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Hay que tener cuidado con las emociones fuertes. El denominado síndrome del corazón roto o cardiomiopatía takotsubo se parece mucho a un infarto agudo de miocardio. Las pruebas clínicas señalan un patrón que coincide con un infarto, aunque no existe obstrucción de las arterias.
El síndrome del corazón roto y el caso de Roscoe Arbuckle “Fatty”
Conocido por el público como “Fatty” (Gordito), Roscoe Arbuckle fue un actor cómico de Estados Unidos de cine mudo. Fatty llegó a ser extraordinariamente famoso en su momento y también mentor de homólogos como Charlie Chaplin, Buster Keaton y Bob Hope.
Arbuckle fue acusado de la violación y muerte de la joven actriz Virginia Rappe mientras estaban en una fiesta privada. El caso se unió con las declaraciones a la prensa amarillista y a la policía, de una amiga de la actriz que había querido antes sacarle dinero a Fatty.
A pesar de que al final fue demostrado que el cómico era completamente inocente (donde se incluye una inédita disculpa del tribunal que lo juzgó); el escándalo en los medios sobre el proceso judicial terminó con la carrera de Arbuckle y lo condujo a la depresión y al alcohol.
Aunque su amigo Keaton, quien siempre lo apoyó, logró que el estudio Warner le diera una nueva oportunidad a Fatty. Pero luego de una hora de haber firmado el jugoso contrato, la rueda de la fortuna dio una nueva vuelta y el desventurado cómico murió de un ataque al corazón. Una paradoja si se mira desde un enfoque humano, pero si se ve desde la biología el desenlace final era inevitable.
Cuando el corazón toma la forma de una trampa para pulpos
En muchas oportunidades las sorpresas alegres o tristes pueden llegar a afectar de manera importante al corazón, ocasionando una cardiopatía cuyos síntomas se solapan con los síntomas de un infarto agudo de miocardio. Se trata del denominado síndrome del corazón roto o cardiomiopatía takotsubo.
Esta curiosa denominación proviene de la palabra japonesa para “trampa de pulpos”, debido a que el ventrículo izquierdo del corazón al deformarse, toma la forma de este artefacto de pesca tradicional japonés.
La patología no fue descrita de manera científica hasta el año 1991 en Japón y representa un paradigma de la interacción entre el cerebro, las emociones y el resto del cuerpo. Los desencadenantes pueden ser muchos hasta impresiones fuertes como una boda de un hijo, una fiesta sorpresa de cumpleaños, el nacimiento de un nieto, la pérdida del trabajo o de los ahorros, ganar el premio gordo de la lotería, un accidente de auto y la muerte de un ser querido.
Además, el síndrome del corazón roto puede aparecer después de intervenciones quirúrgicas o como un efecto secundario de ciertos tratamientos médicos.
Los síntomas del síndrome del corazón roto se parecen mucho a los de un infarto
El cuadro clínico de esta patología es parecido al de un infarto agudo de miocardio, con respiración difícil, arritmia cardíaca y un fuerte dolor en el pecho. Por otro lado, las pruebas clínicas como los biomarcadores en sangre y el electrocardiograma revelan un patrón que coincide con el de un infarto convencional. No obstante, el cateterismo no consigue ninguna obstrucción de las arterias coronarias.
En la actualidad el consenso que existe en la comunidad médica señala que la base fisiológica se encuentra determinada por un brusco aumento de la adrenalina generado por hiperactivación del sistema nervioso simpático. El cuál es el responsable de mediar las reacciones de lucha o huida.
La deformación del órgano durante el síndrome del corazón roto, parece estar determinada por las diferencias de expresión de los receptores de adrenalina localizados en el ventrículo izquierdo.
No hace justicia a su nombre
Por fortuna, esta patología no hace justicia a su nombre y la tasa de complicaciones mayores es bastante baja si no se presentan comorbilidades (aparición de otros trastornos). No siendo necesario la administración de un tratamiento específico.
La lesión que ocurre en el corazón es transitoria, el órgano vuelve a curarse solo prácticamente en cuestión de pocas semanas. Aunque algunas investigaciones conllevan a que queda una pequeña lesión en el corazón que a largo plazo podría generar otras complicaciones.
En España, el síndrome del corazón roto tiene una incidencia del 0,2 % de los ingresos hospitalarios, lo que para el país supone unos 80.000 casos al año. Se presenta fundamentalmente en mujeres (cerca del 90 % de los casos). Y se ha vinculado además a bajos niveles de estrógenos presentes después de la menopausia.
Adicional a los factores hormonales, problemas psiquiátricos previos y la predisposión genética parecen influir en la aparición de esta patología.
A pesar de que todavía queda mucho camino por andar para poder predecir qué personas tienen más probabilidades de sufrir el síndrome, una reciente investigación ha hallado diferencias importantes en los patrones de interconexión del cerebro entre los pacientes que han padecido el síndrome del corazón roto ante controles sanos del mismo sexo y edad.
Lo que podría abrir el camino al conocimiento predictivo y a un posible tratamiento preventivo de la enfermedad.
En todo caso, se pudiera afirmar que los estoicos están totalmente protegidos ante el síndrome del corazón roto. Posiblemente el tratamiento preventivo pudiera consistir en volver a leer a Séneca o a Marco Aurelio.