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Desde que Elon Musk el pasado 27 de octubre hizo efectiva la compra de Twitter, la sensación de descontrol es absoluta. El controvertido magnate ha tomado una serie de decisiones que no han tenido el efecto esperado y tienen a los suscriptores de la red social en vilo. Conteniendo con mucha dificultad una fuga de usuarios y anunciantes que ya ha comenzado.
Una sensación de descontrol provocada por las particulares decisiones de Musk
Una pregunta que todos se hacen, ¿qué pretende hacer Musk con Twitter? Nadie conoce la respuesta, solo el magnate la puede responder. Los motivos que presentó Musk para la adquisición de Twitter fueron, la eliminación de “bots” y aquellas cuentas que servían para la desinformación; pero, sobre todo, garantizar la libertad de expresión.
Pero las primeras decisiones que ha tomado el magnate no van precisamente en esa dirección. Ya que a los 44 mil millones de dólares que le ha costado la compra de la red social, hay que sumarle los 13 mil millones de dólares de la deuda que tiene la empresa, una brecha que tiene que cerrar de cualquier manera y que continúa aumentando día tras día.
Es muy posible que sea precisamente por esa razón que Musk haya tomado las primeras decisiones que han llevado a Twitter a la situación actual y han generado una sensación de descontrol. ¿Cómo hallar la forma de que la empresa sea rentable? Reduciendo los costes e incrementando los ingresos. Lo primero lo está atacando con un plan agresivo de despidos. Y lo segundo, imponiendo un modelo de pago que ya venía en marcha.
Malas decisiones que provocan la sensación de descontrol
Con la llegada de Elon Musk a Twitter también llegó una ola de despido que arrasó prácticamente con el cincuenta por ciento de la nómina el 4 de noviembre. Esa primera estremecida provocó que la empresa pasara de 7.500 empleados a cerca de 3.800 trabajadores. Una decisión que afectó a la parte laboral y técnica de la plataforma social.
En esa primera ola de despidos estaban alrededor del 80 % de los ingenieros que allí trabajaban. Tanto así que ese mismo día se les pidió a algunos ingenieros que regresaran a sus puestos de trabajo en Twitter.
En este sentido, el magnate trajo de Tesla a una parte de su plantilla, pero si se ha trabajado con códigos, uno se puede hacer la idea de lo complejo que significa el tener que hacerse cargo de un programa que ha diseñado otra persona. Por su puesto que no es nada sencillo, y menos fácil cuando se trata de un producto que ya está en funcionamiento.
El ultimátum al personal, jornadas de 12 horas y condiciones duras
Sin embargo, no ha sido suficiente, y en esta parte es que entra la decisión mas controversial, y que provocó que la gente se planteara la forma de Musk de manejar la empresa. El multimillonario dio un ultimátum a todo el personal de la empresa, para que se quedara quien estuviera verdaderamente comprometido con Twitter. Lo que se puede traducir en quienes estuvieran dispuestos a trabajar doce horas al día, todos los días de la semana y en condiciones duras.
El plazo: el día 17 de este noviembre hasta las 17 horas. Más de mil trabajadores no aceptaron las condiciones y dejaron en ese instante su puesto en la empresa. Entre quienes se quedaron, seguramente estaban muchas personas con visados H1 o H2 que realmente necesitaban su trabajo para poder continuar en el país.
Gente con 10 y 11 años de experiencia en la compañía. Una década de conocimiento tirados por la borda. Departamentos de ochenta y cien trabajadores reducidos a tan solo dos empleados. En algunos casos, departamentos completamente vacíos.
Nadie estaba seguro sobre si alguien podría garantizar la gestión de las copias de seguridad. Todo eso provocó que el día viernes 18 de noviembre la comunidad de Twitter estuviera a la expectativa para ver en directo la caída de la plataforma social. Por fortuna para muchos, quizá no para todos, aun la empresa continúa su marcha.
Twitter Blue, la verificación de las cuentas y cuentas parodia
Aunque el momento más terrible sin duda alguna se lo lleva la verificación de las cuentas. Ya estaba presente en determinados lugares un servicio, el denominado “Twitter Blue”. El cual le daba acceso al usuario a funciones extras por un valor de $ 2,99, permitía la eliminación de anuncios, editar o destacar tuits o carpetas para salvar elementos. Por otro lado, la anhelada marca azul se podía alcanzar gratis si la persona podía demostrar si era una marca o alguien de relevancia.
Musk llegó con una gran idea sobre este asunto, sugerir que el usuario que quisiera mantener la marca azul debía pasarse a este programa y pagar por ella $ 20 mensuales. No era pagar por la cuenta verificada sin más, solo había que entrar en dicho programa para optar a la cuenta verificada. Por su puesto, que muchos usuarios se indignaron. Y una de las respuestas más aplaudidas fue la del escritor Stephen King.
A lo que el controversial magnate le contestó con la rebaja a los $ 8 que se quedaron fijos. Sin embargo, a los pocos días de haberlo activado se halló con cuentas parodia verificadas que podrían ser confundidas con las verdaderas. Como la cuenta de los expresidentes Tony Blair y George W. Bush, la del jugador de la NBA LeBron James, o la propia cuenta de la compañía Tesla.
El modelo freemium
Uno de los casos más sonados fue el de la cuenta falsa del gigante farmacéutico Eli Lilly, en la cual se anunciaba que la insulina iba a ser gratis, lo que llevó a una caída en bolsa de esa compañía de un 4,3 %.
Y para mayor complicación, apareció una segunda marca con el “tick” y el término “oficial” para cuentas de compañía y organizaciones principalmente. En la actualidad tanto la validación de cuentas como el servicio de pago se encuentra interrumpido.
Sin embargo, se trata de un movimiento que llegó para quedarse. Musk desea para la red social un modelo “freemium”. El cual combina usuarios gratis con usuarios de pago por servicios extra. De esta manera se busca disminuir la dependencia de los anunciantes.
El objetivo de esta modalidad es alcanzar un cincuenta por ciento de cuentas de pago. La media en la actualidad en esta clase de modelo de negocio está alrededor del 1 %, con algunas excepciones, como el caso de Dropbox, que puede alcanzar el 4 %. La única rareza es Spotify, que cuenta con 20 millones de usuarios de pago de un universo de cerca de setenta y cinco millones de personas. Aunque ni siquiera esta empresa se acerca al porcentaje tan ambicioso que busca Musk.
Mastodon como alternativa a Twitter
La sensación de descontrol en Twitter generada por el propio Musk, hasta los momentos el único efecto que ha logrado es que una cantidad significativa de usuarios hayan abandonado la red social. Se cree que la cuenta oficial ha perdido hasta ahora un millón de seguidores.
Por otro lado, muchos de los desertores de Twitter se han creado una cuenta en un servidor bastante parecido pero un modelo un poco diferente, se trata de Mastodon. Esta es una red social también de “microblogging”, pero que, en lugar de ser centralizada, está distribuida en una federación de servidores independientes.
En Mastodon la persona se puede crear una cuenta en cualquiera de los servidores, como una cuenta de correo electrónico. Sin embargo, se puede seguir a los demás usuarios de los demás servidores. Es algo así, como tener una cuenta en Whatsapp, Signal o Telegram y estar en grupos combinados de todas estas aplicaciones.
Esta alternativa no es perfecta y además tiene sus claros y oscuros, como la cámara de eco que se crean al encontrarse en comunidades cerradas. O la falta de privacidad en algunos servidores y el coste para su mantenimiento.
Al parecer se verán cambios profundos en Twitter en un corto plazo, unos buenos y otros no tan buenos. No hay que olvidar que esta red social le pertenece a Musk, y él puede hacer con la empresa lo que quiera. La persona decide si se queda o se va, nadie obliga a los usuarios de Twitter a quedarse. Y tampoco se debe olvidar que existen otras alternativas para expresarnos y comunicarnos.