicos.

Tratamiento de la D.E.

La D.E. no está considerada como una enfermedad grave, aunque suele tener un impacto importante en la calidad de vida del hombre y, también, de su pareja, por lo que es aconsejable visitar al urólogo, el experto en medicina sexual, en cuanto se comiencen a notar los primeros síntomas.

Este médico, en primer lugar, apremiará al paciente a seguir una serie de pautas generales para evitar la disfunción eréctil, como dejar de fumar, llevar una dieta saludable, mantener un peso correcto para no contraer diabetes o tener la presión arterial demasiado alta, hacer ejercicios periódicamente y evitar el consumo de alcohol y drogas.

Un tratamiento eficaz cuando ya es una realidad va a depender de la causa, de la gravedad y de las enfermedades preexistentes en el paciente. Como norma general, se tratará mediante medicamentos orales, como la Viagra (Sildenafilo), la Ardirca (Tadalafilo), la Levitra (Vardenafilo) y la Stendra (Avanafilo).

También puede ser tratado con otros medicamentos, como la autoinyección, el supositorio de alprostadil o aplicando un reemplazo de testosterona. Para los casos más extremos, se puede utilizar una bomba peniana o someterse a cirugía e implantes.

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