Cómo reconocer si se está padeciendo de estrés crónico. Los especialistas en salud mental aseguran que saber cómo se ven y se sienten el estrés crónico y agudo puede servir para superar mejor estas afecciones cuando aparezcan.
El estrés es una parte normal de la vida de la gente que, por muy raro que parezca, ayuda a evitar el peligro y a ejecutar las tareas lo mejor posible.
Cómo diferenciar el estrés agudo del estrés crónico
Existe una notable diferencia entre el estrés agudo, el que se siente previo a la presentación de un proyecto en el trabajo o universidad, por ejemplo; y el estrés crónico y más prolongado, el que se siente cuando se está en una relación tóxica, por ejemplo. Sin embargo, ambos tipos de estrés pueden afectar la salud y el bienestar a corto y largo plazo de la persona.
Hay quienes pueden sentir sus palmas de las manos sudorosas y pulsaciones rápida cuando atraviesan una situación estresante. Hay personas que pueden sentir dolor de estómago o depresión. Sin embargo, las reacciones al estrés son únicas en cada individuo y los expertos en salud mental, aseguran que conocer cómo se ven y se sienten los diferentes tipos de estrés puede servir de ayuda para superarlo mejor cuando éste se presente.
La psicóloga y jefa asociada de transformación de prácticas de la Asociación Americana de Psicología (APA), Lynn Bufka; explicó que todas las personas experimentan estrés agudo cuando sus recursos no pueden seguir el ritmo de las exigencias de la vida. Pero cuando el cuerpo se activa constantemente para responder a los factores que causan estrés una y otra vez, se vuelve más problemático para la salud con el tiempo.
Señales o síntomas del estrés agudo
Bufka señaló que esta clase de estrés es por lo general cualquier evento de corta duración que puede sentirse muy difícil de manejar en el momento, pero que tendrá solución de una forma u otra. Por ejemplo, las tareas sin hacer o cuando un bebé llora.
De acuerdo con el Instituto Americano del Estrés, hay 2 tipos de estrés agudo: el distrés, que se refiere a experiencias negativas como una fuerte discusión con la pareja o sufrir un corte de tráfico; y el eustrés, que es el estrés con connotaciones más positivas, como ser ascendido en el trabajo o planear una boda. La experta explicó que cualquier factor estresante agudo desencadenará las mismas respuestas físicas en el organismo, debido a que el cerebro no puede distinguir entre el miedo y la excitación.
En cualquiera de ambos casos, los músculos se tensarán, la respiración se acelerará y el ritmo cardiaco aumentará, al tiempo que las hormonas adrenalina y cortisol inundarán el torrente sanguíneo.
Según la psicóloga esta respuesta del sistema nervioso simpático, mejor conocida como lucha o huida, mejora la capacidad del individuo para resolver problemas en el instante, al incrementar la energía y el estado de alerta. Es bueno saber que, poco después de que desaparezca el factor que provoca el estrés, estos síntomas deberían que remitir.
Cómo reconocer el estrés crónico
En el caso del estrés crónico, éste se puede aparecer cuando los problemas persisten por varios meses e incluso años, o por toda la vida para algunas personas, según la distinguida profesora y directora del departamento de psicología de la Universidad de California, Los Ángeles (EEUU), Annette Stanton.
Las situaciones que conllevan al estrés crónico por lo general tienen un mayor impacto en la calidad de vida de la persona y con frecuencia son percibidas como incontrolables, de acuerdo con Stanton, como la infertilidad, el diagnóstico de una enfermedad terminal, la pobreza o el racismo.
En ocasiones, el estrés agudo puede transformarse en crónico, según Stanton. Por ejemplo, una fuerte discusión conyugal, puede transformarse en varias discusiones diarias y terminar en un divorcio, que puede tener efectos en cascada sobre las finanzas de la persona, sobre su vida social y mucho más.
Los factores que provocan el estrés agudo, como los accidentes automovilísticos, también pueden ser tan traumáticos como para llegar a ser estresores crónicos, aseguró Tanya Spruill, una psicóloga clínica y catedrática asociada de Salud de la Población en la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York (EEUU).
El estrés crónico y el trastorno por estrés postraumático
Hay quienes pueden desarrollar un trastorno por estrés agudo como consecuencia de ello, y sentir impotencia, ansiedad, tener pesadillas y recuerdos que pueden durar cerca de un mes. Las personas cuyos síntomas tardan más tiempo pueden cumplir los criterios del trastorno por estrés postraumático, el cual es más grave.
El estrés crónico puede ser ignorado con mayor facilidad, ya que sus síntomas pueden manifestarse lentamente a lo largo del tiempo, explicó Stanton. Está peculiaridad puede deberse a que el sistema nervioso está constantemente en modo de lucha o huida, con lo que libera cortisol y otras hormonas estimulantes a un ritmo sostenido.
La persona puede sentirse irritada, deprimida y dolorida, o tener problemas para concentrarse o para conciliar el sueño, entre otros síntomas.
Efectos en la salud ocasionados por el estrés crónico
Ya se sabe que el estrés, y aún más el crónico, provoca diversos problemas de salud, debido a que el cuerpo concentra toda su energía en resolver los problemas que tiene entre manos. Como en un auto sin frenos, la persona se agota.
Según Stanton, de manera evolutiva el sistema de estrés de las personas fue diseñado para enfrentar situaciones agudas que amenazan la vida, y no enfrentar las situaciones más crónicas que se experimentan en la actualidad. Por lo tanto, nos quedamos atrapados en un estado elevado de excitación que tiene un gran desgaste en nuestros organismos al pasar el tiempo, agregó.
El insomnio, la hipertensión y la ansiedad son síntomas comunes del estrés a largo plazo, y todos estos síntomas aumentan el riesgo de sufrir enfermedades crónicas como depresión, obesidad, cardiopatías, entre otras. De acuerdo con la APA, el estrés crónico además puede provocar estreñimiento o diarrea, acné, falta de deseo sexual, dolor muscular, menstruaciones con dolor o irregulares y hasta complicaciones durante el embarazo.
Afecta el comportamiento de la personas
El estrés además de debilitar el sistema inmunitario, lo que aumenta las posibilidades de contraer enfermedades, también afecta al comportamiento de manera que puede poner en riesgo la salud de la persona. Es posible que el individuo coma mucho o demasiado poco y le falte motivación para hacer ejercicio. Además, es probable que no duerma lo suficiente o se olvide de estar en contacto con su familia y sus amigos. Y hasta pueda que recurra al alcohol y las drogas para sobrellevar el estrés.
De acuerdo con Bufka, cuando la persona se enfrenta a situaciones estresantes, tiende a concentrar toda su energía en ellas y a descuidar las cosas que mantienen su salud a largo plazo, lo que le deja menos energía para recargarse o enfrentarse a aquellas cosas por lo que se encuentra estresada. En realidad, se convierte en una especie de desafía cíclico, agregó la experta.
¿Qué hacer para controlar el estrés agudo?
Al ver venir algún factor estresante, como una reunión sobre tu renuncia al trabajo, es importante que tengas en cuenta que la preparación y la atención plena son determinante.
Stanton recomendó que se debe recordar a uno mismo que el momento pasará, que se han hecho tareas parecidas en el pasado y que somos capaces de superarlas otra vez.
También recomendó poner atención en cómo respondemos normalmente a los factores estresantes agudos. Si la persona se olvida de comer, entonces debe programar alarmas en su celular para que le recuerden que tiene que tomar un tentempié, por ejemplo. Si te muerdes las uñas o te halas el cabello, es mejor tener un juguete antiestrés a la mano para evitar que te descontroles.
¿Qué hacer para controlar el estrés crónico?
Con relación a este tipo de estrés, lo primero que se debe tener presente es lo que realmente se puede controlar, recomendó Bufka. Algunas situaciones, como ser víctima de racismo, pueden no ser solucionables, aunque sí es posible que se puedan eliminar otros factores generadores de estrés crónico en nuestras vidas, hacer cambios importantes, como, por ejemplo, mudarse de casa o cambiar de trabajo.
Decirse frases como: “esto es lo peor que ha pasado”, también puede servir para magnificar innecesariamente el factor estresante. Cuanto más nos hablamos a nosotros mismo de esa forma, más elevamos nuestra experiencia de estrés, agregó Bufka.
Por su parte, Spruill explicó que las reacciones poco saludables tienden a ser subconscientes, por lo tanto, se debe practicar la atención plena por medio de la meditación en casa o con un profesional de la salud mental. Esto nos puede ayudar a ser consciente de nuestros patrones de comportamiento para que podamos elegir una respuesta más saludable ante el estrés.
Spruill afirmó que se trata de aceptar el malestar y el hecho de que los sentimientos negativos forman parte de la vida y no son algo que haya que evitar. El entrenamiento en mindfulness elimina una parte del dolor. Se seguirá teniendo esas experiencias, aunque no te dolerán de misma forma, agregó.
Es posible que la persona requiera algún tipo de medicación como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) para el tratamiento de un espectro de síntomas asociados al estrés crónico.
También los expertos recomiendan adaptar los hábitos de vida a los objetivos. Por ejemplo, comer alimentos nutritivos, hacer ejercicio físico, dormir los suficiente. Además de mantener relaciones con personas en las que se pueda confiar en el momento en que las cosas se pongan estresantes.