Los drones ya han salvado vidas en misiones de rescate, transporte de órganos o trabajos en altura. Pero los increíbles usos recientes, como el transporte de personas o la entrega a domicilio, han tardado en desarrollarse debido a la regulación y la conciencia pública de sus riesgos.
Evolución de los vehículos hasta los drones
En 1865, el asombroso avance de la primera locomotora a vapor causó sensación, conmoción y terror en las calles de Gran Bretaña. Tan terrible que el parlamento británico tuvo que aprobar la “Motor Vehicles Act”.
La cual obligaba a los primeros coches a obedecer dos reglas extrañas en la carretera: en las ciudades no podían superar los 3 km/h y sus pasajeros debían estar formados por tres personas adultas, una de los cuales siempre debían circular delante de un coche con bandera roja para advertir a los transeúntes.
Modelos y condiciones de uso. Las innovaciones legislativas frenaron la industria del automóvil durante décadas, pero gradualmente ayudaron a integrar sus primeras creaciones en el paisaje urbano. Llevaron a los ciudadanos a aceptar que sus beneficios superaban con creces los riesgos y a desarrollar sistemas que minimizaban los peligros.
Más de medio siglo después de la Ley de locomotoras, la industria de los vehículos aéreos no tripulados (más conocidos como drones) se enfrenta a un dilema similar. La tecnología ha alcanzado un cierto nivel de madurez, y algunas de sus primeras aplicaciones han comenzado a demostrar que sus capacidades de vuelo no humano pueden salvar vidas en todo tipo de aplicaciones y misiones, tanto cercanas como lejanas.
Drones de ataque ucranianos
Sí, los aviones autónomos también se han utilizado en ataques suicidas rusos contra civiles en Ucrania, y Ucrania ha adaptado pequeños drones comerciales para realizar operaciones de guerrilla contra los invasores. Así que no sorprende que estas maravillas aéreas sigan siendo aterradoras. Miedo a que nos ataquen, miedo a que nos caigan encima, miedo a que invadan nuestra intimidad o provoquen un accidente.
Es por eso que algunas de las aplicaciones más increíbles todavía están esperando su oportunidad de ver la luz del día. No porque la tecnología no pueda desarrollarlos, sino porque los legisladores deben asegurarse de que no amenacen la integridad de las personas y las naciones.
Aníbal Ollero, catedrático de Sistemas y Automatización de la Universidad de Sevilla. Dijo que, se seguirán viendo drones en aplicaciones donde ya existen, como logística, situaciones de emergencia, inspección y mantenimiento de infraestructuras, trabajo en altura (que es la primera causa de accidentes mortales en el mundo); transporte de mercancías y pasajeros, aunque la los dos últimos pueden tardar más, porque implican mayores requisitos de seguridad para validarlos.
Laboratorio de Robótica Aérea en España
Considerado por Scopus como el investigador más prolífico en el campo de los vehículos no tripulados del mundo, Ollero es responsable de proyectos de referencia internacional relacionados con drones biónicos (moviéndose por aleteo, moviéndose como pájaros). Y robots manipulados por aire, destacando la importancia científica del campo en España.
“Tres personas en mi laboratorio están entre los cinco mejores del mundo, y somos líderes en el desarrollo de ortópteros inteligentes”, enfatizó Ollero.
Percepción social hacia los drones
Otra clave para la expansión de los drones, explicó el experto, será el hecho de que la gente conozca y acepte sus aplicaciones. En área en la que se ha avanzado mucho en los últimos años gracias a los primeros usos civiles. “Cuando Rusia usa drones para bombardear, el enfoque vuelve al uso militar, lo que puede retrasar el despliegue de drones, pero no creo que lo detenga”, afirmo Ollero.
Y agregó que, de hecho, todas las señales apuntan a lo contrario: antes de que finalice la década, veremos drones y servicios de taxi aéreo introduciendo entregas de paquetes de última milla a gran escala. Los taxis aéreos vencen en 2030.
McKinsey & Company ha realizado diversos estudios que reflejan a la perfección la evolución de la industria. En 2012, el valor de producción de la industria estadounidense de drones fue de 40 millones de dólares estadounidenses. Para 2017, ese número había aumentado a mil millones, y las estimaciones actuales para 2030 son de decenas de miles de millones, creando cientos de miles de empleos concretos.
Lo mismo ocurre con la percepción social. En 2016, solo el 44 % de los estadounidenses apoyó el uso de drones para la entrega de paquetes. En marzo del año pasado, la misma consultora encuestó a 4.800 personas de 6 países (China, Alemania, India, Polonia, Brasil y Estados Unidos). De las cuales entre el 15 % y el 20 % se encontraban de acuerdo y dispuestas a usar un taxi aéreo. Tanto así, que el número llegaba hasta el 38 % en el caso de la India.